Ana estaba preocupada. Sentada en el baño, su mente no dejaba de correr en círculos. En su cabeza no dejaba de escuchar una y otra vez la voz de Sara. "Vamos para allá". Sara.
El enfado que había sentido respecto de ella se estaba mitigando, poco a poco. Vale, es cierto que Sara era una egocéntrica. Siempre se ponía a sí misma por delante. Pero a la hora de la verdad, ella siempre estaba allí. Como la primera vez que lo había dejado con Ernesto, o cuando no la había dejado colgada con el piso, y la había acogido, como una más. Le había abierto las puertas de su casa, su grupo de amigas, la había acogido sin ningún tipo de rencor. Siempre tenía un momento para ella, para compartir juntas música nueva, o aquellos pensamientos que la asolaban y que le daba vergüenza compartir con nadie más, como su completo de tener el culo demasiado caído, o demasiado poco pecho. Solo Sara sabía como aceptarse a sí misma y reconciliarse consigo misma. ¿Qué más daría que el resto de su grupo de medicina no entendiesen que quizá prefería pasar una tarde entera viendo vídeos de youtube sobre apariciones extraterrestres con su prima antes de quedar en casa de una de ellas a cotillear sobre la noche anterior? No podía huir de quien era. Bueno, un poco podía exagerarlo en redes sociales. Pero no tenía por qué dejar de ser quien era para sentirse aceptada. Ser un poco más como su prima. No dejar que los complejos la asolaran.
Trataba de mantenerse en ese recuerdo mientras los sonidos de la casa le asolaban por momentos. Jorge no dejaba de dar vueltas por el piso, haciendo ruido con su caminar, maldiciendo todo el rato. Estaba harta de él. Quería que se fuera. Pero tenía tanto miedo...Si había sido capaz de quitarle las llaves, ¿de qué más sería capaz?
Estaba bloqueada, totalmente bloqueada, y solo los recuerdos de su fructífera relación con su prima la mantenían en un cierto estado de calma.
Se sobresaltó al escuchar el teléfono, seguido de golpes en la puerta. Pensó que podría ser el de Jorge, pero pronto se dio cuenta de que era el suyo propio. Sonando. Con su prima al otro lado.
-¡Sara! ¡Sara! Eres tú. Estás aquí.-Su prima respondió al otro lado. Ana rompió a llorar.-Sara, tengo tanto miedo. Tanto miedo. Quizá debieramos llamar a la policía.-Sara parecía no escucharla. Simplemente decía palabras sin sentido.-No lo entiendes, Sara. Lleva meses escribiéndome por instagram. Meses. Estas cosas no acaban bien...yo solo...solo.
Y repitió una y otra vez las mismas cosas. El sonido de los golpes en la puerta y las voces al otro lado la mantenían en un estado de alerta constante, su cabeza iba muy rápido pensando, planificando qué poder hacer a continuación. Por eso sus palabras no hilaban bien con sus pensamientos, diciendo lo mismo una y otra vez, en bucle, tratando de tranquilizarse.
Fue entonces cuando escuchó la puerta girar y una voz que le llegó tan próxima como le llegaba la de Jorge. Solo entonces se atrevió a abrir la puerta del baño.
Sara corrió a junto de ella, se arrodilló en el suelo y la abrazó
—Prima, ya estamos en el piso. Ya hemos llegado. Respira. Estamos aquí para ayudarte. No te preocupes, vamos a sacarte de esta.
El alivio es inmediato. Se deja abrazar por su prima, sintiendo su fragancia a mandarina, su voz dulce, sus caricias. Pero su corazón dio un vuelco cuando escuchó la voz de Ernesto. Todo comienza a suceder rápidamente. Las voces y la tensión se elevan. Sara le pregunta si vaa estar bien, y ante su asentimiento, la deja un momento para hablar con uno de los chicos con los que ella había estado antes. El alto con el que Sara parecía tener algo. Pero la despedida es fría entre ellos. Jorge y el chico abandonaron el piso y la calma volvió. Ana suspira profundamente, sintiendo que por fin podía respirar.
Sin embargo, el aire le abandona los pulmones al momento cuando Ernesto la abraza con fuerza.
El reencuentro es un torbellino de emociones. Por un lado, ella siguemolesta con él. Todavía tenían una conversación pendiente. Por otro, todo lo que había sucedido había clarificado la mente de Ana. Quizá su relación no fuera perfecta. Es más, era bastante imperfecta. Pero la tranqulidad que sentía junto a Ernesto es todo a lo que aspiraba en la vida. Puede que muchos no lo entendieran, pero ella es lo que necesitaba. Y en las elecciones, uno solo debe estar de acuerdo consigo mismo. Aunque quizá no fueran las correctas.
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Noche de enredos [+18]
AventuraSer compañeras de piso no siempre es tan fácil como parece...y una sola noche puede romper los frágiles hilos que teje la convivencia. _________ Acompaña en esta noche a Laura, Ana, Rita y Sara a través de sus vivencias apasionadas en esa última vez...