III

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eunsang sopeso sus opciones y finalmente salio de aquella habitación una vez que el cuervo escapo por uno de los rectángulos cercanos al techo.

dejando la luz de la linterna encendida y sobre la mesa de trabajo, se dispuso a salir, cerrando muy lentamente la puerta. al menos las velas colgadas en los pasillos lo ayudaban un poco y le quitaban aquel miedo de estar solo y a oscuras.

continuo caminando por el tramo del pasillo, desde la distancia alcanzaba a ver una puerta más, se veia un poco mas alta y ancha que las anteriores. los chicos no habian tenido la oportunidad de ver estas partes de la casa, habian estado únicamente en el vestíbulo y no se habian movido de ahi hasta que desaparecieron.

sihun, junghwan, seongjun... ¿donde se metieron esta vez? pensó mientras poco a poco se iba acercando a la puerta. esperaba que pudiera abrirla, o en todo caso utilizar la llave que habia encontrado en la sala de estar del mismo piso.

quedo frente a frente de la puerta luego de unos segundos de seguir caminando. el picaporte de esta puerta era de una forma diferente, era rectangular y delgado, cuando los picaportes de las otras habitaciones o incluso de la puerta de entrada eran circulares y costaba un poco girarlos, le recordaba a las manijas que tenia el refrigerador de la heladeria local, donde guardaban muchos postres deliciosos que adoraba comer junto a junghwan, a sihun y a seongjun no le gustaban.

empujo el picaporte para ver si la puerta ya estaba abierta, pero no, no lo estaba. al parecer iba cerrada con llave. lo primero que eunsang quizo proba fue con la llave ' ala oeste ' que habia encontrado en la primera habitación. toco el bolsillo del saco por afuera y luego metio su mano opuesta, sacando asi dicha llave. estaba algo oxidada, con manchitas negras, y el cartón que colgaba con el nombre correspondiente parecia estar manchado con cafe por el color que tenia, un amarillo desgastado como si hubieran pasado muchos años.

con la mano algo temblorosa acerco la llave a la cerradura, probando para encajarla correctamente, decidio probar por los dos lados de la llave. hasta que con el segundo, el lado donde se veia el nombre de la ferreteria donde habia sido comprada, pudo encastrarla correctamente.

la giro una vez. la giro dos veces hasta que escucho un sonido proveniente de los engranajes y la puerta finalmente abrio. empujo con una de sus manos sin poner mucha fuerza y la abrio mas rapido de lo que habia pensado, haciéndolo completamente hasta que uno de los extremos de la puerta rozaba contra la pared,

ahi tambien estaba oscuro, salvo por...

el peculiar techo, o mas bien tragaluz, con el que contaba lo que eunsang suponia que era un salón. era de vidrio, entraba luz por este. luz nocturna, a lo mejor estaba justo abajo de la luna, no lo sabia. pero se sentía hipnotizado mientras lo miraba. los colores le atraian, habian muchos tonos de azul, rojo, verde y amarillo.

tenia forma circular, y el patrón y la manera en la que estaban colocados los cristales de colores le hacian pensar en una mandala como la que habian en los libros para colorear del orfanato. a seongjun le gustaba pintarlos y para eso siempre le quitaba sus lápices a eunsang, varias veces se los perdio pero supo ocultar bien sus acciones, hasta que una madrugada los tres chicos lo descubrieron en el comedor con el estuche de eunsang y una mandala a medio terminar.

se lo quedo mirando por unos segundos. en ese salon habian escaleras identicas a las del vestíbulo, por lo que lo mas cerca que había para ver el techo mejor era subir uno o dos pisos más.

hasta que el techo comenzó a cambiar ante sus ojos. unas rallas comenzaron a hacerse por el centro. eunsang abrio sus ojos como platos y retrocedio, golpeandose el talon con el costado de la puerta. jadeo sintiendo como el dolor comenzaba a recorrerle su pie.

podia escuchar el frenético sonido de que algo se estaba quebrando, mientras más rayas empezaban a hacerse y a marcar todo el cristal. lo que antes se le hacia precioso y le recordaba a una mandala, ahora parecia mas bien una enorme telaraña.

ante los ojos de eunsang, todo pasaba en cámara lenta. el techo se termino rompiendo a causa de que se fue quebrando, y alcanzo a ver aquel cuerpo caer en dirección al piso, estrellandose en el piso a tan solo metros de él.

un cuerpo que era familiar para él. piel palida, dos pecas debajo de sus pequeños ojos, nariz perfecta, labios con un dulce arco de cupido. cabello café, pómulos levemente marcados. y... una gran mancha de sangre en su estómago, la sangre bajaba por sus piernas.

su amigo junghwan empalado, muerto. con sus entrañas al descubierto, tendido en el suelo sin vida. y justo sobre él, removiendo unas enormes tijeras para podar, filosas... ¿eso era
un niño?

definitivamente era un niño. un niño deformado, encorvado y con un rostro que le hacía recordar a una momia o a un esqueleto.

—¡junghwan! —grave error de lee eunsang el haber gritado el nombre de su amigo aterrado.

el niño volteo muy lentamente, y se encontró con sus demoniacos con ojos blancos. tenia una tez enfermizamente pálida. eunsang nego con su cabeza muy rápidamente, con los ojos bien abiertos, y no dudo en echar a correr por el pasillo cuando aquel niño abrio y cerro sus tijeras antes de ponerse a perseguirlo.

las piernas de eunsang funcionaban a toda velocidad. él tampoco era el muchacho mas atlético, pero corria lo mas rápido que se le permitiera intentando escapar del horrible final que se imaginaba que tendria. su respiración era agitada, podia sentir los pasos de ese niño justo detrás suyo. al llegar a las escaleras no dudo en comenzar a bajarlas, eran tres tramos de largas escaleras que para su suerte contaban con una varanda de donde sostenerse.

podia oir sus pasos y los del opuesto con mucha claridad, pero eso no era lo que le importaba ahora. en sus oidos resonaba el ruido de las tijeras afilarse una y otra vez, trataba de no distraerse para asi no caer fatalmente por las escaleras.

en cuanto llego al primer piso, al vestíbulo donde todo comenzo, paso frente a la mesa y atravesó a toda la prisa la puerta por la que en un inicio lo había hecho la señora boah. siguiendo el camino mientras impulsaba su cuerpo a correr mas rápido, llego a la puerta.

agradecia a sus ancestros que no estuviera bajo llave, y rápidamente se introdujo en aquel cuarto, dando un fuerte portazo. estaba en lo parecia ser una bodega.

con prisa se dirigio hacia lo que parecia ser un mueble, todo negro, lleno de polvo que saltaba a la vista. se subio sobre él, poniendo sus manos en la parte de arriba de un anticuado armario, levantando una de sus piernas. cuando sintio como alguien se aproximaba a entrar, se apresuro en levantar su pierna izquierda y dar un salto, tambaleandose pero subiendose, al fin que no le llegaba ni a los hombros estando eunsang parado encima de la caja.

cuando menos se lo espero, eunsang ya estaba detrás del armario, cubierto por muchas cajas. la habitación se veia abandonada. se apoyo contra la pared, podia observar la puerta por el pequeño espacio que habia entre el armario y la pared. pero el corazón se le encogio cuando escucho la puerta abrirse repentinamente, alarmado, se cubrio la boca con la palma de su mano, sin emitir ningun sonido, el corazón le latia a mil.

podia escuchar el ruido de las tijeras arrastrandose por el piso, rasguñando y dejando marcas. pero esa angustia duró solamente unos segundos. cuando menos se lo espero, la puerta se volvio a cerrar; estaba solo de una vez por todas.

eunsang se contuvo en dar un suspiro de alivio y muy lentamente se incorporó, limpiandose los pantalones que estaban marrones por todo el mugraje que estaba tocando.

queria salir en busca de algo mas, en busca de una escapatoria.

la torre del reloj   |   bdcDonde viven las historias. Descúbrelo ahora