Chico Hipster/Invitaciones

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Alison

Había pasado una semana desde que Dan le había salvado la reputación a Alison, Seguían sin hablarse el uno al otro. Alison notaba lo incomodo que se ponía Dan cuando la veía, se pasaba la mayor parte del tiempo con sus nuevas amigas; Alison había conocido a Valery y Angie en la cafetería, estaban sentadas hablando de ese Youtuber Rubius, en secreto, Alison veía al Rubius, así que se sentó con ellas.

Una vez, entre clases, Dan había salido para ir a recoger algo en dirección. Alison, había ido a retocarse al baño, cuando salió, hubó un extraño intercambio de miradas, dónde Alison, pudo darse cuenta de los tiernos lunares en la parte superior de su mejilla derecha, él los ocultaba con su cabellos.

Dan

Danielle, se fue dando cuenta, que cuando Alison escribía, hacía muecas. Que le encantaban los colores pastel.

Alison

Los ojos de Dan, con un leve destello de luz, parecían estar grises. También se dió cuenta, que las uñas de Dan tenían restos de esmalte de uñas negros. Ella se estaba dando cuenta de cuanto le gustaban las chicos Hipsters.

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Scott

Él estaba en box, golpeando unos sacos, Alistair, bueno, él estaba ligando con una chica recien llegada, déspues de todo, Alistair era fuerte, muy apuesto, tal vez era por su cabello, o por sus ojos, bueno, él era simplemente sexy y apuesto.

Las miradas entre Scott y Alistair se cruzaron, se vieron unos segundos, hasta que la risa torcida de Alistair apareció, Scott no pudó verlo más, se daría cuenta que le gustaba, hubiese visto su rostro como tomate. se volteó y siguió golpeando. Estaba descargando su furía, sus celos con los sacos, alguien le toco el hombro.

Alistair

Scott lo estaba mirando, era extraño, nunca intercambiaban miradas, a Alistair le encantaba mirarlo, su rostro sonrojado, esos caireles rubios agarrados en una coleta... ¡lo volvían loco! Alistair sabía fingir demasiado bien, sabía fingir que era hetero como cualquier otro chico normal, pero, no era verdad, él estaba secretamente enamorado de Scott, lo veía y sentía que las mariposas en su estomago iban a salir por su ombligo, o algo así.

Se acercó a Scott, le tocó suavemente el hombro.

—Scott. Yo, bueno... —Se pusó demasiado nervioso.

—Alistair... ¿Qué pasa?  —El rostro de Scott se ponía cada vez mas rojo. —¿Necesitas algo?

—Bueno, yo... me preguntaba... ¿Quieres venir el fin de semana a mi casa?

—Claro. —Aceptó Scott.


El Rastro de su SonrisaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora