Capítulo 7: Decepciones

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03 de diciembre 2022

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Su mirada azulina y verdosa se había clavado en las de miel de la señora Sándwich, su amorosa y regordeta vecina quien le apoyaba cuando no había quien pudiera acompañar a su madre a sus controles médicos.

"Lo lamento mucho, muchacho. Hoy debo salir con urgencia, una tía mía enfermó debo ir a atenderla"

"Entiendo"

Su puchero no se hizo esperar. Su vecina sonrió de medio lado.

"Ánimo, dulzura. Encontrarás una solución a esto pronto"

Él solo asintió desesperanzado.

Tendré que escribirle a mi jefe.

Con esa idea en mente fue rumbo a la oficina, distante como estaba, incluso temeroso de lo que había sucedido en casa de su jefe hace algunas semanas, de hecho, no habían podido conversarlo. No obstante, debía generarse a sí mismo valentía para poder conversar lo urgente.

Precisamente era su madre estaba allí en su mente, sonriéndole.

"Te necesito en mi oficina de inmediato"

El clin de la notificación de su teléfono lo sobresaltó. Al parecer su jefe había leído su mente.

¿Qué?

"Es urgente. Ven pronto"

Sin embargo, tal parecía que su idea se había desmoronado de inmediato, ni bien pisó la oficina conteniendo la respiración comenzó a gorjear lanzando las palabras en automático, atropellando las sílabas como si recién estuviera aprendiendo a hablar.

"Doctor, quería pedirle permiso para poder salir. Hoy tengo una..."

Una pecaminosa y espeluznante idea de arrancarle el cuello a su jefe surgió en su mente oscura y momentánea cuando a Crowley se le ocurrió ignorar olímpicamente alguna petición temprana.

"Ni hablar. Te necesito aquí"

Con la lengua llena de veneno que volvió a su refugio bílico, se apresuró en poder terminar lo que su jefe le había mandado a hacer.

Llamó al chófer ya bramando.

La tienda de perfumes estaba en oferta, las liquidaciones por termino de temporada se abrían paso y la maraña de gente que se encontraba en ese local que olía exasperadamente a vainilla revoloteaba y fundía en la miseria la precaria mente de Azirafel. Newton estaba conversando amenamente con la gerente de la marca y uno de los guardaespaldas de su jefe lo miraba de reojo. Últimamente, tenía la sensación que las miradas lanzadas por ese grandulón eran mal vibrosas.

Resopló y luego arregló unos rulos platinados de su rostro cansado.

Era el colmo que el asunto urgente era ir a una maldita perfumería para comprar lo que Dios sabe que quería comprar ese endemoniado hombre.

Al terminar, Azirafel ni se molestó en mirar aquellos perfumes ni inhalar sus méndigos aromas. Todo ese asunto le mareaba y más aún si miraba los precios.

Newton había dejado ya las bolsas de compras en el maletero y luego se dirigió a Azirafel, quien se había trasladado en la sección de perfumes aún, batallando con las esperanzas de poder ir a casa y ver a su madre.

"Hey, Azi. El jefe dice que vayamos a almorzar. ¿Qué se te apetece?"

"Lo que tú quieras"

Newton encogió los hombros y se dirigieron a un restaurante de comida india. Rara vez se le ocurría probar cosas nuevas, y no es porque no lo quisiera, ya que su desorden alimenticio lo disfrazaba con ser un foodie, sino porque casi no tenía dinero para darse el gusto que se merecía.

ꜱᴇɴᴛᴇɴᴄɪᴀ ᴅᴇ ᴀᴍᴏʀ │ ɢᴏᴏᴅ ᴏᴍᴇɴꜱ ᴀᴜ │ᴀᴢɪʀᴀᴄʀᴏᴡDonde viven las historias. Descúbrelo ahora