𝐌𝐀𝐒 𝐀𝐋𝐋𝐀 𝐃𝐄𝐋 𝐁𝐎𝐒𝐐𝐔𝐄 | ❛❛ Río Claro es un pequeño pueblo apartado a las grandes ciudades, un lugar bastante tranquilo para la gente que se quiere desconectar del mundo.
La familia de Sergio tiene una linda granja, dónde viven de sus...
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Max tomó su chamarra y miró por unos segundos por la ventana, el día no era muy lindo en realidad, pero tenía que ir a buscar leña para la cabaña.
Salió de la cabaña sin escuchar nada, tomo el hacha que estaba en la entrada y la cargo en su hombro.
Charles había salido a desayunar como todos los días, así que aprovechó sus momentos de soledad para hacer sus actividades.
Comenzó su camino a la zona donde tenía los troncos que guardaba, así solamente cortaba lo necesario y el resto lo guardaba.
Dejo el hacha a un lado al tronco donde cortaba, se subió las mangas y fue por algo de madera. Lo bueno es que no quedaba lejos de su hogar, así que no era necesario algo para transportarlo.
Escucho un ruido detrás de él, así que se quedó quieto en su lugar intentando descifrar que fue, fue muy alto como para ser un pequeño animalito.
—¿Max? No imaginaba encontrarte aquí.
Max reconoció la voz de Lando, así que cargó los troncos y se dió vuelta para ver al británico.
—Lando, ¿qué haces por aquí? Estás lejos de casa —comentó curioso dejando los troncos en el suelo.
Max tomó uno y lo dejo arriba del tronco. Lando lo miró atentamente y con una pequeña sonrisa en su rostro.
—Solo vine a despejarme, y te encontré... ¿Estás solo?
El rubio levantó la mirada curioso por la pregunta, algo que le llamó la atención.
—Aja, Charles anda desayunando, así que aproveche para hacer las cosas.
Max agarró el hacha y la colocó en el centro del tronco para saber dónde pegarle. Levantó los brazos dando el primer golpe.
—Entiendo, ¿no te aburre estar solo?
—Para nada, me gusta estarlo, pero ahora no estoy solo —dijo separando el tronco y dejarlo a un lado.
—¿Te molesta? —Max negó haciendo sonreír al británico —. Me gustaría saber más de ti Max, ahora que estás en el pueblo nos veremos más seguidos.
—Supongo que sí.
Lando frunció levemente el ceño, el de ojos azules era bastante serio, así que sacarle tema de conversación sería algo difícil.
Lando intentó pensar en algo que mantuviera la conversación viva. Quería conocer a Max, entenderlo, y, aunque Max no se lo ponía fácil, Lando no planeaba rendirse tan rápido.
—Entonces... ¿qué te trajo a este lugar tan apartado? —preguntó con una sonrisa, esforzándose por sonar casual mientras recogía algunos trozos de madera y los apilaba.
Max lo miró un segundo, como si estuviera evaluando cuánto quería decir. Finalmente, se encogió de hombros.
