Capítulo 7: La verdad

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No dude ni un segundo en seguir sus órdenes y empecé a correr en dirección contraria. No llevaba mucho tiempo cuando tropecé con una raíz de un arbol que sobresalía y caí llenándome de barro. La caída me había ocasionado algunos rasguños, me levante despacio y intente quitarme el barro pero volví a empezar a correr cuando escuché el aullido de un lobo. No quería ser el postre de ese animal, así que volví a correr. Por más que trataba de correr los aullidos se acercaban más. Al principio pensaba que era los nervios jugándome una mala pasada pero cuando vi al lobo pasar por mi lado entendí que no era fruto de mi imaginación y frené, con intención de cambiar de dirección.

El lobo, que hacía segundos había pasado por mi lado, frenó conmigo, se paró delante de mí y, a la velocidad de la luz, se convirtió en un hombre de unos 30 años fornido. ¿Qué es lo que acababa de pasar? ¿Estaba volviéndome loca?

-Hueles a flor.- su voz me devolvió a la realidad.

-Y tú a culo.- dije retrocediendo lentamente, con la mala suerte que volví a tropezar con la raíz y caí de culo provocando su risa.

-Eres la elegida de esos chupa sangres, ¿verdad?

Todo cuadraba, Oliver Evans y Víctor eran vampiros. En todas las veces que había sonreído no había mostrado sus dientes, tenían la piel demasiado pálida, como si estuvieran enfermos, y deberían de tener alguna especie de poder como para entrar al castillo y secuestrarme sin ser vistos. Sí, definitivamente estaba loca. Los vampiros y los hombres lobos no existen.

Mientras yo encajaba las piezas del puzzle en mi cabeza, el señor hombre lobo se estaba acercando a mi pero no me percaté hasta que note un gran empujón.

-Ni en tus mejores sueños te la llevarás- suena irónico que mi secuestrador exigiera a otros que ¿no se me llevaran? La verdad es que no tenía ni idea de que querían hacer conmigo, ni los vampiros ni los licántropos.

Empecé a notar unas palpitaciones en el brazo, supongo que era por el golpe pero no lo sabía cierto porque por culpa del barro y la noche no podía ver bien. Los árboles me impidieron ver que es lo que realmente estaba sucediendo pero sabía de sobra que peleaban. Me levanté despacio y busqué un lugar para esconderme. Desde mi escondite pude escuchar los gritos, aullidos... fue espantoso pero fue peor cuando terminó. Todo estaba en silencio, no sabía si estaba a salvo o no, ni siquiera sabía quienes eran los buenos y los malos, o si todos eran malos... estaba perdida física y espiritualmente hablando.

-Venga cervatillo, es hora de irnos.- la voz de Oliver me sobresaltó, tenía la ropa llena de manchas de sangre.

-¿Qué queréis de mí?- pregunté sin moverme, él suspiró pero no fue un suspiro como todos los demás, fue diferente.

-Mira, ser la elegida de la flor es una puta mierda pero venir con nosotros es la única opción donde, tu muerte no sea tan dolorosa.

-O sea que queréis matarme.

-No queremos, lo necesitamos. Nuestra especie solo obtiene vitamina del sol y de la sangre pero la sangre de la flor es la que nos mantiene vivos y fuertes.- me levanté y me aparté.

-No quiero morir.

-Nadie quiere. Cada uno juega sus herramientas para poder sobrevivir.

-¿No hay ninguna alternativa?

-No creo- dijo y se levantó - basta de charlas.

-¿Sufriré?

-Tal vez un poco. Pero mucho menos que si te quedaras aquí y te destriparan esos animales.

Empecé a adar a su lado. Tenía razón, el recién encuentro me había asegurado que sola en el bosque no tenía ninguna posibilidad de sobrevivir. Les seguiría hasta que tuviera la oportunidad de escapar o se me ocurriera un buen plan que me garantizará la supervivencia.

A los pocos minutos llegamos al punto donde nos habíamos encontrado a las dos gemelas, allí estaba Víctor lleno de sangre también. Aflojaron el paso y empezaron a hablar con susurros los cuales no pude entender. Seguidamente Oliver me alcanzó y, cogiendo mi cara con su mano me obligó a mirarlo a los ojos. Estos empezaron a dejar de ser negro y pasaron a ser un rojo muy oscuro hasta convertirse un rojo chillón y... volví a perder la consciencia.

El Secreto De Las FloresDonde viven las historias. Descúbrelo ahora