platica del espíritu de fuego y el héroe

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La tarde había caído en Orario, y después de hablar con Allen sobre su plan, Bell decidió dirigirse a casa. Estaba sonriendo, emocionado por ver a su familia: a su amada esposa, a su querido hijo y a su adorada hija... al menos a los ojos de todos.

No es que no quisiera a Ignis; la quería lo suficiente como para protegerla de todo. Pero había un hecho que le inquietaba: Ignis, ahora conocida como Reiha, era el espíritu vengativo del fuego, el mismo que sabía que algún día lo traicionaría. Sin embargo, eso no le molestaba. Realmente, esperaba ese día con calma y sin miedo alguno. Después de todo, Ignis también era su hija.

—He llegado. —anunció Bell al cruzar la puerta principal.

Pero de la nada, alguien lo derribó. Bell se mantuvo en pie al ver que se trataba de Reiha.

—¡Bienvenido, papá! —dijo la niña con una sonrisa brillante.

Bell le sonrió de vuelta.

—Estoy en casa, pequeña.

—Bienvenido, cariño —saludó Haruhime, apareciendo con León en sus brazos. El bebé, al ver a Bell, sonrió y comenzó a extender sus brazos hacia su padre.

Sin dudarlo, Bell lo cargó, sintiendo el calor y la alegría que emanaban de su hijo. Con su otro brazo, abrazó a Ignis, quien no se resistió.

—He llegado, mi pequeño... mi pequeña. —dijo Bell, abrazando a León y a Reiha al mismo tiempo, disfrutando de la calidez del momento.

La pequeña Reiha lo miró con ojos llenos de admiración.

—¿Hiciste algo emocionante hoy, papá? —preguntó, ansiosa por escuchar historias de aventuras.

Bell rió suavemente, mirándola a los ojos.

—Bueno, hablé con Allen y le di algunos consejos. Pero nada tan emocionante como enfrentar a un dragón o explorar una nueva mazmorras.

—¡Eso suena aburrido! —exclamó Reiha, haciendo pucheros—. ¡Quiero aventuras!

Haruhime se acercó, sonriendo.

—Quizás podamos planear una pequeña aventura en familia este fin de semana.

León, aún en brazos de Bell, balbuceó como si estuviera de acuerdo, moviendo sus pequeñas manos.

—Eso suena genial, cariño. —dijo Bell, sintiéndose emocionado por la idea—. Una aventura familiar siempre es una buena manera de pasar el tiempo.

Reiha saltó de alegría.

—¡Sí! ¡Quiero ser la heroína de la aventura!

Bell se rió, disfrutando de la energía de su hija.

—Y yo seré el valiente caballero que te proteja. —dijo, haciendo una pose exagerada.

Haruhime soltó una risita, y Bell sintió que el amor y la felicidad lo envolvían. En ese momento, todo parecía perfecto, incluso olvidaba que Reiha era un espíritu de miles de años. Quizás, ella no era mala; solo quería una familia cálida como todo el mundo.

Esto fue observado por los compañeros de familia, quienes, al verlos, solo podían suspirar y alegrarse por ellos.

—Nunca pensé que Bell-dono volvería a la normalidad por sí solo. —dijo Mikoto, sintiéndose más tranquila.

—¿Ven? Mi teoría fue acertada. Bell solo se pone así cuando le hacen algo a su familia. —añadió welf, satisfecha.

—Lo que sea, es bueno que Bell esté mejor... se cancela el plan, Welf. Repito, se cancela el plan. Págale a los matones, devuelve los pasteles y dile a Freya que quite las trampas... pero el gatito... me lo quedo yo.

¿esta mal querer ser el padre de un bebe? (cancelada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora