Ella siempre había estado sola desde aquel trágico accidente, un evento que había marcado su existencia de manera irreversible. Su cuerpo, una vez lleno de vida, fue consumido por las llamas de la avaricia de aquellos que consideraba su familia. Su madre, su padre y sus hermanos fueron quemados en la hoguera, víctimas de acusaciones falsas que desgarraron su hogar. En ese infierno, ella vio su fin, atrapada en una casa que ardía sin piedad.
El odio se arraigó en su corazón, alimentándose de su dolor. Tras cientos de años, renació, pero no como había deseado. Su cuerpo era diferente; ya no era la niña inocente que recordaba. Ahora, en su forma adulta, el fuego que una vez la hirió se convirtió en su aliado, obedeciendo sus órdenes con devoción.
Su ojo derecho siempre sangraba, como si las lágrimas de su pasado estuvieran eternamente presentes. Quizás era un recuerdo de la tragedia que había vivido, un recordatorio constante de su sufrimiento. Sin embargo, había algo más profundo en su interior: una ira ardiente y un deseo de venganza que la impulsaban.
Ella no sabía que había sido sellada, su poder reducido a un simple libro. Aguardó años en la oscuridad, esperando la oportunidad de liberarse. Cuando alguien finalmente abrió aquel libro, su primera acción fue consumir el alma del intruso. Estaba hambrienta, y como espíritu, necesitaba energía vital para sobrevivir.
Así fue, una y otra vez, cientos de personas abrieron el libro solo para ser devoradas por ella, el espíritu vengativo del fuego. Sin embargo, en su millonésima víctima, algo cambió. Ese chico, con quien compartía el mismo color de pelo, era diferente. No solo la enfrentó, sino que la venció con una facilidad sorprendente. Ella había planeado utilizarlo para desatar la destrucción en el mundo, convencida de que él tenía el potencial para convertirse en el nuevo dios de la guerra, el portador de la ruina.
Pero ahora, su perspectiva empezaba a cambiar. Él la había protegido, había guardado su secreto e incluso la reconoció como su hija durante aquella tensa discusión. Sus acciones desafiaban sus planes de venganza.
Ignis sacudió la cabeza, tratando de despejar sus pensamientos. Ella era Ignis, la esencia vengativa del fuego, destinada a arrasar con toda esperanza. Su objetivo era dejar al mundo sin fe, hacer que duden de que el sol saldrá al día siguiente. Su misión era aplastar la creencia de que algún día podría haber luz en la oscuridad.
Finalmente, cerró los ojos, acostada en la habitación solitaria que la diosa Hestia le había ofrecido. Esa misma diosa, al igual que Bell, algún día traicionaría sus promesas. Ignis se convertiría en su hija, en su apoyo, solo para provocar su eventual caída. La traición sería su acto final, ofreciendo a sus compañeros como sacrificio en un ritual de venganza. Tales actos tendrían un significado profundo: la venganza que había buscado contra un mundo que le había arrebatado todo.
Ella sonrió para sí misma, y en su mente, la oscuridad comenzaba a tejer su plan.
Durante un momento, Ignis había bajado la guardia. En la calidez del entorno que Hestia le había proporcionado, sintió una extraña sensación de calma. No buscaba salvación ni redención; su objetivo siempre había sido claro y despiadado: acabar con este mundo tal como lo conocían.
Su mente se llenaba de recuerdos de aquel trágico día en que su vida se convirtió en cenizas. La avaricia y la traición la habían consumido, y el fuego que una vez la había quemado ahora ardía en su interior, alimentando su venganza.
—Este mundo no merece compasión —murmuró para sí misma—. Ellos me arrebataron todo; ahora, yo les quitaré la esperanza.
Pero a medida que pensaba en sus planes, la imagen de Bell se interponía entre ella y sus deseos de destrucción. Él la había enfrentado con valentía, no como una víctima, sino como un igual. La forma en que la había reconocido, incluso en su forma más vulnerable, la había dejado perpleja. ¿Podía realmente confiar en alguien después de todo lo que había sufrido?
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¿esta mal querer ser el padre de un bebe? (cancelada)
Rastgeledespués de un día mas de aventura, bell caminaba por las calles de orario, de la nada una mujer se cruzo enfrente de el, entregándole un bulto ella simplemente desapareció... cuando miro hacia el bulto... grande fue su sorpresa al ver un pequeño beb...