Capítulo XII

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El bibliotecario visita al psiquiatra en su oficina de la universidad

Se revela el gran secreto de la nana

El Jefe de Servicios Bibliotecarios de la Universidad, visita al psiquiatra en su oficina del doctorado.

- Buenos días, doctor.

- Buenos días, licenciado.

- ¿A qué debo el honor de su visita?

- Doctor...con mucha pena, pero su nana, desde hace seis meses tiene unos libros que están siendo muy solicitados en los últimos días...

- ¿Cómo que mi nana? No entiendo, respondió sorprendido el investigador.

- Déjeme contarle la verdad...

- Hace 38 años, recién nacido usted, la nana visitó la biblioteca pública de la ciudad. Conversó con la encargada, mi tía Irene Luces. Ambas mujeres se hicieron muy amigas...tanto así, que la nana ayudaba económicamente a mi tía, quien tenía muchos apremios porque mi tío enfermó gravemente. Aunque ellos eran muy jóvenes (ambos de 23 años), tenían cinco hijos pequeños y los gastos médicos eran elevados. Ella acudió a la biblioteca para buscar libros sobre la crianza de niños. En el primer año, ella leyó más de 60 textos sobre el tema; en el segundo, más de 50...hasta que un día se topó con un ejemplar relacionado con el desarrollo de la inteligencia. No hubo obra, sobre este tema, que no pasara por sus manos. Cuando usted aprobó el sexto grado, ella le dijo a mi tía que tenía que leer todos los libros de bachillerato para poder ayudarlo...y así lo hizo...Matemática, Castellano y Literatura, Inglés, Física, Química, Historia, Geografía, etc.

- Me sorprendes con toda esta información, interrumpió el psiquiatra.

El bibliotecario prosiguió...

- Cuando el tío murió, la nana consiguió, con su padre, una ayuda económica para mi tía. Luego, a través de la fundación logró que becaran a los cinco niños de ella. Nada más llegar usted a la universidad, mi tía me la presentó y su nana de dedicó a leer volúmenes sobre medicina y psiquiatría...No paraba de leer...Cuando nació Joseíto, ella volvió a sus hábitos lectores y, desde entonces, ha leído más de cien obras de autores especializados en Síndrome de Down y desarrollo de la inteligencia en estos niños.

- Muchas gracias por la información. Mañana repongo los libros a la biblioteca.

- Gracias, doctor.

La tía del funcionario, al enterarse, le recriminó fuertemente, ya que ella consideró que esa actitud era un acto de deslealtad contra la nana.

- ¡Te exijo que te disculpes, personalmente, con ella! Hasta que no lo hagas no te atrevas a dirigirme la palabra.

El psiquiatra llama a su oficina a la nana.

Un fuerte abrazo, común entre ellos, no la sorprende; pero luego... nota que de los ojos de él brotan lágrimas.

- ¿Qué pasa, mi niño?, le dijo con ternura su nanita.

Hubo un largo silencio en aquel recinto...

- Hoy me he enterado de todo lo que has hecho a lo largo de 38 años. Eres una mujer maravillosa. Doy gracias a Dios por tenerte en nuestras vidas. Tu dedicación conmigo, con tus hijos y ahora, con Joseíto, hacen que me sienta orgulloso de ti.

La conversación duró varias horas.

El remate del encuentro fue cuando ella puntualizó...

- Además, he leído todas tus investigaciones y libros.

Un niño especial con una familia maravillosaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora