capítulo 5

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Gianna

Despues de aquel raro y horrible encuentro con Alessandro y su hijo, decidí irme a casa. No quería hablar nada con él, quería que esto se terminara. Por suerte, él me dejó ir.
Fui al parque con la esperanza de encontrarme con Marco, Pero el no se encontraba allí

Suspiré rendida, lo único que tenía que hacer ahora era volver a casa, pero era el único lugar en el cual no quería estar.
Tome mi teléfono y le mandé a Sofía
Yo: ¿Estás en casa? ¿Cómo está todo allá?
Sofia: Está todo bien, papá festeja tu matrimonio con aquel hombre con unos amigos. ¿Por qué no me contaste nada?
Yo: después te lo explico todo. Estoy yendo para allá.
No contestó nada, simplemente lo leyó y ya. Suspiré, caminando en dirección hacia casa. No quería que Sofía estuviera enojada conmigo por culpa de mi padre. Sentía una presión en mi pecho con tan solo pensar que ella estaba molesta.

Mi mente estaba llena de pensamientos y preocupaciones. ¿Qué pasaría con Sofía si no me casó con Alessandro? Debo de casarme con él, aunque no quiera.
Ahora, Sofía estaba enfadada conmigo y no sabía cómo arreglar las cosas con ella, no se si me entenderá.

Al llegar a casa, ví muchos coches en la entrada. Así que lo que decía Sofía era verdad: están celebrando mi compromiso con Alessandro. Comencé a sentir nauseas con tan solo pensar en estar cerca de Alessandro.

Entre a la casa y vi a mi padre rodeado de amigos y familiares, todos estaban sonriendo y felicitándolo por el compromiso. Me sentía en una pesadilla.

Mi padre se acercó a mi, con una sonrisa en su rostro, y sus brazos bien abiertos para abrazarme. No le correspondí el abrazo Pero a él eso no le importo.

—Gianna, querida, ¡Felicitaciones! —Dijo aún con su sonrisa.

—No —dije, sacudiendo la cabeza.— No quiero casarme con él.

Mi padre me miró por unos segundos, su sonrisa comenzaba a desaparecer.

—¿Crees que eso me importa? —Su voz llena de enfado— tienes que estar feliz por qué desde pasado mañana seremos una familia más grande y más rica y poderosa.

¿Qué? ¿Eso era lo único que le importaba? Pensé que era mejor padre.
Negué, sintiéndome decepcionada. Pase por su lado, sin importarme lo que decía mientras yo subía las escaleras, ignorando las felicitaciones de los invitados.
Necesitaba hablar con Sofía, tenía que arreglar las cosas con ella.

Su habitación dejaba a la izquierda, en la última puerta del largo pasillo color rosa pálido. Golpee con cuidado la puerta, esperando ansiosa a que me contestara.

—¿Quién es? —escuché la voz de Sofía desde el otro lado de la puerta.

—Soy yo, Gianna —dije—. Necesito hablar contigo.

Hubo un silencio durante unos segundos antes de que Sofía respondiera.

—Entra —dijo finalmente.

Abrí la puerta y encontré a Sofía sentada en su cama, con la mirada fija en el suelo. Su rostro estaba pálido y sus ojos estaban enrojecidos.

—Sofía, lo siento mucho —dije, acercándome a ella—. No quería lastimarte.

Sofía levantó la mirada hacia mí.

—¿Por qué aceptaste casarte con él? —preguntó, su voz llena de dolor—. Sabes que no es bueno para ti.

Me senté a su lado en la cama.

—No tuve opción —dije—. Mi padre me obligó.

Sofía sacudió la cabeza.

—No es justo —dijo—. Tú no mereces eso.

sentí un nudo en la garganta.

—Tengo que hacerlo, Sofi, por el bien de la familia —sonaba igual que a mi papá y eso lo odiaba.

Ambas nos abrazamos, sabiendo que no había más opción. De repente, alguien golpeó la puerta, y una carta se deslizó por debajo de esta. Confundida fui a ver qué era: «Para: Gianna. De: E»

—¿Qué es? —preguntó mi hermana.

—Una carta —informe— para mí.

Me sentía sorprendida, y confundida al mismo tiempo. ¿Quién era “E”?

—Abrela —parecia mucho más emocionada que yo.

Le hice caso y la abrí, comencé a leer en voz alta.
›Quiero conocerte, soy pariente de Alessandro. Ven a verme está noche, en el parque central, a las 10:00 pm.

—¿10:00pm?—preguntó Sofía.

Asentí dudosa. ¿Un pariente?

—¿Qué crees que quiere? —preguntó Sofía, su voz llena de curiosidad.

Me encogí de hombros.

—No sé —dije—. Pero podría ser una oportunidad para saber más sobre Alessandro y su familia.

Sofía asintió.

—Tienes que ir —dijo—. Podrías descubrir algo que te ayude a escapar de este matrimonio.

sentí un escalofrío recorrer mi espalda.

—Pero ¿y si es una trampa? —pregunté.

Sofía se rió.

—No podemos confiar en nadie —dijo—. Pero tampoco podemos quedarnos sentadas esperando a que las cosas sucedan. Tenemos que tomar el control.

sentí una mezcla de emociones. ¿Debía ir al parque y conocer a este misterioso pariente de Alessandro? ¿O debía ignorar la carta y seguir con mi vida como si nada hubiera pasado?

Miré la carta de nuevo y vi la firma: "E". ¿Quién era esta persona y qué quería de mí?

—Voy a ir —dije finalmente.

Sofía sonrió.

—Estoy contigo —dijo—. Vamos a descubrir qué quiere este misterioso pariente.

Me sentí un gran alivio al saber que Sofía estaba de mi lado. Juntas, podríamos enfrentar cualquier cosa que viniera.

Pero mientras me preparaba para salir esa noche, no podía evitar sentir una sensación de inquietud. ¿Qué me esperaba en el parque? ¿Y quién era este misterioso pariente de Alessandro?

Amor a la fuerzaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora