La mañana llegó sin piedad, y Yutong se despertó con el sonido estridente de su alarma. La sensación de inquietud del sueño aún lo acompañaba, pero rápidamente se obligó a concentrarse en el día que tenía por delante. Se lavó la cara, se vistió con su uniforme escolar y salió corriendo de casa, temiendo llegar tarde y encontrarse con las miradas de decepción de su madre y su hermana.
Al llegar a la estación de metro, se encontró con WeiYun y su amigo de la infancia, Wang Zichen. Zichen siempre había sido un pilar en su vida, con su personalidad alegre y despreocupada. A pesar de que sus intereses diferían, su amistad se mantenía fuerte.
—¡Yutong! —gritó Zichen, agitándole la mano. —¡Llegas justo!
Yutong sonrió, intentando no dejar que la presión lo abrumara. —¡Lo sé, lo sé!
Mientras se acomodaban en el vagón del metro, WeiYun se sentó muy cerca de Yutong, casi como si quisiera protegerlo de todo lo que pudiera ocurrir. Zichen, a su lado, observó la escena con una mezcla de curiosidad y diversión.
—¿No crees que estás un poco demasiado cerca de él? —preguntó Zichen con una sonrisa burlona. A pesar de que había visto esa dinámica desde que tenían 16 años, todavía le parecía curioso cómo WeiYun siempre se posicionaba tan cerca de Yutong.
WeiYun simplemente sonrió, sin mostrar signos de incomodidad. —Es más fácil estudiar así, ¿verdad, Yutong?
Yutong se encogió de hombros, sintiendo un ligero rubor en sus mejillas. —Sí, claro... —respondió, tratando de no pensar demasiado en la cercanía de WeiYun.
Mientras el metro avanzaba, Zichen empezó a hablar sobre un nuevo videojuego que había descubierto, intentando animar el ambiente. —¿Han visto las novedades de este juego? ¡La jugabilidad es increíble!
Yutong se sintió aliviado de que Zichen estuviera hablando de algo que le apasionaba. —No, ¿de qué se trata?
La conversación fluyó con facilidad, pero a menudo Yutong notaba cómo WeiYun lo miraba, como si quisiera asegurarse de que estuviera bien. La dinámica entre los tres era cómoda, pero había una tensión sutil en el aire que Zichen parecía notar, aunque no lo mencionó.
Al llegar a la escuela, el bullicio habitual de los pasillos los rodeó. Yutong trató de no perderse en la multitud, pero el peso de su reciente experiencia lo hacía sentir distante de todos. Aun así, su mirada se iluminó al ver a WeiYun esperándolo cerca de la entrada del aula.
—¡Yutong! —saludó WeiYun, sonriendo con su habitual calidez. El brillo en sus ojos hizo que el corazón de Yutong diera un vuelco.
—¡Hola, WeiYun! —respondió, tratando de sonar casual. Sin embargo, su mente seguía atrapada en la confusión del ritual y el libro.
—¿Cómo va tu estudio? —preguntó WeiYun, inclinándose un poco hacia él, mostrando un interés genuino.
—Eh, estoy intentando concentrarme... —respondió Yutong, mirando hacia abajo, consciente de la manera en que WeiYun lo miraba. —Pero la matemática es un poco difícil.
WeiYun frunció el ceño. —No te preocupes, siempre puedo ayudarte. Después de todo, no quiero que te sientas abrumado —dijo, guiñándole un ojo, lo que hizo que Yutong se sonrojara.
Mientras se sentaban en clase, Yutong luchaba por concentrarse en la lección. La voz del profesor se convertía en un murmullo distante, y las fórmulas matemáticas en la pizarra se desdibujaban ante sus ojos. De vez en cuando, robaba miradas a WeiYun, que tomaba notas con gran dedicación. La imagen de su amigo siempre tan atento y capaz le daba un poco de ánimo, pero también le recordaba su propia lucha académica.
Después de clases, WeiYun se acercó a Yutong mientras este recogía sus cosas. —Oye, ¿quieres que estudiemos juntos esta tarde? Podría ayudarte a aclarar algunas dudas antes de los exámenes.
Yutong se sintió un poco abrumado, pero no podía rechazar la oferta. —Sí, claro. Eso sería genial —respondió, sintiendo una mezcla de gratitud y presión. —Debería hacer un esfuerzo real.
Mientras caminaban juntos hacia la salida, Yutong no pudo evitar pensar en el libro. WeiYun seguía hablando sobre las matemáticas, pero su mente se desvió hacia la idea de invocar a un vampiro y lo que eso podría significar.
—¿Te imaginas si hubiera alguna manera de obtener respuestas fáciles para los exámenes? —preguntó, intentando sonar despreocupado.
WeiYun se detuvo y lo miró con curiosidad. —¿A qué te refieres?
Yutong se encogió de hombros, riéndose nerviosamente. —Solo estaba pensando en cómo sería si pudiéramos invocar a alguien que nos ayudara con nuestras tareas.
WeiYun rió suavemente, aunque había algo en su mirada que no podía identificar. —A veces desearías que fuera así, ¿verdad? Pero las cosas fáciles no siempre son las mejores. Lo importante es esforzarse y aprender de cada experiencia.
Sus palabras resonaron en Yutong, quien no podía evitar pensar en su propia lucha y en la fácil tentación que representaba el ritual. Decidió que, al menos por ahora, seguiría adelante con su estudio y no se dejaría llevar por pensamientos oscuros.
—Tienes razón —dijo Yutong, sonriendo—. Estudiar es lo que realmente importa.
Pero, en el fondo, una pequeña voz susurraba que quizás el ritual podría ofrecerle más que solo respuestas académicas.
Esa tarde, mientras se sentaban juntos en su casa, Yutong sintió un alivio al ver que, aunque el camino hacia sus metas era complicado, al menos no estaba solo. Con WeiYun a su lado, tal vez pudiera enfrentar cualquier desafío que se presentara.
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