𐙚 𝐂𝐚𝐩𝐢𝐭𝐮𝐥𝐨 𝐗𝐈 𐙚

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Sergio se encontraba viendo atentamente a las pequeñas ovejas que comían del césped tranquilamente

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Sergio se encontraba viendo atentamente a las pequeñas ovejas que comían del césped tranquilamente.

Un pequeño suspiro se escapó de sus labios, aunque la puerta siendo abierta detrás de él causo que saliera de su pensamiento.

—Sergio, alguien vino a verte —comentó Carlos colocándose a su lado con una pequeña sonrisa.

—¿Quién es? —preguntó curioso, ya que no esperaba nadie ese día.

—Solo ve a verlo.

Sergio lo miró algo extrañado, pero solo asintió y se dirigió a su hogar, dónde Lewis estaba en la sala abrochando sus botas.

—¿A dónde vas? —preguntó curioso el pecoso al ver a su amigo.

—Ire ayudar a tu papá en el campo, así que tal vez no esté en toda la tarde.

—Oh, entiendo, suerte en tu día entonces.

Sergio solo soltó una pequeña risita. Lo miró unos segundos, hasta que su vista viajo a la puerta.

Lewis se levantó primero, sin darle tiempo de abrir la puerta primero. La expresión del británico cambio, llamando la atención de Sergio.

—¿Qué haces aquí? —preguntó con un tono molesto.

Sergio se colocó a su lado sorprendido al ver a Max frente a ellos con un ramo de girasoles.

—¿Max? No te esperaba aquí.

El rubio solo suspiro y miró al británico con el ceño fruncido.

—Lewis, creo que te gustó, siempre me abres la puerta tú —bromeó Max apoyando su cuerpo en el marco de la puerta.

—¿Qué? Jamás, yo no tengo malos gustos —murmuró mirando de reojos al pecoso.

—Oh, me rompes el corazón Lewis —Max llevó su mano a su pecho y con un pequeño puchero.

Lewis solo rodó los ojos y le dió un pequeño empujón para pasar por su lado dejando desconcertado a Sergio.

—Lewis, no seas grosero —reclamó, pero el británico ya se había alejado —. Perdón por eso, te juro que no es así de amargado.

Max solo negó levemente con una pequeña sonrisa.

—No te preocupes, así nos llevamos —dijo Max para extender el ramo de girasoles —. Son para ti, perdón si trate mal ayer.

Sergio miró las flores sorprendido, no esperaba ese detalle, mucho menos de Max.

—Wow... Son hermosas Max, ¿por qué girasoles? —preguntó con una sonrisa y agarrando el ramo.

—Pues no se... Los ví y pensé en ti, siento que quedan bastante bien contigo —explicó en un murmuró algo avergonzado.

—Te lo agradezco, es un lindo gesto, aunque aún tengo curiosidad con la fo-

Más allá del bosque | Chestappen Donde viven las historias. Descúbrelo ahora