Después de ser llevada a prisión, la vida se volvió más dura. Cada día me llegaban noticias sobre cómo nuestra fortuna se estaba usando para pagar las deudas. También supe que Sam perdió su empresa. La abuela de Anueng intentó convencerla de volver a casa, diciéndole muchas cosas para hacerle creer que yo era la mala y que siempre había sabido de los tratos ilegales. Por suerte, Priengfah llegó a tiempo para detener la manipulación de su madre. Después de eso, todas se mudaron a la casa en la playa en Chiang Mai, la única propiedad que nos quedó. Allí vivían Sam, Mon, Priengfah, su esposo y Anueng.
Me enteré de que Anueng había entrado a una universidad pública en Chiang Mai y conseguido trabajo como asistente en una biblioteca. Sam también comenzó a trabajar como secretaria en una empresa de bienes raíces y logró ascender con el tiempo. Todos estaban haciendo lo posible para salir adelante, sin querer que mi sacrificio fuera en vano. Recibía cartas de Anueng donde me decía cuánto me extrañaba y amaba, y que estaba enfocándose en sus estudios. Me prometió que pronto vendría a visitarme.
Finalmente, Anueng cumplió su promesa y vino a verme. Seguía siendo tan hermosa, pero noté sus ojeras, lo cual me preocupó. Cuando le pregunté, me dijo que había estado estudiando mucho y no podía dormir, aunque sabía que era solo una excusa para que no me preocupara. Enseguida se dio cuenta de mi ojo morado y me preguntó qué había pasado. Le expliqué que fue durante una pelea; un grupo de reclusas me atacaron cuando se enteraron de mi apellido, pero no le di más detalles. Anueng empezó a llorar, y al intentar calmarla, reaccionó gritando:
"¡¿Cómo quieres que me tranquilice cuando mi novia está en la cárcel y además está siendo lastimada?! ¡No me pidas que me calme!"
Tomó sus cosas y se fue apresuradamente. Me quedé allí, viendo cómo se marchaba, sintiéndome impotente. Sabía que no podía pedirle que no se preocupara por mí, pero no había mucho que pudiera hacer desde donde estaba.
Durante esos dos años, hice todo lo posible para mantenerme alejada de problemas. Empecé a trabajar lavando ropa en la prisión y me esforcé por mantener un buen comportamiento para que me redujeran la sentencia. Mientras tanto, Anueng estaba a solo cuatro meses de terminar su carrera, y Sam, con mucho esfuerzo, había logrado ascender a gerente en su trabajo.
En los últimos días, Sam me visitaba con frecuencia y me comentó que había encontrado nuevas pruebas. El abogado estaba optimista, y según le informaron, podría salir en dos semanas, ya que el juez estaba revisando la nueva evidencia. Le pedí a Sam que no le dijera nada a Anueng, ya que quería sorprenderla.
Dos semanas después
Finalmente, llegó el día en que salí de prisión. Al salir, vi a Sam y Mon esperando en la distancia. Corrí hacia ellas y nos abrazamos fuertemente, aunque el abrazo me hizo doler las costillas, todavía resentidas por una pelea reciente en la que me había defendido. A pesar del dolor, estaba feliz de verlas.
Les pregunté por Anueng, y me dijeron que estaba en la universidad. Decidimos ir a darle la sorpresa, pero antes, pasamos por algo de comida, ya que estaba famélica y necesitaba reponer fuerzas.
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Cuando el amor llama
DiversosNo todo siempre debe salir y por eso luchare por el amor que la tengo , aunque eso signifique mi muerte. Khun Nueng no pide un reset así que su día empieza bien teniendo a Anueng en sus brazos durmiendo. Todo es diferente ya que no pidió que olvidar...