𝑪𝒐𝒏𝒇𝒆𝒔𝒊ó𝒏 𝒅𝒆 𝑨𝒎𝒐𝒓 // (𝑻𝒚𝒅𝒆)

(𝐓𝐞𝐦𝐩𝐨𝐫𝐚𝐝𝐚 𝐈𝐈𝐈) 𝐂𝐚𝐩𝐢́𝐭𝐮𝐥𝐨 𝐗𝐕𝐈𝐈𝐈

Las luces de la ciudad parpadeaban a lo lejos mientras él caminaba rápidamente por la calle, intentando contener las lágrimas. Había recibido un mensaje inesperado, un mensaje que la hizo salir de su apartamento sin pensarlo dos veces. Algo dentro de él le decía que no iba a gustarle lo que estaba a punto de descubrir, pero no podía detenerse. Su corazón latía con fuerza, un golpe tras otro, como si tratara de advertirle.
Llegó al restaurante, ese que solían frecuentar juntos. En la puerta, respiró profundamente, intentando convencerse de que todo era un malentendido. Que no podía ser verdad. Ella no sería capaz. No después de todo lo que habían pasado juntos. Al entrar, la música alta lo envolvió, pero eso no hizo que el nudo en su estómago se relajara. Miró alrededor, buscando ese rostro que conocía tan bien. La vio en el fondo, sentado en una mesa, pero lo que lo dejó helado no fue solo verla ahí, sino la persona que estaba con él.

Bebe. Y no estaba sola.

Él se acercó lentamente, sus pies pesados, como si un campo de gravedad lo arrastrara hacia abajo. Cada paso era más difícil que el anterior. Desde esa distancia, pudo ver con claridad cómo ella se inclinaba hacia el otro hombre, cómo le susurraba algo al oído. Luego, lo que lo hizo tambalear: un beso.

-No puede ser... no... -susurró con voz temblorosa, apenas audible, mientras observaba como se besaban con una familiaridad que lo destrozaba por dentro.
Con el corazón roto en mil pedazos, decidió que necesitaba confrontarla. No podía dejarla así, no podía irse sin exigir una explicación. Se acercó lo suficiente como para que ella la viera, y cuando lo hizo, su expresión cambió al instante. Sus ojos, que antes estaban llenos de complicidad con el otro hombre, se llenaron de pánico.

Clyde los miró, con la voz temblorosa pero llena de rabia. -¿Qué estás haciendo...?

Bebe rápidamente apartó las manos del otro hombre, pero el daño ya estaba hecho. El otro chico, que hasta ese momento parecía disfrutar de la atención, se dio cuenta de que algo andaba mal y se levantó para irse. Ella intentó detenerlo, pero su prioridad cambió cuando vio la ira y el dolor en los ojos de su pareja.
-Clyde, creo que podemos hablarlo tranquilamente, los dos sabemos que esto no es lo que parece... 

Los ojos de Clyde se abrieron con rabia, dando un paso más cerca, sus ojos brillando con lágrimas que luchaba por no dejar caer. -¿No es lo que parece? ¡Te vi! Te vi besándolo. ¿Qué clase de excusa es esa, Bebe?

Ella intentó acercarse a él, pero él dio un paso atrás, rechazando cualquier intento de contacto. La ira bullía dentro de él, una mezcla tóxica con el dolor que lo estaba consumiendo.
-Puedo explicarlo, por favor, déjame explicarlo. No significa nada, fue un error, yo... -Bebe intentó seguir hablando, aún así no pudo continuar.

-¡¿Un error?! -exclamó molesto y se llevó las manos a la cabeza, incrédulo. No puedo creer que me estés diciendo eso. ¡Me has mentido! Me has engañado... -su voz se rompió por la emoción. Todo este tiempo, mientras yo confiaba en ti... ¿cuánto tiempo llevas viéndolo? ¡¿Cuánto?!

Bebe, evitando el contacto visual, solo intentó hablar con voz nerviosa. -no... no fue planeado. Solo... ocurrió, no sé cómo explicarlo. Pero no significa nada. Tú eres él que me importa.

Ella lo miró, incrédula. No podía creer lo que estaba escuchando. La frialdad de sus palabras, la forma en que intentaba minimizar lo que acababa de presenciar, solo la enfurecían más. Había confiado en él, había creído que su relación era real, que ambos se amaban de verdad. Y ahora todo eso se sentía como una mentira.
Clyde sacudió la cabeza, incrédulo. -¿"No significa nada"? ¿De verdad esperas que te crea después de lo que acabo de ver? Estabas con él, lo besaste, ¿y me dices que no significa nada? -su voz temblaba de frustración y tristeza. ¡Me has traicionado!

El silencio entre ellos se volvió insoportable. Ella no tenía respuestas, y eso solo lo hacía sentir más pérdido. No había excusas que pudieran reparar lo que acababa de suceder. Su confianza, su relación, se habían roto en un instante.
-No quería que lo descubrieras así... -soltó en medio del silencio mientras desviaba la mirada, con voz baja, intentando sonar calmada.

-Entonces, ¿cómo querías que lo descubriera? ¿O pensabas seguir mintiéndome para siempre? ¿Hasta cuándo ibas a jugar con mis sentimientos?

Ella intentó tomarle la mano, pero él se apartó con brusquedad.
Clyde estaba llorando, pero con rabia en cada palabra dijo: -¿Sabes qué es lo peor de todo esto? Que confié en ti.. por favor, no te quiero volver a ver en mi vida..

Bebe con la cabeza gacha, sin poder sostener la mirada.  -mierda Clyde, lo siento, ¿bien? No exageres las cosas.. -gruñó molesta la rubia mientras se rascaba la nuca.

Clyde al escuchar sus palabras solo la miró en silencio, se limpió las lágrimas, retrocediendo y se dio la vuelta, sin poder soportar más la mirada vacía y las excusas huecas. El aire dentro del restaurante se sentía denso, irrespirable. Sus piernas temblaban mientras intentaba caminar hacia la puerta. Sabía que lo correcto era irse, pero el dolor en su pecho la hacía sentir como si su mundo se estuviera desmoronando.

Antes de salir, se detuvo por un momento. Volteó solo una vez más, viendo a la persona que alguna vez amó, ahora transformada en una extraña que había destruido todo lo que construyeron juntos.
Clyde dejó de mirarla, pero con la voz apagada y llena de tristeza. -No puedo creer que me hicieras esto.

Y con eso, salió del bar, dejando atrás no solo a la persona que lo traicionó, sino también una parte de sí mismo que nunca volvería a ser lo mismo.
Al salir al aire frío de la noche, sintió que las lágrimas finalmente la vencían. Mientras el chico caminaba por las calles, recordando los buenos y malos momentos, las lágrimas empezando a inundar su rostro, sin saber claramente que hacer, hasta que a su teléfono llegó un mensaje.

Un simple mensaje, internamente sin saber que lo deseaba, pero que lo aliviaba, sacó su teléfono y contestó con un simple:

-puedo ir a tu casa, Tolkien..?

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Nota del Autor:
Demasiado drama chikos, no doy más
(Por si acaso, esto es un recuerdo, por si se me confunden ;;;;)