anfitriona

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Un nuevo día había llegado, y Bell, cansado pero satisfecho, se dirigía a su casa. Había pasado todo el día y la noche en la sala de reuniones junto a los ejecutivos de la familia Freya y el capitán de la misma, tratando de nivelar el presupuesto para las reconstrucciones de la sede Folkvangr. Directa o indirectamente, él había dado la orden de que dejaran que los miembros de la familia Loki se colaran en la sede, lo que había llevado a la situación actual.

Ahora todo estaba solucionado; cada parte del dinero para recuperar la antigua gloria de la construcción, junto a los tratamientos de los heridos, había sido administrada correctamente. Finalmente, podía disfrutar de su recompensa: pasar tiempo con su amada familia. Pero, como siempre, la suerte parecía estar en su contra.

A no más de un metro de él, un hombre fue lanzado con una fuerza bestial. Bell, rápidamente, utilizó sus colas, esta vez con fuego frío, para atraparlo y evitar que se lastimara. Cuando miró hacia donde el hombre había salido volando, se dio cuenta de que Allen estaba allí.

Detrás de él, Syr estaba acompañada de una catgirl que Bell reconocía. Podía imaginar lo que estaba sucediendo: el chico probablemente había intentado coquetear con syr, y Allen se había lanzado sin pensarlo. Curiosamente, Bell no estaba del todo equivocado, pero la situación era más complicada de lo que parecía.

Sin embargo, sorprendentemente, Allen no fue quien atrajo la atención de la multitud. Más bien, todos los civiles que se habían detenido a presenciar la escena parecían estar más interesados en Bell que en Allen.

—¿Qué? —preguntó Bell, algo incrédulo. ¿Acaso había hecho algo que llamara la atención?

—Este, Bell-kun, tus colas... —dijo Syr, acercándose con una expresión de sorpresa.

Bell miró hacia atrás y notó sus colas de fuego aún brillando. Sí, había salvado al chico sin siquiera pensarlo. Al darse cuenta de esto, lo primero que hizo fue deshacer sus colas. Cuando lo hizo, el chico golpeó el piso, pero en menor medida, evitando un daño mayor.

La multitud comenzó a murmurar, y Bell se sintió avergonzado, sintiendo el peso de sus acciones y la mirada curiosa de todos.

—¿Estás bien? —preguntó Bell al chico que había salvado, un poco preocupado.

El hombre, aún aturdido, asintió, pero su mirada estaba fija en las colas y en Bell, como si estuviera viendo a una leyenda.

—E-eres increíble... —balbuceó, intentando recomponerse.

—No fue nada, solo actué por instinto. —respondió Bell, tratando de restarle importancia a la situación.

Syr y la catgirl intercambiaron miradas, y Bell pudo notar una mezcla de admiración y preocupación en sus ojos.

—Quizás deberías ser más cuidadoso, Bell-kun. No todos están acostumbrados a ver tus colas de fuego. —dijo Syr, tratando de suavizar el momento.

—Sí, lo sé... —respondió Bell, sintiendo que sus mejillas se sonrojaban. —Solo quería ir a casa y pasar tiempo con mi familia.

Allen, aún recuperándose, se acercó a Bell y lo miró con seriedad.

—Lo siento, Bell-sama. No debería haberme dejado llevar.

—No te preocupes, Allen. Solo... asegúrate de que no se repita. —dijo Bell, intentando mantener un tono amigable.

Lo cierto es que Bell odiaba que se usara el poder que uno tenía por motivos que no fueran válidos, y lanzar a alguien por celos era una de las cosas que más detestaba. Por eso, Allen se disculpó de inmediato, sintiendo la presión de su error. Sin embargo, la atención de la multitud no se desvió de ellos.

¿esta mal querer ser el padre de un bebe? (cancelada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora