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Jimin despertó confundido en aquel lugar de paredes blancas con un fuerte y molesto a alcohol y medicamentos por lo que frunció levemente su ceño.

— donde estoy?

El rubio hablo y Hoseok de inmediato se levantó para atenderlo.

— De por Dios! Jimin estas bien? Como te sientes? Estas mareado? — lo abordo con varias preguntas pero al ver como Jimin agacho su cabeza y empezó a sollozar se detuvo — o-oye...

No tuvo respuesta el menor solo lloraba y las lágrimas resbalaban por sus mejillas ya enrojecidas, Hoseok solo suspiro y acaricio los cabellos del menor intentando consolarlo.

— Esta bien, ya pasará, Jeon es un idiota por no saber valorarte...

— No, el idiota soy yo por creer que el me correspondería — limpio sus lagrimas de manera agresiva y brusca — quiero ir a casa

Hoseok suspiro, sabía que Jimin solo estaba intentando acerce el fuerte.

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Ya había pasado 3 semanas desde aquel suceso pero para Jimin seguía siendo como si hubiera sido ayer, había bajado drasticamente de peso y se notaba el cansancio en su rostro debido al insomnio.

Sus padres estaban preocupados y aun no entendían el porqué su hijo estaba así, porque de la nada después de aquella fiesta no era el mismo, les dolía el alma verlo de esa manera pero ni siquiera Hoseok les había dicho nada.

Resulta que Jimin prefirió no decirle nada a sus padres sobre lo que paso con Jungkook ya que pensó que tal vez eso podría arruinar la amistad entre las dos familias, los domingos simplemente les decía a sus padres que quería quedarse o que Hoseok iría a visitarlo, la señora jeon lo iba a visitar de vez en cuando y le llevaba algo de comer pero aunque lo comía todo no podía evitar vomitar la mayor parte de lo que comía, iba de mal en peor.

Jimin había empeorado la última semana, ya que no solo estaba mal físicamente si no que su salud mental se había deteriorado llevándolo a tener pensamientos autodestrutivos casi suicidas y eso fue lo que sus padres ya no pudieron permitir, tenían que saber que había ocurrido o perderían a lo único que tenían en su vida su querido hijo.

— Hoseok debes decirnos que paso ese día — hablo el señor Park pero Hoseok no decía nada.

— Porque no hablas?! — grito la señora Park desesperada entre lagrimas — mi hijo prefiere morir antes que hablar con nosotros! Tu... tu eres nuestra única esperanza Hoseok — intento calmarse — porfavor — rogó.

— Jimin — soltó indeciso Hobi — el me hizo jurar qué no diría nada — bajo su mirada — lo siento.

— Mi hijo va a morir! — la mujer sacudió al menos tomándolo por lo hombros — el... él....

— Ya — la detuvo el señor Park.

— L-lo siento yo no puedo hacerlo, pero podría hablar con el si me lo permiten

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— Jimin

Hoseok entro a la habitación y ahí lo supo, se dio cuenta que debía romper su juramento, Jimin estaba mal no podía seguir así y menos por un simple desamor, no podía dejar morir a su amigo.

Jimin siempre fue un chico de mejillas rellenitas y rosadas y aunque no era gordo siempre se veía su buena alimentación en su cuerpo, sus ojos siempre tenían un brillo particular su cabello siempre se veía brillante y sedoso pero ahora no, ya no era el antiguo Jimin, su rostro estaba pálido, sus labios resecos, sus mejillas casi que ni se notaban, sus cuerpo estaba frágil y delgado, ese no era su amigo ese no era Jimin.

Maldición 🩸 ; Kookmin Donde viven las historias. Descúbrelo ahora