𐙚 𝐂𝐚𝐩𝐢𝐭𝐮𝐥𝐨 𝐕 𐙚

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Sergio miraba atentamente como Lewis pasaba la máquina de cortar césped y Carlos se encargaba de pintar el nuevo gallinero

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Sergio miraba atentamente como Lewis pasaba la máquina de cortar césped y Carlos se encargaba de pintar el nuevo gallinero.

Mientras que él solo tomaba una buena limonada viendo cómo sus amigos sufrían con esa calor, lo cual era algo bastante raro.

—¿No piensas hacer algo? Eres un jefe poco humilde —bromeó el español pasando su brazo por su rostro.

—Podria, cuando termine mi limonada —sonrió juguetón el menor de los tres.

Su madre fue muy amable de llevarles limonada a los tres, pero los nuevos "trabajadores", ya que eran casi de la familia, decidieron aún no hacerlo.

—En que te lo acabes, ya seran las doce de la noche —comentó está vez Lewis que apagaba el motor de la máquina.

Lewis se acercó al pecoso tomando unos de los vasos y viendo cómo Carlos seguía metido en su trabajo.

—Va quedando bien eh —dijo sonriendo el británico.

—Calla, no encuentro necesario está cerca —bufó Carlos viendo que era la cerca que rodeaba los cultivos de Checo.

—No quiero que los animales de afuera se coman mis frutas —respondió Sergio cruzándose de brazos.

—Wow, eso debe ser terrible —bromeó Lewis rodando los ojos ganando un suave golpe de parte de Sergio.

—Son ustedes unos pesados —Sergio se levantó de su asiento y se terminó la limonada —. Apúrate Carlos, así vamos a dar una vuelta el pueblo.

El español levantó la mirada extrañado por la petición de su amigo.

—¿Por qué quieres ir? Conoces este lugar perfectamente —comentó volviendo a retomar su actividad.

—Por lo mismo, ustedes no han querido salir en todos estos días, sería divertido recuperar el tiempo perdido.

Lewis sonrió, el de pecas tenía razón, ya habían pasado años desde que la familia Pérez se mudó a Río Claro, y todo por la guerra que había en ese momento.

—No es mala idea —dijo Lewis apoyando a su amigo.

—Es fácil decirlo porque ya terminaste tu parte —suspiró Carlos dando una última pincelada.

—¡Ánimo! Solo te queda una —dijo un sonriente Sergio que apunto la última tabla.

Carlos rodó los ojos divertido y se apresuró a pintar la tabla restante. Una vez listo, Sergio le dió un vaso de limonada y se dirigió a su casa para buscar sus cosas.

—Que bueno que nos espero —murmuró Lewis por emoción que tenía el de pecas.

El español solo levantó sus hombros y también se dirigió a la casa, su ropa estaba manchada y no quería ir al pueblo con esas pintas.

Más allá del bosque | Chestappen Donde viven las historias. Descúbrelo ahora