Sin piedad

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Los gritos resonaron una y otra vez en su procesador mientras repetía la escena que lo dejaba fuera de recarga. Había vivido infinidad de batallas, experimentado las peores escenas y pérdidas; sin embargo, el grito desesperado de los jóvenes Terranos al perder a su último miembro de familia lo dejó con un sentimiento extraño. La verdad es que no comprendía cómo podía sentir tanta empatía con ellos, cuando en sus momentos vio la extinción de un sinfín de sparklings bajo su mando sin un ápice de simpatía.

Megatron se levantó de su cama de recarga, su sistema aun procesando los recientes eventos. La habitación, normalmente un refugio de calma, ahora se sentía opresiva y sofocante. Se dirigió hacia la salida, decidido a enfrentar la realidad de la situación. Al salir a la calle, fue recibido por la vista de una ciudad devastada por el ataque. Los edificios que antes se alzaban majestuosos ahora eran meros escombros, y el aire estaba impregnado de humo y cenizas. Las luces intermitentes de las sirenas iluminaban el escenario de desolación, creando sombras danzantes en las ruinas.

—Tal vez por eso Starscream y el resto de los Decepticons no pueden perdonarme —murmuró para sí—. ¿Sería correcto justificar su obsesión por la amistad con una humana, lo que le hizo dejar de lado todo sin siquiera considerarlos?

Recordó los reclamos del caza tricolor y del resto de sus generales, el gesto desdeñoso de Soundwave, así como el rechazo claro de Shockwave al verse enfrentado por algo que en antaño sería efímero. Él no solo los había traicionado; también le dio la espalda a todo lo que alguna vez representó. Las naves tecno-orgánicas seguían surcando el cielo, buscando nuevos blancos. Las explosiones ocasionales rompían el silencio, recordándole la urgencia de la situación.

—No puedes tapar el sol con un dedo —escuchó en su procesador la voz de su amiga, la cual muchas veces usaba esa clase de oraciones tratando de transmitir mensajes codificados que eran de suma utilidad en momentos como ese.

Los llantos descontrolados de Hastag y el resto de los Terranos le carcomieron la chispa con culpabilidad por la muerte de Bo, ella ya era una persona de edad avanzada, pero morir en medio de un bombardeo como ese simplemente dejo a todos con la chispa destrozada. Mientras analizaba sus reacciones con aquellos que alguna vez compartieron sus ideales. No eran recién creados, pero sacrificaron todo por un ideal que de un momento a otro abandonó: su vida, futuro, existencia. Mientras fueron olvidados en un rincón de su mente, dándole espacio a la humanidad y a los Terranos.

La brisa nocturna agitaba suavemente los restos de banderas y pancartas que alguna vez simbolizaron resistencia. Las calles desiertas estaban llenas de vehículos abandonados y chispas de energía que aún parpadeaban débilmente, como testigos mudos de la batalla.

Torturado por dichos pensamientos contradictorios, siguió adelante con su propio remordimiento, esperando que Soundwave fuese fiel a su palabra. A pesar de todo, ellos no le debían nada. Mientras caminaba entre los restos de lo que alguna vez fue un bullicioso centro de vida, Megatron se preguntaba si alguna vez podría redimirse a los ojos de sus antiguos camaradas. La esperanza parecía tan frágil como los fragmentos de vidrio esparcidos bajo él, pero era lo único que le mantenía en pie.

...

Starscream partió de Cybertron, llevando consigo a la mitad de la armada. Conocían la peligrosidad del enemigo, uno que no debía dejarse a la ligera. Sus naves llevaban consigo cápsulas de recuperación diseñadas especialmente por Shockwave para tratar a aquellos afectados por los tecno-orgánicos, un proceso que se mejoró poco después de la recuperación de Ravage. Esta experiencia era algo que tanto el portador como sus casetes llevaban muy en el fondo.

Honestamente, el caza se sorprendió al recibir la solicitud del espía como primera estancia. Supuso que preferiría mantenerse al margen después de la experiencia, pero su lado Decepticon le incitó a mostrar que Soundwave aún tenía asuntos pendientes con esas criaturas y estaría complacido por hacerlos pagar por ello.

Sombras de AcéroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora