Un niño especial con una familia maravillosa

Capítulo IV

El hijo de Dulce María nació con Síndrome de Down

Por ese motivo, su padre lo abandonó el mismo día que vino al mundo

Durante los últimos meses de embarazo, Dulce María y el psiquiatra estrecharon su relación.

Cada viernes, según lo acordado, se ven en el consultorio.

Él manejó la salud mental de ella, tan profesionalmente, que esta joven se siente segura de lo que será su futura vida como madre.

Largas conversaciones animaban a la joven mujer a pensar en un porvenir mejor.

- Doctor, que lindo es saber que seré la madre de un hermoso niño que me dirá mamá...

- Así es, Dulce María. Ese niño contará con tu cariño y la protección que tanto necesitan cuando están pequeños. Me alegro mucho por ti y por el bebé...

Nunca nunca, el padre del niño asistió a alguna de las sesiones con el psiquiatra.

Se despidieron con un fuerte abrazo; no sin antes desearle un parto feliz y sin contratiempos.

- Si puedes, me avisas.

- Lo haré, doctor, prometió la paciente.

A los pocos, días...

El teléfono del psiquiatra repicó. Eran las 4:00 a. m.

Los médicos de guardia del Hospital General reclamaban, con urgencia, su presencia en la sala de partos.

Fue poca la información que le dieron.

Se sintió muy preocupado...y su esposa lo notó; sin embargo, él le comentó muy pocas cosas. No tenía tiempo que perder.

Solo atinó a decir...

- Debo llegar cuanto antes...

En el nosocomio, los doctores que atendieron a Dulce María, le relataron, con lujo de detalles, lo acontecido después del parto.

Se sintió muy triste por ella y el niño.

- Tuvimos que sedarla un poco...

Su esposo, José Antonio, entró en cólera y trató de agredirla a ella y al niño...Hubo de llamar a seguridad para que lo contuvieran y sacaran de la habitación.

- ¿Levantaron el informe de esa agresión?, preguntó el psiquiatra.

- Si doctor, lo hicimos, respondió el ginecobstetra de guardia.

- Desde entonces, no ha dicho palabra alguna...pensamos que pasa por un estado de negación temporal, expuso la ginecóloga.

El psiquiatra llegó al cuarto donde estaba recluida Dulce, apenas lo vio entrar, rompió en llanto...Él la abrazó con mucho cariño y le dijo:

- Todo estará bien...te lo prometo...Yo siempre estaré al lado de ustedes... Recuerda que ese niño necesita que su mamá sea fuerte y valiente...Ánimo...ánimo y más ánimo. Tú vas a salir adelante con tu niño. Dios no te abandonará. Ten fe...

Justo cuando va a salir de la habitación llegó su esposa, Isabel Sofía...

Fue directo a la parturienta y la abrazó...

- Te felicito, hoy ha llegado a tu vida lo que más desea una mujer...un hijo...él es un regalo de Dios...una bendición que recibes del Altísimo...

-Gracias, señora.

- Él debe estar contigo. Lo buscaré para que lo amamantes.

Recuerden que antes de salir de su casa, el psiquiatra le contó un poco sobre la dura vida de Dulce María; por esa razón, ella se presentó sin conocer los detalles sobre el niño y la actitud egoísta del padre...

Cuando llegó al retén de menores, se sorprendió...

La enfermera que estaba de guardia sacó al niño de la cunita y se lo entregó...

Lo tomó delicadamente y lo apretó contra su pecho...fantaseó un poco y fue directo a la habitación...Lo colocó a un costado de la madre y esta le dio el pecho.

Los ojos de Dulce María se iluminaron...una lágrima de felicidad rodó por sus mejillas. La pareja se acercó para abrazarlos.

Salieron al pasillo donde el psiquiatra le informó todos los pormenores de la situación y, luego, dijo:

- ¡Es necesario que la llevemos a nuestra casa...!

- Sí, vamos a cuidarlos, respondió Isabel Sofía.

No sabían ellos que esa decisión cambiaría sus vidas para siempre...