Llaves [+18]

10 0 0
                                    

(ANA POV)

Ana entra en el baño sintiéndose una auténtica diosa. Le gustó la imagen que le devolvió el espejo. Con sus pechos pequeños, pero firmes, su piel pálida todavía, sus pecas incipientes en los hombros, su vientre relativamente plano. Acarició el mismo ligeramente, de lado a lado, con lentitud. Tanta que dio tiempo a Jorge a cogerla por detrás y apoyar su cabeza en el hueco entre su clavícula y su cuello, donde depositó un mordisco ligero.

Ana siente el cuerpo desnudo de él, listo para otro asalto, pero no está segura de que ella esté preparada todavía. Aún así, la inmediatez de todo aquello hace que vuelvan a recorrerla mariposas por todo el cuerpo. Mariposas que no hicieron más que crecer cuando Jorge agarró uno de sus pechos desde atrás, masajeándolo. Ella jadeó. Su cuerpo parecía reaccionar a estímulos por encima de sus posibilidades. Quizá no hacía falta que se fuera tan rápido.

Se giró buscando la boca de él, rozando sus lenguas de inmediato, zambulléndose con urgencia en un beso.

Aquella invitación la hizo sentirse de nuevo muy deseada. Jorge no perdió el tiempo. La coge en volandas y la apoya en la pared más cercana, donde la espalda de Ana roza con los albornoces y las toallas. Ella abre sus piernas, rodeando el cuerpo firme de él, tratando de sujetarse con fuerza, y se hunde en aquel beso, con más pasión que en la anterior ocasión. Sus pechos estan tan cerca que sus respiraciones se acompasaban. Sus manos bajaron curiosas por la espalda de él, una y otra vez, mientras sus caderas chocan de forma rítmica, anticipando el deseo de ambos.

El cuerpo de Ana grita desesperado por más y ella arquea la espalda tratando de sentirlo más cerca. Cuando lo hace, un jadeo se escapa de su garganta. La impaciencia está pudiendo con ella. Y la boca de Jorge sobre su cuello no ayuda.

Volteó sus caderas , de forma que su sexo roza el de él con suavidad, como una invitación para entrar. Él la separó ligeramente y la miró, inquisitivo, preguntando.

Ella se bajó de donde estaba, acariciándolo casi sin querer al alejarse, y se metió en la ducha, sin dejar de mirar hacia atrás, como una invitación. El debió entenderlo porque pronto volvía a estar detrás de ella acariciando su vientre, haciendo pequeños círculos sobre el mismo, primero en su ombligo y luego, lentamente, cada vez más abajo. Obscenamente abajo.

Dejaron correr el agua. Con los ojos medio cerrados, Ana coge el jabón agachándose, aún con las manos de él sobre su cuerpo, y lo vierte en sus manos. La cercanía del cuerpo mojado de Jorge no hacía más que aumentar el morbo de todo aquello. Pronto se atreve a explorar el pecho de él, impregnándolo en olor a fresas y nata. Cómo le gusta ese jabón. Él le agarra de las muñecas, poniéndolas sobre su cabeza, y la besa de forma apasionada, dejándola sin escapatoria, aunque ella logra zafarse y sigue bajando por su vientre para enjabonarlo, atrevida, hasta llegar a su pene erecto, el cual comenzó a masajear, arriba y abajo, enjabonándolo bien.

Jorge arqueó su espalda hacia atrás y lanzó una maldición y ella le miró divertida. Aumentando la velocidad. Parecía estar disfrutando de aquello, así que alargó el momento, sintiendo como crecía su sexo bajo sus manos, bajo los gruñidos de él.

De pronto, las manos de él se posaron sobre las de ella y se arrodilló ante Ana. Ella no entiende qué sucede, pero deja que él le levante su pierna y apoya su pie sobre su muslo, de modo que su rodilla estaba flexionada y Jorge arrodillado ante ella. Ana visualiza que es lo que va a pasar, lo cual hace que su cuerpo tiemble entero. Quizá sean demasiados estímulos para una sola noche. Más teniendo en cuenta lo mucho que hacía que Ernesto y ella no se divertían.

Jorge empieza a besar su rodilla, subiendo con su boca poco a poco a través de la cara interna de su muslo mientras le va haciendo pequeñas cosquillas con su barba incipiente. Ana gime casi sin querer cuando él pasa de cierta zona. Entonces él sube la intensidad de los besos, a los que ahora acompaña algún pequeño mordisco. Siente que la ola que ha sentido anteriormente vuelve a surgir en su interior, pero trata de calmarse. Todavía es pronto.

Noche de enredos [+18]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora