Capítulo 13

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La mañana después de la gala transcurría en calma, pero el ambiente en la oficina de Theon parecía distinto, casi íntimo. Alyssa estaba revisando su agenda del día mientras saboreaba un café, notando el suave murmullo del equipo de trabajo que se movía con eficiencia tras el éxito de la noche anterior.

Theon entró en la oficina en silencio, con una energía relajada pero segura. Se acercó a Alyssa sin la habitual formalidad, inclinándose sobre su escritorio mientras hojeaba los documentos que ella tenía en las manos.

—Anoche fue un éxito rotundo, gracias a ti —dijo Theon con una sonrisa en los labios, sus dedos rozando los de Alyssa brevemente mientras alcanzaba un reporte.

Ella lo miró con una mezcla de sorpresa y diversión, acostumbrada a su lado más reservado. Había algo diferente en su manera de hablar, un toque de cercanía que no existía antes. Alyssa se permitió sonreír.

—Tú también hiciste tu parte, incluso con todo lo que estaba pasando... —respondió, notando cómo sus palabras, cargadas de sinceridad, parecían acortar aún más la distancia entre ambos.

Theon se apoyó en el borde del escritorio, más cerca de ella de lo habitual. Había un destello de complicidad en sus ojos, uno que Alyssa no podía ignorar. Los dos continuaron revisando los resultados del evento, pero ahora con pequeños gestos que rompían la formalidad: una risa ligera aquí, una mirada prolongada allá. Había algo tácito en el aire, un entendimiento que, sin decirlo, ambos compartían.

Después de un par de horas de trabajo, Alyssa y Theon asistieron a una reunión con socios, mientras que Alyssa se encargaba de organizar la agenda con sus próximos compromisos, el suave ritmo de la mañana en la oficina se rompió de repente con el sonido de la puerta abriéndose de golpe. Alyssa alzó la vista con el ceño fruncido, interrumpida en medio de una conversación tranquila con Theon. No había esperado visitas, mucho menos esa visita.

—¡Cariño! —la voz estridente de su madre resonó en el piso como una tormenta repentina.

Alyssa cerró los ojos por un instante, conteniendo el impulso de frotarse las sienes, todas sus alarmas fueron activadas con urgencia. Theon se tensó a su lado, claramente desconcertado. En la entrada, su madre, una mujer rubia extravagante, con un vestido de estampado animal y gafas de sol enormes que no tenían lugar en el interior, mucho menos en un ambiente tan sobrio como esas oficinas, la mujer se pavoneaba hacia ella como si estuviera en medio de una pasarela.

—¡Pero mira este lugar! —exclamó, ignorando por completo el ambiente de trabajo a su alrededor—. ¿No es maravilloso que mi hija esté en la cima del mundo de los negocios? ¡Siempre supe que eras especial, Alyssa!

—Mamá... ¿qué estás haciendo aquí? —preguntó Alyssa, en un tono que mezclaba ira y resignación.

—Oh, cariño, no actúes como si no fuera una ocasión para celebrar. Después de todo, acabo de regresar de mi "pequeña escapada" en Europa. Y pensé, ¿por qué no pasar a ver a mi hija exitosa? —La madre de Alyssa se giró hacia Theon, y con un exagerado movimiento de su mano enguantada, dijo—: ¿Y quién es este joven encantador?

Theon se levantó lentamente, aun procesando la escena. Con su mandíbula marcada y su habitual semblante de acero, respondió educadamente:

—Theon Pritzker. Un placer.

—Oh, Pritzker —repitió la madre de Alyssa con un tono dramático, alargando las sílabas como si fuera un apellido digno de una telenovela—. He oído tanto sobre ti. Aunque me pregunto... —se inclinó un poco más de lo necesario, examinando a Theon con una mirada evaluadora—. ¿Eres tú el que salió hace pocos días en una rueda de prensa gritando a los cuatro vientos su amor por Megan Winslow?

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