VII

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esa cosa no podía ser humana. nada podía seguir con vida estando tan carcomida. un enorme bebé, o más bien un horroroso y colosal monstruo. tenia agrietada la piel, violeta y llena de moretones y rojeces. sus enormes ojos, revestidos por una mucosa amarilla e inyectados de sangre. no tenía labios; sus dientes asomaban. estaba lleno de llagas, los escarabajos reptaban y trajinaban por su cuerpo.

se arrastro por el piso, retumbando levemente por cada vez que apoyaba sus regordetes brazos. eunsang corría con desesperación a unos cuantos metros; todavía no caía en que todo era real, que sus amigos estaban muertos y que estaba escapando de un monstruo, un monstruo de verdad, no uno hecho a computadora como en las películas.

el cuerpo se le iba cansando poco a poco, casi ni sentía sus piernas. se tambaleó estando a metros de la pendiente, cayendo al piso y ensuciando su cara con un poco de tierra.

por unos segundos, no se movió, hasta que apoyo sus manos con firmeza y se volvió a poner de pie. podía sentir como aquel monstruo estaba cada vez más cerca de alcanzarlo. pero al mirar por la pendiente, eunsang cayó en porque no había cruzado por ahi en un principio; era una especie de lago. el agua era verdosa, llena de suciedad, parecía típica agua de alcantarilla, con ese olor húmedo y pútrido.

pero no le importo con tal de escapar. metió ambos pies al agua, sintiendo sus zapatillas y medias empapadas al igual que los bordes de sus jeans. lo alumbraban los candelabros, tanteó con su mano mientras avanzaba, hasta que llegó a la rampa de tierra que le permitiría tomar el camino de regreso.

apoyó sus manos, aferrándose, y luego sus piernas. pero solo pudo escalar unos centímetros, porque sus pies temblaron y se fue hasta el fondo, cayendo con lentitud hasta el inicio de la rampa. el agua le llegaba a las rodillas, e intentaba volver a subirse, pero su cuerpo no podía más.

—ah... ugh... —gimió, adolorido, mientras trataba de subirse una vez más. el monstruo salpicaba agua a un metro detrás de él, justo cuando eunsang llegó a la cima de la rampa. volteó la cabeza por unos segundos solamente para ver a esa cosa mas de cerca. el corazón se le paro por unos segundos.

enterrando sus uñas en el piso, tomó impulso con su otra mano y prácticamente se arrojo para subir, moviendo una de sus piernas para golpear una botella que estaba ahi, sin tapa y con un líquido que no sabia que era, en un intento de despistarlo, pero fue más allá de eso. la botella se llevó junto a ella el candelabro y las llamas se encendieron en el cuerpo del monstruo. amarillas, crepitantes. la caverna empezó a llenarse de humo, tenia un olor acre que irritaba los ojos y hacia picar la garganta. eunsang estaba envuelto en sombras y chispas.

—ah... —un aliviado suspiro salió de sus labios mientras se alejaba a pasos lentos, observando como poco a poco las llamas se iban apagando y las cenizas se iban hasta el fondo del agua.

de repente, sintió que la tierra se movía. fue un movimiento leve en los tres primeros segundos, pero luego fue un sacudón enorme. eunsang escuchó entonces un rugido impresionante, como de un mar en furia, o como si una fuerza superior viniera desde el fondo mismo de la tierra, arrasándolo todo. todo se mecía como frágil barca, hacia todos los lados.

—¡mierda!

gritó, corriendo en dirección a las grutas que dirigían a otros lugares. tenia que subir a la torre, era la única forma para derrotar a ese niño. ya había perdido todas las esperanzas de encontrar a seongjun, definitivamente. todo estaba perdido si las cosas no salían como planeaba.

en lugar de ir por el que entró, que lo iba a llevar a la escalera del salón con el mural, tomó el que estaba al lado. alcanzó a ver al final del sendero las puertas del elevador, corriendo con más rapidez hasta que quedó frente a este. los temblores en el piso no cesaban, y justo cuando una de las velas que colgaban en los árboles cayó al piso, apretó el botón para que las puertas se abrieran.

se apoyó contra la pared al entrar al elevador, los botones al costado se iluminaban dependiendo del piso, iban por el uno, eunsang presionó el botón tres. se dejó caer poco a poco mientras intentaba procesar todo en su cabeza.

—dios... —llevó sus manos a su frente, cerrando los ojos.  sihun estaba muerto, junghwan también, y seongjun... desaparecido. no atesoró sus últimos momentos con ellos, y perdió su última oportunidad por no ser cuidadoso.

y ya no podia hacer nada. absolutamente nada.

justo cuando el botón del piso tres se encendió, las luces se apagaron. desde el techo, se escucho una sonora carcajada. algo golpeó el ascensor, primero fue leve, hasta que él retrocedió y vio como las sangrientas y brillantes tijeras traspasaban el metal, abriendo un estrecho agujero. él. en ese momento, las puertas del ascensor se abrieron.

eunsang salió corriendo, con el niño pisándole los talones.

la torre del reloj   |   bdcDonde viven las historias. Descúbrelo ahora