𐙚 𝐂𝐚𝐩𝐢𝐭𝐮𝐥𝐨 𝐗𝐕𝐈𝐈𝐈 𐙚

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La tarde avanzaba, y la nieve continuaba cayendo suavemente, cubriendo todo el paisaje en un manto blanco

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La tarde avanzaba, y la nieve continuaba cayendo suavemente, cubriendo todo el paisaje en un manto blanco.

Sergio y Max, después de terminar su muñeco de nieve, se sentaron en una banca cercana, aún con las manos entrelazadas.

El aire frío contrastaba con la calidez que sentían entre ellos.

—¿Te gustaría pasar al interior y tomar algo caliente? —sugirió Max, rompiendo el silencio.

Sergio asintió, sintiéndose emocionado por la idea de prolongar su tiempo juntos.

—Sí, sería genial.

Entraron en la casa, donde el calor de la chimenea los envolvió. Max se dirigió a la cocina para preparar más chocolate caliente, mientras Sergio se acomodaba en el sofá, disfrutando del ambiente acogedor.

Mientras Max llenaba las tazas, miró hacia el salón y encontró a Sergio sonriendo, con un brillo especial en sus ojos.

—¿Te gustaría ayudarme a hacer un poco más de chocolate caliente? —preguntó Max, sintiéndose más cómodo en su presencia.

—Claro, ¿qué necesitas? —respondió Sergio, acercándose a la cocina.

Mientras trabajaban juntos, las manos de Sergio y Max se rozaban ocasionalmente. La electricidad en el aire se volvió palpable, y Max sintió un nudo en el estómago, una mezcla de nervios y emoción.

Cuando terminaron, se acomodaron nuevamente en el sofá con las tazas humeantes en mano.

La conversación fluía, y Sergio compartía historias de su infancia, mientras Max lo escuchaba atentamente, admirando la forma en que Sergio se expresaba.

Pero, a medida que la luz del atardecer iluminaba la habitación, Max sintió que debía ser honesto sobre lo que estaba sintiendo.

—Sergio... —comenzó, su voz un poco más seria—. Hay algo que necesito decirte.

Sergio lo miró, con curiosidad y un poco de preocupación.

—Claro, ¿qué pasa?

Max tomó una profunda respiración, sintiendo que sus palabras eran un desafío.

—Lo que siento por ti... es confuso para mí. Nunca he estado enamorado, así que no sé exactamente cómo manejar esto.

Sergio frunció el ceño, su interés despertando aún más.

—¿Confuso en qué sentido?

—Es solo que... —Max se pasó una mano por el cabello, buscando las palabras—. Desde que te conocí, he sentido algo diferente. Es como si, de repente, todo lo que creía saber sobre la amistad y los sentimientos se hubiera puesto patas arriba. Pero hay algo más.

Sergio lo miró atentamente, sabiendo ya a lo que Max podría estar refiriéndose.

—¿Algo más? ¿Como lo que pasó con Daniel?

Más allá del bosque | Chestappen Donde viven las historias. Descúbrelo ahora