II

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eunsang se quedo en silencio por unos segundos tras haber dicho lo último. era un hecho que ni sihun, junghwan y seongjun se encontraban ahi. ellos no eran el tipo de personas que hacian esas bromas, y menos a eunsang, que no se bancaba del todo aquellos actos. la mansión ahora daba un aire triste, muy apagado, y lo unico que eunsang podia escuchar era su voz resonar con un eco por el techo.

avanzo hacia adelante intentando mantener la tranquilidad, pero apenas veia el camino, las luces estaban apagadas y la débil luz nocturna de las ventanas era lo unico que lo ayudaba. trataba de no mirar hacia atrás porque le daba miedo toparse con alguien. eunsang era un chico muy supersticioso. pudo notar las escaleras, y tambien los lujosos muebles de madera, eso queria decir que estaba a pocos metros de la puerta de entrada, porque recordaba como se veia, y que todos habían colgado sus abrigos ahi.

efectivamente, luego de unos cuantos pasos, pudo localizar la puerta. estiro una mano para sentir el frio picaporte, y giro este con su mano toda sudorosa, comenzaba a ponerse algo nervioso. si se tratara de una broma, sihun ya no hubiera aguantado y estallaria en carcajadas mientras junghwan y seongjun trataban de callarlo, pero no. no habia un sihun riendo, ni un junghwan haciendose el desentendido. no habia nada mas. eunsang podria jurar que estaba soñando, o que la leche de platano que desayuno esa mañana no se encontraba en buen estado y le estaba afectando algo mas que el estómago.

por mas que tratara de girar miles de veces el picaporte, la puerta no cedia. intento manteniendolo apretado por unos segundos, pero aun asi nada. tampoco recordaba haber visto si habia sido cerrada con llave por la señora boah o no.  la señora boah... ¿donde rayos estaba? no era posible que haya ido tan rapido por los chicos y lo dejara a su suerte en una mansión tan grande.

— no se abre.

reflexiono en voz baja eunsang, quitando su mano del picaporte. estaba empezando a sentir frio. miro al costado, donde estaba el perchero. pero su chaqueta no estaba ahi, es mas, la se sus amigos tampoco. solo un saco negro largo y viejo, el que la señora boah se quito cuando entro. y no dudo en agarrarlo y ponerselo, despues de todo le quedaba a su medida. tenia un aroma raro pero embriagante, como a cítrico, le recordaba a un desodorante de ambiente y le gustaba.

se mordio el labio mientras ahora observaba el pie de las enormes escaleras de yeso, y se fue acercando a esta. incluso podia escuchar sus propios pasos del silencio que reinaba en el lugar, era como si no hubiese nadie mas.

poco a poco comenzo a subirlas, con su mano sobre el borde. sentia que en cualquier momento se iban a desmoronar y se iba a romper la espalda, estaba empezando a tomarse enserio aquel tema de que todo era una estupida pesadilla. qué se habia quedado dormido en el viaje a la mansión y que sihun le estaba dando bofetadas para despertarlo, pero no, no lo era.

cuando llego al pasillo del segundo piso, noto algo diferente, no estaba tan oscuro. habían unas velas colgadas en las paredes, velas gruesas y con la llama aún encendida, cera chorreando por los costados. eso al menos dio unas pequeñas esperanzas de que no tenia que alarmarse, que todo estaba bien. con mas seguridad empezo a caminar por el pasillo.

la primera puerta que vio fue la que decidio abrir. la luz de esa habitacion estaba apagada. tanto con su mano derecha sobre la pared, en busca del interruptor, no planeaba quedarse a oscuras todo el tiempo y depender de una vela. en cuanto percibio que no estaba tocando la pared si no otra cosa, no dudo en presionar.

la luz lo sorprendio un poco, era bastante fuerte. se cubrio los ojos con las manos y luego froto sus puños contra sus párpados, suspirando. habia una chimenea, dos sillones que se enfrentaban entre si y una mesita ratona. se vería acogedor solo si no se encontrara en pleno silencio. habia otra puerta ahi, no dudo en abrirla, para su sorpresa tambien estaba abierta.

esta vez era una habitación. dos camas de una plaza, una al lado de otra, con sábanas de diferentes colores y almohadas blancas. y habia un loro en una jaula sobre la cómoda, donde tambien se ubicaban algunos productos de higiene personal. sin embargo, prefirio no meterse en eso.

—¿ah? —pero algo en el escritorio capto su atención. habia una foto enmarcada, de tamaño relativamente pequeño, pero el cristal estaba roto. podia solo ver a dos niños, era una foto en blanco y negro.

¿qué podia hacer eso ahi? tenia entendido que el señor lim no tenia hijos o algo por el estilo. aunque tambien podrian ser sobrinos u otros familiares. abandono la habitación tan rapido como pudo.

volviendo a la "acogedora" sala de estar, eunsang se inclino para mirar de reojo el librero. habia una caja forrada con cartulina barata abajo de todo, y no dudo en agacharse para revisarla simplemente por curiosidad.

habian un par de libros, puntas de lápices y lo que no espero encontrarse, una llave. la llave colgaba de un llavero que tenia un trozo de carton que rezaba "ala oeste", y por eso mismo no dudo en guardarla en uno de los bolsillos del saco, a lo mejor le podia servir de algo.

el ambiente ya lo estaba empezando a incomodar y ya fue por eso que decidio retirarse de la habitación, dejando la luz encendida. que las luces estuvieran apagadas simplemente aterraba a eunsang, porque nunca podria saber que habia a su alrededor si no presionaba el interruptor.

empezo a caminar muy lentamente por el pasillo, ahora teniendo una mejor visión podia saber a donde se estaba dirigiendo o si estaba a punto de chocar su cabeza contra una columna. pudo ver otra puerta al costado.

se acerco y palmeo el picaporte antes de girarlo con algo de brusquedad, empujando hacia adentro hasta que consiguio abrir la puerta. 

lo primero que vio fue oscuridad, otra vez las luces apagadas. solo entraba una débil luz por varios rectángulos que estaban en la parte mas alta de la pared, tocando el techo, como si se trataran de ventanas. torpemente avanzo hacia adelante, habia una mesa de trabajo ahi.

logro alcanzar a notar que habia una lámpara sobre dicha mesa. aquella tipica lámpara como las que solian tener en las bodegas del orfanato, que de vez en cuando los muchachos 'tomaban prestada' para ir a cazar luciérnagas por la noche mientras los demás niños dormian, con un alambre para que se pudiera sostener.

presionando el botón, la luz se hizo presente, y tratando de hacer el menor ruido posible empujo la lampara hasta el fondo de la mesa de trabajo, detestaba tener la luz tan cerca y sus ojos ya ardian.

al mirar a sus alrededores, el estómago de eunsang se removio. encima de la mesa de trabajo hacia un cuervo con parte de su cuerpo cubierto por un sucio trapo de cocina. carecia de cabeza, era solamente su cuerpo envuelto. tenia ganas de vomitar ante aquella asquerosa escena, porque incluso podia ver como gusanos pequeños y blancos se asomaban. queria borrarse eso de la mente ahora. ¿qué clase de persona sin corazón podria torturar de esa manera a un indefenso animal?

aparto su mirada, ahora encontrandose con otro problema. habia una jaula pegada a la pared en otra mesa, habia un cuervo ahi, pero este no estaba decapitado u descuartizado, estaba entero y haciendo suaves ruidos, lo que para eunsang fue bueno.

se inclino hacia él y miro detalladamente la jaula de metal, no tenia un candado o algo asi, simplemente una traba que tenias que quitar levantandola.

acerco dos de sus dedos para levantar el alambre de la traba, lo que hizo que poco a poco la jaula se abriera. nunca faltaba la bondad en él.

el cuervo no tardo en salir volando casi que en la cara de eunsang, primero yendo a cada punta del techo y luego cruzando uno de los rectángulos, escapando de ahi.

— espero poder irme también, amigo.

la torre del reloj   |   bdcDonde viven las historias. Descúbrelo ahora