Capítulo 6: Visitas conyugales

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Noviembre de 2022. Fines.

El siguiente fin de semana, el Dr. Crowley le exigió que vaya a su casa. Newton ya se encontraba allí y en algún momento fugaz sintió un poco de pena por él, porque no había día u hora en el que no estaba allí con su jefe, al parecer su trabajo era 24/7 y para Azirafel eso era casi inhumano. Con el pasar de los meses que estaba trabajando allí, se había acostumbrado a los mensajes intensos y volubles de su jefe pasadas las 12 a.m. Rogaba porque Newton estuviera recibiendo un mejor salario que él, porque no había otra forma por la cual era justificable que siguiera trabajando de esa forma y soportando lo que sea que su jefe malhumorado le decía y le hacía.

Azirafel entendió que el Dr. Crowley conocía la debilidad de todos, y entendió que no discriminaba a nadie al momento de decir lo que tenía que decir sin importar lo que eso generaba después.

Entendió también que al final del día, el Dr. Crowley no tenía una familia directa y su soledad lo compensaba con las cuantiosas reuniones que tenía al día y los paseos raudos que daba con su personal, incluído él por supuesto. Aunado a todo ello, el trabajo en el que estaba consumido.

Azirafel conoció de cerca que lo único de lo que hablaba el Dr. Crowley era de trabajo y no podía despegarse de él aunque pasara una guerra intergaláctica sobre su cabeza, y que como buen abogado le encantaban los chismes, los periódicos dominicales y un buen fernet de mañana con dos tajadas de queso y aceitunas frescas. Oh y su indispensable café doblemente cargado sin azúcar recién pasado y caliente, casi hirviendo.

Además, al Doctor Crowley siempre le gustaba comer en la calle los domingos, así que tanto Newton y Azirafel agradecían el conocer nuevos lugares y restaurantes caros. El favorito de su jefe era el Ritz y no es que era exigente al respecto, pero siempre tenía una reserva en la palma de su mano cuando le daba la gana. Azirafel había entendido que la carrera le daba algún tipo de poder si llegaba alcanzar ese nivel de jerarquía.

Se preguntaba si la petulancia también era una característica que se adquiría con el cargo.

El Dr. Crowley nunca dejaba de pavonearse por sus casos resueltos, su estilo de vida y su gusto por cualquier cosa. No era grosero con las personas que lo ayudaban, pero era terriblemente hiriente y cortante con los extraños o con los que él no creía que tenían la autoridad ni el nivel suficiente para dirigirse a él. Era una cualidad terrible que Azirafel lamentaba que un hombre tan guapo como su jefe lo tuviera tan arraigado.

Según Newton, al Dr. Crowley nunca le ha faltado nada en su vida, siempre tuvo gente a su alrededor que le sirviera, como ahora, porque tenía cocinera, chófer, guardaespaldas, asistente personal y por lo visto, él también estaba en camino de ser uno más junto con Newton.

Anthony Crowley venía de una larga línea de abogados de renombre y su apellido tiene una larga historia en los acaudalados pasillos de la fama londinense. Azirafel había leído algo hacía algunas semanas en la página de chismes cuando veía sin interés su instagram.

Entonces a Anthony Crowley ya le sonreía la fortuna aún si no hubiera escogido la abogacía. A Azirafel le dio cierta envidia.

Sin embargo, había conocido una faceta que al parecer solo él y Newton conocían. Desde esa vez que lo buscó en el baño, no imaginó jamás que pudiera preocuparse de manera genuina por sus empleados y eso quizás hizo disminuir las ganas profesas del rubio a poder clavar su renuncia en su bonito y elegante escritorio de su jefe.

"¿Qué dijo?" Preguntó con nerviosismo a Newton quien se aclaró la garganta y apuntó algo en su teléfono.

"Es una cita. No te preocupes por eso. De eso me encargo yo".

ꜱᴇɴᴛᴇɴᴄɪᴀ ᴅᴇ ᴀᴍᴏʀ │ ɢᴏᴏᴅ ᴏᴍᴇɴꜱ ᴀᴜ │ᴀᴢɪʀᴀᴄʀᴏᴡDonde viven las historias. Descúbrelo ahora