Junio del 2026
Ciudad de México, MéxicoPABLO...
No suelo ser una persona muy puntual que digamos, y aunque esté ansioso por donde estoy, eso no fue lo suficiente para llegar temprano. Por más que lo intenté, por más que puse una alarma para dormir 8 horas, iba tarde al entrenamiento. Las sábanas no se me habían quedado pegadas, es más, me había despertado hace dos horas y confiando de que llegaría puntual, me quedé mirando el móvil.
¿Era normal seguir pilladísimo por mi ex?
No la veía desde hace 3 años y 205 días. Sería un poco loco si dijera con exactitud la hora, podría decirla con mi móvil y la calculadora en mano, pero estaría loco.
El punto es que el tiempo se me pasó rápido viendo la última publicación de Valeria Martina Rosón Blair, o como todo el mundo la conocía "Blair", pero para mí se había quedado en la jovencita de 16 que susurró su nombre con una sonrisa divertida.
Ver la sonrisa de Val en las fotos de su última publicación, me hizo sonreír. Eran 5 fotos, la primera ella sonriendo, la segunda ella con flores, la tercera una foto de libros, la cuarta ella bailando, la quinta ella viendo F1, la sexta ella con su café, la quinta ella sonriendo al ver sus 3 libros en físico. Se veía tan hermosa. Su piel perfecta, su naricita, el sutil maquillaje que resaltaba sus ojos y mostraba ese brillo. Ese brillo que me hacía saber que ella era feliz.
Ella estaba feliz.
Ella sanó.
Y no me busco.
Le di "me gusta" con la esperanza de que volviera a notarme, que después de no escribirnos por unos meses volviera a hacerlo. Esperaba ello; esperaba que al regresar del entrenamiento le diera "me gusta" a la publicación que subiría.
Eran nuestras pequeñas migajas que nos seguían uniendo, dándonos likes, respondiéndonos historias de vez en cuando, felicitándonos por fechas especiales o logros importantes. Pero solo se quedaron en eso, en pequeñas migajas que nos lanzábamos de vez en cuando.
Dolía un poco, pero estaba seguro de que la volvería a encontrar. Un amor como el de nosotros no se podía ir tan fácilmente.
Además tenía una corazonada.
Viajaría a los Estados Unidos después del primer partido de fase grupos y esta vez sí le pediría vernos.
Me apresuré a presionar el botón del ascensor; iba retrasado, la hora del desayuno se me había pasado volando y solo me había dado tiempo para bajar al comedor e ir por un batido. Me estaba yendo apresurado hacia el campo donde sería nuestro primer entrenamiento, pero mi cabeza estaba en otro lugar (o mejor dicho en alguien) y me había olvidado de los botines.
Presioné con más fuerza el botón, como si el ascensor abriera más rápido sus puertas al tener mi dedo pegado ahí.
—Por fin —dije cuando las puertas se abrieron. Entré a la habitación metálica y volví a presionar otro botón para que las puertas se cerraran.
Busqué mi móvil en el bolsillo de mis shorts y solté una palabrota al notar que no lo había traído conmigo. Miré la pantalla que decía en qué piso estábamos y volví a decir otra palabrota al notar que el ascensor estaba subiendo, lo que me faltaba.
Bebí de mi batido y me pregunté qué hora era. Era un hecho de que estaba llegando tarde y que me llevaría un gran regaño, y que sin duda alguna necesitaría una gran excusa y un gran "no volverá a pasar".
Las puertas del ascensor se volvieron a abrir y, como un auto reflejo, estiré mi brazo hacia los botones para presionar el botón y que se cerraran las puertas más rápido, pero me quedé a mitad de camino al ver a la persona que tenía al frente.
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Tal vez, solo tal vez
RomantizmValeria y Pablo se despidieron con promesas que nunca pensaron romper. Después de todo, el para siempre que se juraron seguía en sus corazones. Casi cuatro años han pasado, y aunque Valeria ha intentado cerrar capítulos, los fantasmas del pasado aú...