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Es bueno estar solo, es bueno si simplemente no quieres estar con nadie, si lo único que quieres es pasar un día en soledad, no es nuestra obligación ser encantadores, no es nuestra obligación ayudar siempre a los demás. .

Muchas veces vivimos con la presión constante de ayudar y servir a los demás, porque si no estamos dispuestos a ayudar a otros a alcanzar la felicidad arriesgando la nuestra, somos malas personas.

A veces debemos aprender a decir no, a saber poner límites.

A veces un simple no puede salvarnos, a veces una simple no puede salvar nuestro último rayo de felicidad.

Ya han pasado 5 meses y estaba por terminar el primer semestre, Jimin a pesar de que sus notas eran prácticamente excelentes ni estaba del todo emocionado debido a que probablemente deberia volver a Corea para continuar sus estudios allí a petición de su padre, y es que todos lo trataron bien y con el debido respeto al momento de llegar, y ni hablar de el hecho de que tenía muchos pretendientes y aunque Jimin era no se interesaba por nadie,  de vez en cuando se tomaba el atrevimiento de usar a chicos o chicas que gustaban de el solo para  distraer su mente, para olvidar los constantes pensamientos que inundaban su mente.

¿Y cual era ese molesto pensamiento?

Fácil.

El recuerdo de Jeon estaba en su mente.

Odiaba tener que usar a otras personas para no pensar en el y aunque nunca hubo nada más que besos y a veces un pequeño toqueteo, era lo único que podía hacer para que al menos por un tiempo Jeon saliera  de su mente, y tratando de sacarlo de su ahora mayor enemigo el corazón.

Para suerte de Jimin puedo conocer a un muy buen amigo, que desde el principio fue muy amable. Lo incluyo demostrando que era muy conocido en el campus por lo que Jimin también fue rápidamente reconocido por todos

— Mathias — Escucho al cabello rosado acercándose.

— Jimin, per l'amor di Dio! — hablo en italiano algo exaltado — ¡¿Dónde se supone que estabas metido?! ¡Te estuve buscando por todas partes!

— No te preocupes solo fue a despejar mi mente un poco.

Jimin hablaba en coreano a Mathias con tranquilidad ya este que estuvo antes en el país y tiene amigos provenientes de allí por lo que también prefiere hablar el idioma, para mantener el buen nivel de coreano.

— ¡Esta bien, ma por favor, avísame!

— ¿Puedes dejar de mezclar italiano con coreano? — Jimin dijo algo molesto ya que el de mechones siempre hacia lo mismo.

— Lo siento amico mio, pero se me hace inevitable.

Jimin lo miró a los ojos , hizo una mueca y continuó hablando con su amigo.

El día era lento y aburrido para Jimin, la noche llego, Mathias estaba viviendo en los dormitorios del campus y Jimin le había pedido a su padre un departamento para estar solo.

Se dirigió a su auto dispuesto a entrar, pero una chica se le acercó de la nada.

— Ciao Jimin — hablo con una voz melosa— ehi, mi chiedevo se potessi farmi un favore

[— Hola Jimin — hablo con una voz melosa — oye, me preguntaba si podrías hacerme un favor.]

— Scusami, forse ti conosco — pregunto con el ceño fruncido, la chica iba a responder pero el no la dejó, solo suspiro fastidiado — Mi dispiace, non ho tempo per fare favori. 

[— Lo siento, tal vez te conozco — pregunto con el ceño fruncido, la chica iba a responder pero el no la dejo, solo suspiro fastidiado y volvió a hablar — Lo siento, no tengo tiempo para hacer favores.]

Maldición 🩸 ; Kookmin Donde viven las historias. Descúbrelo ahora