Capítulo IX

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El psiquiatra trabaja en la Penitenciaría Estatal de Mujeres (PEM), perteneciente al Sistema Administrativo de Seguridad (SAS)

Es otro de los trabajos que le apasiona

Domingo de un mes cualquiera...

Eran las 3:00 a. m. cuando su celular repicó.

Al otro lado del teléfono estaba el Alcalde de la penitenciaría.

- Doctor, disculpe la hora.

- ¿Qué ocurre?, señor alcalde.

- Es Clara Mercedes, doctor.

-¿Qué pasa con ella?, preguntó el galeno.

- Está en la azotea del edificio, respondió el director del penal.

- No hagan nada...voy saliendo...en 10 minutos estaré allí.

A las 3:20 a. m., llegó a la tristemente famosa cárcel de mujeres...

Cuando caminaba por los pasillos algunas reclusas se le insinuaban:

- Doctorcito, dame esa medicina que llevas entre las piernas...

- Papacito, ven y calma estos deseos de sexo que me están matando...

- Ay doctor, dame la medicina que necesito...

- Doctor, quiero ver esos ojos verdes de cerca...Ven acuéstate a mi lado, por favor...

Ya estaba acostumbrado a los piropos de las presas.

Al llegar a la azotea, pidió que lo dejaran solo...

- Buenos días, Clara Mercedes...

No obtuvo repuesta verbal, pero si visual...

- Voy a sentarme a tu lado...

La interna tenía los pies colgando a más 20 metros de altura.

Se sentó a su lado y la abrazó con fuerza y ternura...ella le correspondió.

La cubrió con su chaqueta. La temperatura estaba por debajo de los 5 ºC.

- Déjame ayudarte, Clara, le expresó con énfasis.

- Todo está perdido, doctor... ¿Cómo es posible que hoy me hayan condenado a 10 años de prisión por defenderme de un violador?, comentó la reclusa.

- No existen pruebas de que haya sido un intento de violación, Clara, comentó el psiquiatra.

- Doctor busque a la señora Luisa de Ortiz, ella grabó la agresión. Se habla de otras mujeres que también vivieron una situación como la mía.

Clara Mercedes, una joven de 23 años, es una destacada deportista que se desempeñaba como entrenadora en un gimnasio de la capital.

Una tarde, cuando el dueño del gimnasio pensaba que ya no quedaban clientes, intentó violarla y ella se defendió con una mancuerna de mano, causándole heridas graves; lo que impidió que el aberrado lograra su cometido.

- Te prometo que buscaré a esa señora, le respondió.

Cuando se calmó, la tomó de la mano y la llevó a la enfermería donde fue evaluada. Por órdenes del psiquiatra no será llevada a la celda de aislamiento, ni se le privará de sus actividades normales.

El director del centro acató la orden, aunque no estaba de acuerdo con ella.

Ya han pasado más cinco horas y aún permanece a su lado.

Al salir de la penitenciaría, se dirigió directamente al bufete de abogados "Rojas Hermanos y Asociados", uno de los más reputados y caros de la ciudad. Eran los representantes legales de sus padres.

Después fue a la empresa de investigación privada, propiedad del padre de uno de sus estudiantes de postdoctorado.

- Manuel, esto es urgente, comentó el médico al dueño y gerente general de la empresa Servicios de Investigaciones Privadas, "Tu caso, nosotros lo resolvemos".

- Doctor, cuente que hoy mismo envío a un equipo de investigadores a la capital del país.

¡Sorpresa!

Luego de cinco días de investigaciones en la capital, los investigadores, llaman al psiquiatra.

Le informan que la señora Luisa de Ortiz es la gerente general de Textiles "El Hilo de Oro", propiedad del padre de Isabel Sofía, su esposa.

- No la contacten, mañana estaré en la capital.

Al día siguiente, dos abogados, el psiquiatra y su suegro, viajan en vuelo privado a la capital del país.

Una vez recuperado el vídeo, entrevistan y graban a varias mujeres que fueron acosadas por Ángel Méndez, dueño del gimnasio "La Forma Perfecta".

El equipo conformado por los abogados y detectives se queda en la capital; mientras, el psiquiatra y su suegro regresan a la ciudad donde tienen sus residencias.

En la cárcel de mujeres, Clara oye con atención lo que le cuenta el médico.

- Pronto saldrás de aquí, pero antes quiero que me digas quién eres, es lo único que te exijo.

- Es necesario que lo haga, preguntó la joven.

- Sí, porque seguramente eso saldrá a relucir en el juicio, expuso el especialista.

Clara Mercedes tiene unos documentos de identidad que resultaron sospechosos, según el juez del caso.

- Bueno, le contaré toda la verdad...Yo conozco a mis padres biológicos...cuando tenía 11 años, me escapé de la casa y me fui con una familia que me quiere mucho...como ellos no tenían hijos, me presentaron como su hija y me cambiaron los nombres y apellidos. Estaba preparándome para defender mi tesis de grado para optar al título de profesora en educación física y deportes cuando ocurrió lo que ya usted sabe.

-Clara, ¿por qué decidiste abandonar a tus padres biológicos?

- Porque son adictos a las drogas y yo no quería vivir una vida miserable junto a ellos.

- ¿Dónde viven?, quiso saber él.

- En un pueblito llamado Las Vegas de San Antonio, doctor. Eso está en las montañas del sur del país. Solo se puede ir en avioneta, explicó ella.

- ¿Cómo se llaman tus padres bilógicos?

- Juan Ramón Toledo y Concepción Celeste Martínez.

El psiquiatra tenía sus dudas...

¿Quién es, realmente, Clara Mercedes?

¿Por qué el psiquiatra tiene tanto interés en esta joven?

¡¡¡Tal parece que él no se puede resistir a unos ojos verdes en un cuerpo bonito!!!

No exageramos... Hay demasiadas similitudes con lo que pasa con él y Dulce María.

¿Qué oculta este psiquiatra?

Un niño especial con una familia maravillosaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora