Capítulo 23

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La noche fue larga, todos se habían ido a dormir, la castaña ayudo a dormir a su novia quien se había acostumbrado. Cuando ella durmió tranquila lexa fue a ordenar junto a las personas del aseo de la mansión, eran las 7 de la mañana por lo que la mayoría de los empleados estaban listos para trabajar.

Lexa cuando termino, camino hacia su oficina pensando en su vida, con Clarke, Maddie y los mellizos, ella era alguien diferente, una persona que demostraba amor y cariño, pero la otra parte de ella, la que había sido moldeada por la organización y la calle, siempre estaba presente. A veces se preguntaba cuál de esas dos versiones era la verdadera Lexa Woods, si la madre, novia, hija y hermana que demostraba junto a su familia o la asesina despiadada que llevaba siendo hace 12 años. ¿Algún día una de ellas terminaría por consumir a la otra?

Se sentó en el escritorio que tenía en su oficina, eran cerca de las 10 de la mañana. Cuando llego un recuerdo de su pasado.

*Flashback*

Miami, Estados Unidos

Lexa tenía 10 años, cuando estaba caminando a las 10 de la noche, estaba volviendo de caminar de trabajar, los pasos iban firmes, aunque estaba cansada su forma de caminar demostraba firmeza, sus pequeños puños apretados, cubiertos por los cortes y moretones de la jornada. El orfanato era una cárcel para ella y sus hermanos, pero las calles... las calles la habían obligado a aprender rápido. Sabia pelear, sabia sobrevivir, y había aprendido que el miedo solo te hacia más débil. Lexa no se permitía el lujo de sentir. Los sentimientos son debilidades, ella lo sabía, la debilidad era algo que ella tenía prohibido. No debía nunca ser débil, tenía que soportar trabajar, a veces no comer, a veces no dormía, pero sus hermanos estaban más tranquilos.

Caminaba de regreso al orfanato, el dinero del trabajo que había ganado ese día en su chaqueta. Tenía que asegurarse de que sus hermanos tuvieran para comer. Había hecho cosas que otros niños no podían ni imaginar para protegerlos, pero todo cambio cuando, en una esquina oscura, sintiendo que era observada, camino tranquilamente.

Se detuvo en seco, su cuerpo rígido pero alerta. Una sombra emergió de un callejón cercano. Un hombre alto, impecablemente vestido, con un par de agentes a cada lado, se veía en las calles a esas horas.

Lexa Woods – dijo el hombre con voz baja pero firme. La forma en que pronuncio su nombre hizo que algo dentro de ella se encendiera, pero no fue miedo. Fue curiosidad.

¿Quién eres? - respondió ella sin mostrar signos de nerviosismo, sus ojos verdes los observaban con calma a aquel extraño que parecía conocerla demasiado bien.

No importa quién soy yo, importa quién eres tú – contesto el, acercándose un poco más. Había algo en su porte, algo peligroso, pero lexa no demostraba miedo, tampoco retrocedía. Mantuvo su postura. La dureza en sus ojos no cedía ni un milímetro. - sabes más de lo que aparentas. ¿Verdad, Lexa? Sabes sobrevivir por lo que hemos visto. Pero lo que no sabes es quién eres realmente

Sé exactamente quien soy – lexa no desvió la mirada

Eres mucho más de lo que te han hecho creer - el hombre sonrió levemente, pero no era una sonrisa amable. - eres la hija de Becca Pramheda y Gustus Woods.

Lexa frunció el ceño al escuchar los nombres, sabía que había sido sus padres, pero no recordaba casi no recordaba a sus padres, que habían muerto cuando yo tenía 4 años, había salvado imágenes borrosas. La única cosa que siempre la había inquietado era la diferencia en su sangre. Ella sabía que sus hermanos eran de su sangre por una prueba de cabello que había hecho por que se le hacía extraño que su sangre negra y la de sus hermanos no fuera de ese color cuando pues tenían los mismos padres. Sabía que algo no estaba bien con ella, pero nunca se lo había confesado a nadie.

Más allá del dolorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora