20 de noviembre.
Manhattan, distrito de New York. Estados Unidos.
Ya nos encontrábamos en mi auto, hace menos de 10 minutos habíamos salido del parqueadero de la universidad. Mas no sabía hacia a donde nos dirigíamos, fue hasta que Ezra habló. –¿A mi apartamento o al tuyo? – Pregunto él, literal me leyó la mente porque no sabia a donde nos dirigíamos.
Podría decir que fuéramos a su departamento, pero eso sería ponerlo en peligro, o... decirle que vayamos al mío y mostrarle por primera vez a alguien donde vivía y eso significaría dejar de un lado todas mis precauciones y poner en juego mi propia seguridad. Al ver que no respondo, él simplemente gira el volante y termina por orillar el carro para evitar cualquier problema con el tráfico, al orillarse termina por prender las luces estacionarias.
Aun con el motor encendido, con una mano en el volante, gira su cabeza para mirarme fijamente a la espera de que le responda. No debería hacer esto, pero... –Vamos a mi departamento. – Le digo seria. No termine de hablar cuando ya me había inclinado hacia la pantalla de mi carro y le ponía mi dirección en el GPS.
No demoro en terminar de colocar la dirección cuando él ya vuelve a ingresar a la vía principal, quitando las estacionarias. Trato de poner música para que el recorrido no se me haga tan largo hasta mi apartamento, busco entre mi playlist de Spotify del celular algo que funcione para tranquilizarme; termino por poner Night Changes de One Direction; lo sé, ya paso de moda, pero es mi banda favorita y me ayuda a calmar mi ansiedad. Pero sin importar eso, sigo estando muy ansiosa, termino por bajar la mirada a mi regazo y me doy cuenta de que me siguen temblando las manos.
Asumo que él termino por darse cuenta del leve temblor que tienen mis manos, ya que lo primero que sentí tras un largo silencio solo escuchando la voz de Zayn es el toque de su mano entre mis manos, levanto leventemente la vista y me fijo que nos encontramos esperando que el semáforo en rojo termine por cambiar, giro la cabeza y me fijo que él tiene su brazo derecho estirado acariciando mis manos con su dedo pulgar.
No puedo negar que su gesto fue muy tierno y que realmente me tranquilizo. Termine por levantar mi cabeza para para sonreírle, él hizo lo mismo antes de volver a arrancar. En ningún momento soltó mis manos. Dios que lindo.
Nos la pasamos todo el recorrido en silencio escuchando mi playlist con su gran variedad de música, porque si, puedo estar escuchando pop en inglés, pasar a un rap en francés o en español, luego electrónica, una que otra canción con la música típica de Islandia que escuchaba Theo, también heavy metal en alemán y uno que otro reguetón. Lo sé muy variado, pero he tenido que vivir en tantos lugares desde que logre escapar hace ya cerca de 10 años, que he tenido que aprender varios idiomas y conocer muchas personas para poder adaptarme.
Mira en repetidas ocasiones cuanto tiempo faltaba para llegar a mi apartamento.
5 minutos.
Volví a mirar a la ventana aun sintiendo la leve caricia de su pulgar sobre mis manos.
3 minutos.
Dios, que tortura.
1 minuto.
Ya estábamos a tan solo una manzana del parqueadero de mi apartamento.
Llegamos. Al fin.
Este podría ser el comienzo de otro problema más, de más muertes y más dolor. O podría ser el comienzo de una nueva oportunidad y de una nueva vida. Solo Dios y el destino sabrán qué consecuencias tendrá esta conversación a futuro, solamente espero que sea algo bueno.
–¿Cuál es tu parqueadero? – Pregunta Ezra después de ingresar. – El 305. –
Él empieza a subir por la rampla hasta el tercer piso. No demora en parquear y apagar el motor. – Todo estará bien Aria ¿Sí? – Yo solo puedo asentir en lo que abro la puerta para poder salir. No sé si su afirmación sea cierta, conozco de lo que es capaz él y no quiero que ni él ni Lily salgan lastimados por mi estupidez. El poder respirar aire del exterior se siente como revivir, me hacía falta. Dentro del auto sentía que me estaba quedando sin oxígeno.
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En La Oscuridad
Mystery / ThrillerCada uno trata de vivir su vida con el fin de ocultar su pasado, tratando de ocultar sus más oscuros secretos ante la vista de los demás y sin dejar que nadie entre en sus vidas más allá de lo que dejan ver. Pero, llega en momento en el que se encue...