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—Ya está todo listo, ¿y nuestros chicos?

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—Ya está todo listo, ¿y nuestros chicos?

—Están en la sala.

La madre de Joseph me sonríe mientras se quita el delantal. Aprovecho que hemos terminado para buscar mi bolso y sacar el estuche de maquillaje. Creo que es un buen momento para retocarlo un poco, y también quiero embellecer a la tía Caroline.

El joven rubio se retira, no sin antes robarse unas cuantas galletas. Me río por la expresión indignada de mi amiga.

—¡Me costó un mundo hacerlas! —reclama Alice, haciendo reír a la diseñadora.

El rubio solo le saca la lengua de forma infantil y se retira. Pronto veo que Sparky aparece por la puerta de la cocina, llamando la atención de todas nosotras. Se ve demasiado adorable con ese gorrito de Santa Claus. Alice no tarda en inclinarse y acariciarlo; parece que lo ama demasiado y temo que sus amenazas de robarlo se vuelvan reales.

—Es tan lindo —exclama Giovanna, acariciando su pelaje suave.

—Sí, solo que ya no es tan pequeño como antes.

—Tendrás que buscarle un espacio más grande —sugiere la tía Caroline con un tono juguetón—. A esa edad son muy inquietos y necesitan un buen jardín para jugar.

—Cierto, por eso se ve mejor en mi casa —expresa Alice, dándole un besito sonoro en la cabeza. Sparky se remueve y el gorrito cae al suelo, pero mi amiga no tarda en acomodarlo nuevamente, con cuidado de no lastimar sus orejitas.

Termino de aplicar el maquillaje a la tía Caroline y le extiendo un espejo para que se mire. Ella se observa con una sonrisa y me agradece. Luego retoco el mío, deslizando el labial por mis labios carnosos antes de presionarlos suavemente para fijar el color. Mi mejor amiga se lava las manos y continúa arreglando los últimos detalles en la mesa. Giovanna y yo comenzamos a colocar los platos, los cubiertos y demás utensilios.

No es una cena enorme, pero se siente lindo poder compartir este espacio con ellos, y más siendo una fecha tan especial.

Cuando todo está listo, vuelvo a la sala. Los cuatro hombres me miran curiosos, Joseph continua comiendo galletas al lado de su primo, Daemon se mantiene conversando con mi hermano y Matthew me mira con una sonrisa encantadora, parece quedarse mirando el color en mis labios, y es inevitable no sonrojarme un poco, porque incluso a distancia, su mirada tiene efectos sobre mí.

Pronto me acerco hasta quedar frente al doctorcito, quien continua tranquilo en el sofá, sus ojos recorren mi rostro con total admiración, parece cautivado por mi belleza. Y mi suposición es confirmada cuando pronuncia aquellas palabras:

—Te ves muy hermosa con ese labial. Me encanta.

Una sonrisa se dibuja en mis labios mientras me inclino ligeramente para quedar a su altura. Sostengo sus mejillas entre mis manos, sintiendo la textura de su barba, y pronto presiono mi boca contra la suya en un pequeño beso. Al separarme, veo cómo Joseph gira los ojos a nuestro lado, pero lo ignoro. Sin embargo, el roce de las miradas de Jackson y Daemon no pasa desapercibido, recordándome que no estamos solos en la habitación.

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⏰ Última actualización: Oct 19 ⏰

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Incendio (ECLIPSE libro #1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora