escena alternativa: en el baño

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esta escena tomaría lugar al comienzo de la historia, si eunsang hubiese recorrido otro lugar de la casa al separarse de sus amigos.

eunsang sentía la piel erizada a cada paso que daba por el pasillo oscuro y sofocante de la mansión. las luces parpadeaban intermitentemente, proyectando sombras que parecían retorcerse en las paredes. los otros chicos se habían separado hace rato, y desde entonces, el miedo había comenzado a asentarse como una piedra en su pecho.

"¿dónde están?" pensaba, aunque sabía que gritar sus nombres no haría más que atraer lo peor.

caminó un poco más hasta que, casi por accidente, encontró una puerta entreabierta: era el baño. no le hubiera prestado atención de no ser por el sonido del agua corriendo, algo tan común en un lugar tan inquietante lo detuvo en seco. añ principio, el ruido apenas se distinguía, como si alguien hubiera dejado una llave mal cerrada, pero cuanto más se acercaba a la puerta, más fuerte se volvía, ¿por qué no se detenía? un sudor frío le recorrió la espalda.

el pelirrojo tragó saliva, notando cómo su garganta estaba seca por la tensión. agarro el pomo de la puerta con cuidado y empujó lo suficiente como para que se abriera del todo. el grifo del lavabo estaba completamente abierto, dejando que el agua cayera en un torrente continuo. tofo lo demás estaba en silencio absoluto, como si el tiempo en ese lugar estuviera congelado.

-¿hola? -preguntó en voz baja, sin esperar respuesta alguna.

no había nadie. dio un paso adelante, lentamente, sus ojos barriendo cada rincón del cuarto. el espejo estaba empañado, pero no por el vapor... sino por algo más. algo parecía haber dejado marcas en la superficie, como si alguien hubiera pasado los dedos por el cristal. la sensación de que algo no estaba bien lo envolvió por completo.

el sonido del agua era casi ensordecedor ahora, como si lo estuviera llamando, exigiendo su atención.

se inclinó para cerrar el grifo, pero cuando sus dedos tocaron la fría superficie del metal, sintió algo extraño. una vibración, como si el agua misma estuviera cargada de una energía que no podía entender. algo antiguo y maligno.

de repente, la puerta se cerró de golpe detrás de él, y el eco resonó en las paredes. eunsang se dio la vuelta, pero no vio a nadie. antes de que pudiera alcanzar la puerta para irse y continuar con la búsqueda, el sonido del agua cesó abruptamente.

y el silencio que le siguió fue aún peor.

eunsang apenas podía respirar mientras su mirada se deslizaba hacia la cortina de la ducha. un tirón en su estómago le decía que no la abriera, que saliera corriendo de allí, pero su cuerpo, rígido por el miedo, apenas le obedecía. algo le hacía saber que detrás de esa cortina aguardaba algo terrible, algo que no podría olvidar, porque alcanzaba a divisar una sombra.

con la mano temblorosa, agarró la cortina y la abrió de golpe.

sus ojos se abrieron desmesuradamente. ahí estaba seongjun.

colgado de la barra de la ducha, con una cuerda gruesa atada a su cuello, su cuerpo inerte balanceándose ligeramente sobre la bañera. su piel, que solía ser cálida, estaba ahora pálida y sin vida, sus ojos entreabiertos, vidriosos, mirando hacia la nada. eunsang sintió que todo el aire lo abandonaba al ver la expresión congelada en el rostro de su amigo. gotas finas de agua caían desde el borde de la bañera, mezclándose con el charco de sangre que se extendía bajo el cuerpo.

todo el tiempo pareció detenerse, hasta que un ruido bajo y metálico llamó su atención.

eunsang retrocedió instintivamente, su respiración agitada y sus piernas tensas, a punto de echar a correr. fue entonces cuando lo vio.

emergiendo lentamente de la bañera, entre la sangre y el agua, una figura sombría se levantaba. sus movimientos eran torpes pero amenazadores, como si su cuerpo no estuviera del todo vivo. un cuerpo deforme, con una estatura que no superaba el metro y medio, pero encorvado, como si su propia anatomía le pesara. ojos hundidos y vacíos, pero brillantes con una malevolencia inhumana.

llevaba un traje raído, como si perteneciera a otra época, manchado de sangre seca. en sus manos sostenía un par de tijeras gigantes oxidadas, con las hojas abiertas como las fauces de una bestia esperando cerrarse sobre su presa. el sonido de metal raspando se hizo más fuerte cuando las arrastró lentamente, dejando un rastro de rayones en el suelo de la bañera.

giró la cabeza hacia eunsang, como si acabara de notar su presencia. los ojos, casi apagados, lo estudiaban con una calma perversa, como si estuviera midiendo el momento perfecto para atacar.

el cuerpo de eunssng, que antes parecía congelado por el miedo, reaccionó de golpe. salió corriendo del baño, empujando la puerta con fuerza, apenas viendo el camino frente a él mientras sus pies golpeaban el suelo de la mansión.

corría mientras sollozaba, con la imagen de seongjun colgado de la ducha grabada en su mente, mezclándose con la grotesca figura del asesino que lo había encontrado. las tijeras, el sonido del metal arrastrándose... todo lo perseguía.

giró bruscamente por un pasillo estrecho, esperando que el asesino no lo siguiera de inmediato. sabía que no podía correr eternamente, necesitaba encontrar un lugar donde esconderse, donde respirar y pensar por un segundo. p ocada puerta que encontraba estaba cerrada, y los pasillos parecían interminables, laberintos sin salida en los que el miedo lo envolvía cada vez más.

finalmente, vio una pequeña puerta al fondo del pasillo, apenas iluminada por una luz tenue. sin pensarlo dos veces, corrió hacia ella. sus manos temblaban tanto que le costó abrirla, pero cuando finalmente lo logró, se coló adentro y cerró la puerta detrás de él en silencio para no delatarse, aguantando la respiración.

el lugar era pequeño, tal vez un viejo armario o una especie de despensa. apenas había espacio para moverse, pero eso no le importaba. se acurrucó en el rincón más oscuro, abrazándose las rodillas mientras intentaba calmar su respiración descontrolada. el sonido de sus propios sollozos quedaba ahogado por el latir ensordecedor de su corazón.

no podía dejar de verlo en su cabeza. los ojos sin vida de su amigo, la cuerda tensa alrededor de su cuello, y la bestia con las tijeras gigantes, que probablemente aún lo buscaba.

se tapó la boca para no hacer ruido, sintiendo las lágrimas caer sin control. sabía que necesitaba pensar, idear un plan para salir de esa maldita mansión, pero el miedo lo estaba destrozando. "no puedo morir aquí", se repitió, intentando convencerse.

el eco de pasos resonó en el pasillo: el asesino estaba cerca. eunsang apretó los ojos, deseando con todo su ser que no lo encontrara.

la torre del reloj   |   bdcDonde viven las historias. Descúbrelo ahora