El tiempo es relativo, y mientras para unos es una mera unidad de medida, para otros un Vorn puede implicar toda una vida. Megatron caminó por una colina lejana. El aire estaba cargado de una mezcla de aromas terrenales y vestigios de aceite mecanizado. El tiempo transcurría rápido en ese mundo, al igual que los avances tecnológicos, especialmente considerando la integración de tecnología cybertroniana. A lo lejos, los cielos estaban atravesados por drones patrullando y naves sobrevolando con destellos de luz azul y verde.
Para los mechas refugiados, las cosas empeoraron antes de mejorar. Mientras que para ellos este tiempo no era más que un mero momento, para los orgánicos se trataba de toda una vida. Los campos alrededor de la colina estaban cubiertos de flora exuberante y fauna vibrante, un testimonio de la perseverancia de la vida, a pesar de los conflictos que el planeta había sufrido durante esos años.
Era por esta razón que ahora visitaba el lugar donde una placa en honor de la familia humana que le dio cabida se levantaba. Una hermosa escultura de bronce brillaba bajo el sol matutino, donde el nombre de ella, junto con su esposo y su hijo mayor reposaba. Todos vivieron una existencia tumultuosa pero completa. La familia Malto se vio implicada en muchos incidentes debido a su apoyo a la raza cybertroniana, a pesar de que fue la misma humanidad la que comenzó a realizar las agresiones poco después de la partida de los Decepticons, el grupo de mechas que él alguna vez comandó.
Era verdad que el tiempo para su especie era relativo, pero después de convivir con los humanos, parecía ser más una eternidad. Los terranos eran chispas recién creadas a sus ópticos, pero al igual que los humanos, crecieron mentalmente al lado de sus hermanos de carne. Los árboles alrededor de la escultura se mecían suavemente con el viento, como si el mismo planeta se uniera al lamento de Megatron.
—Hola, vieja amiga. Por el momento las cosas están un poco más tranquilas. Es verdad que hemos vivido momentos complicados, pero al menos sé que tú por el momento estás en paz —susurró, consciente de que esas palabras eran dirigidas al aire. Cada especie poseía sus propias creencias, pero habían aprendido a respetarlas.
La realidad es que se sentía mal, solo y sin un sentido, una vida vacía que no contaba con nada que le llamara su atención. Los jóvenes ya se sentían adultos y actuaban como si no requirieran ningún tipo de apoyo. Los autobots aún tenían sus momentos de recelo; para ellos aún no pasaba el tiempo necesario. A veces se topaba con uno que otro neutral refugiado, pero la mayoría terminó huyendo. No se sentían bien en un mundo orgánico como lo era la Tierra.
Para el guerrero de ópticos rojos, las cosas se veían oscuras y lúgubres. Había tomado su decisión y solo le quedaba imaginar lo que sus tropas podrían estar haciendo en el espacio. ¿Habrían regresado a Cybertron? ¿Estarían en línea? Tantas interrogantes sin una respuesta real.
Optimus Prime se hallaba ocupado en esos días. Las juntas, reuniones y todo lo que implicaba ser el representante de su raza en ese mundo no le dejaba mucho tiempo para descansar, más si entre estos deberes se encontraba buscar el bienestar de los suyos. El gladiador se habría ofrecido a auxiliarlo; eran amigos y conocía el peso que implicaba estar al mando, pero la desconfianza aún palpable entre humanos y Autobots no le permitió mucho espacio de maniobra, relegándolo a las filas traseras, dejándolo divagar en su depresión y tal vez... arrepentimiento. Aún no estaba del todo seguro.
Lo único seguro es que los humanos aún no lograban descifrar del todo el uso del puente espacial. Los científicos de su especie se negaban a compartir todos sus conocimientos y avances, argumentando una falta de madurez de la raza. Megatron decidió dejar la política a los que en ese momento peleaban por ella.
...
Por su parte, en Cybertron, un Vorn no era suficiente para reestablecer una sociedad, pero era el tiempo suficiente para comenzar una colonia completamente funcional. Los depósitos de energon comenzaron a reestablecerse, aunque no como en antaño; aún le hacía falta fuerza al centro del planeta metálico, pero fue suficiente para el grupo militar que ahora se ocupaba en la reconstrucción. Sabían que tenían que salir nuevamente en búsqueda de los fragmentos restantes. Podría pasar una eternidad antes de terminar de recolectarlos, pero cada misión sería una de esperanza que les traería un nuevo impulso a su existencia.
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Sombras de Acéro
ActionNo me gusto la temporada dos de HearthSpark, en relación al objetivo final de Starscream, creo que siendo un científico y al mismo tiempo un guerrero buscador debe tener una perspectiva mucha más amplia de su papel clasico fuera del circulo vicioso...