Fragmentos de esperanza

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A bordo del Venganza...

Las luces parpadeaban en el puente de mando, reflejándose en las superficies metálicas. Starscream, con su mirada afilada y sus alas de jet extendidas, se aferraba al pasamanos mientras observaba las pantallas holográficas. Los cálculos flotaban en el aire, líneas de código y coordenadas intermitentes que delineaban el destino incierto de su raza.

La "All Spark", la chispa primordial que contenía la esencia misma de la vida de los Transformers, estaba en juego. ¿Había sobrevivido a la explosión? ¿Se encontraba en la zona marcada? Las posibilidades eran infinitas, pero la esperanza de Starscream se sostenía en un fino hilo. Recordó las palabras de Shockwave, su voz metálica resonando en la sala:

"Si la 'All Spark' logró cruzar antes de la explosión o durante la explosión, podría hallarse en la zona marcada. Los impulsos generados por la onda expansiva no podrían haberla impulsado más allá de los límites establecidos."

Megatron, el líder implacable, había condenado a su raza. La chispa anhelada era su única esperanza, y su pérdida significaría la extinción definitiva. Starscream apretó los puños, jurando que no perdonaría a Megatron por su crueldad.

Soundwave, el maestro de la comunicación y la inteligencia, se movía silenciosamente junto a él. Habían trabajado incansablemente, explorando todas las posibilidades. Las áreas de búsqueda estaban claras, los tiempos marcados. Pero ahora debían enfrentar una realidad cruda: la necesidad de recursos.

"Tendremos que planificar la distribución cuidadosamente," comentó Soundwave, su voz sintetizada resonando en la sala. "No podemos quedarnos sin combustible ni provisiones antes de recorrer la mitad del perímetro marcado."

Los Decepticons habían amasado grandes cantidades de recursos en la Tierra antes de partir, pero incluso eso tenía límites. Starscream asintió, consciente de la importancia de administrar sus activos desde el principio.

"Podemos buscar otros planetas cercanos para abastecimiento exclusivamente," sugirió Starscream. Evitar el contacto con razas alienígenas era crucial. Las tropas aún se recuperaban de su encierro en las celdas de Ghost, y él mismo luchaba contra la claustrofobia que aquel confinamiento había provocado.

Soundwave procesó la información. "Buscaré planetas que cumplan con las características en las zonas marcadas."

La decisión estaba tomada. Starscream miró a sus aliados, sus ojos azules tan ajenos a su grupo brillando con determinación. "Asignaremos tres turnos de trabajo. Cada uno de nosotros liderará un grupo para seguir buscando de manera constante. Nuestro futuro depende de ello."

Los Decepticons se dispersaron, sus motores zumbando mientras se preparaban para la búsqueda. La Venganza surcaba el espacio, su destino incierto. Pero en ese momento, en la oscuridad infinita, la esperanza ardía como una estrella solitaria.

...

Tierra...

En lo alto de la colina, Megatron observó las estrellas. La noche era oscura, y el viento susurraba entre los árboles del bosque circundante. A lo lejos, apenas visible, se divisaba el pueblo, sus luces parpadeando como estrellas caídas.

El ex líder decepticon no entendía la razón detrás de su fascinación por aquellos puntos luminosos en el cielo. Conocía a sus tropas, o al menos pensaba conocerlas. Pero ellos se habían marchado, lo habían abandonado. No regresarían a menos que restauraran su mundo natal, y probablemente solo para juzgarlo por su alta traición.

Las chispas inocentes de los terranos, esa nueva y joven raza, había sido destrozada por la frialdad de quienes alguna vez llamó sus soldados. El enojo seguía palpitando en su procesador y chispa, pero al mismo tiempo, entendía el peso de las decisiones. La necesidad de muchos se imponía a la de pocos.

Sombras de AcéroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora