Gianna
La Noche caía sobre la cuidad como un velo de seda negra. Me encontraba sentada en el sofá que se encontraba en el balcón de mi grande habitación, mientras me acomodaba mi cabello negro, esperando a mi padre, Don Bianchi, mientras miraba la ciudad que mi familia controlaba. Mi padre había convocado una reunión familiar para discutir mi futuro.
Mi relación con mi padre nunca fue buena, la favorita siempre fue Eliana, la mayor de sus hijas. Eliana ya no vive con nosotros, se casó hace unos años. Mi padre siempre fue duro y frío conmigo y mi hermana menor. Siempre fue un padre ausente, que está cuando te necesita y nada más
Un escalofrío me recorrió la espalda, sabía que está reunión no sería buena. Está noche cambiaría todo lo que había logrado hasta ese momento.
La puerta de mi habitación se abrió, mostrando a un hombre que pasaba los 60 años, el cual era mi padre, seguido por dos hombres de unos 30 años de edad, a los cuales no conocía, quizás eran sus nuevos guardias.
—Gianna, hija mía —Su voz era débil y baja—. Ha llegado el momento de que tomes tu lugar en la familia.
Me levanté de mi lugar, entrando a mi habitacion, sintiendo que mi corazón latía con fuerza. Me senté en mi gigante cama, mirando hacia las paredes de un rosa palido, no quería mirarlo a los ojos. Sabía lo que significaba, lo sabía y lo odiaba.
Con miedo pregunté:—¿Que significa?—deseando que no sea lo que estaba pensando.
Mi padre sonrió, acercándose a mí a paso lento.
—Significa que te casarás con Alessandro Petrov, el jefe de la mafia rusa —dijo, y al ver que yo me quería negar agregó—. Y si no te casas tú, se casará tu hermana menor, Sofia.
Sentí rabia, enojo y ganas de llorar, todo en un mismo momento.
—¿Qué?—exclame— ¡Eso no es justo!
—¿A no? Pues, acepta y tu hermana será libre y no se tendrá que casar con alguien que ni conoce —Sonrió
Mi padre se acercó a mi, ya no había rastro de su sonrisa, ahora era una línea recta, puso su mano en mi hombro izquierdo, sosteniéndolo con fuerza.
—No hay opción, Gianna. Esto es lo mejor que le puede pasar a nuestra familia. Alessandro Petrov es un hombre poderoso y respetado. Te dará todo lo que necesitas y más —dijo como si fuera un benefició.
Mi mundo se paralizó al rededor mío, me casaría con alguien a quien no amaba, me casaría con alguien a quien no conocía ni de vista. Dios mio. Esto era lo peor que me podría pasar.
—¿Y que hay de mi felicidad?—pregunté, intentando mantener la calma.
Mi padre largó una risa sin gracia:—La felicidad no es importante en nuestro mundo Gianna. Ya deberías saberlo. Lo que importa es el poder y la lealtad.
Estaba atrapada. No tenía salida, mi padre decidió mi destino, y yo no tenía voz en el asunto.
Mi padre se alejó de mi, su mirada era fría y distante.
—Alessandro estará aquí mañana para conocerte. Asegúrate de estar lista.
Sentí un golpe en el estómago, esto estaba pasando muy rápido.
—¿Tan pronto?
—Si, no hay tiempo que perder.
Y con eso salió de la habitación, con sus dos hombres detrás. Me recosté en la suave cama, las lágrimas amenazaban con salir. ¿Cómo se lo contaría a Marco? ¿Qué dirá? ¿Lo entenderá?
Marco y yo comenzamos a salir desde los 16 años, siempre fue una relación que mantuvimos oculta por culpa de mi familia. La familia de Marco no es de la mafia, tampoco es millonaria, por lo que me prohíben estar con el
Me levanté de la cama, decidida a hablar con Marco lo antes posible, no quiero que se entere de mi nuevo compromiso por alguien más. Tome mi teléfono y marque el número de Marco. No sabia si estaba en el trabajo o si ya había salido, me ponía mal molestarlo ahora Pero debía de llamarlo.
A Marco lo conocí en secundaria. La primera vez que nos cruzamos fue en el comedor. Fue una conexión instantánea entre los dos.
En el primer tono respondió.—Gianna, ¿Qué pasa? —su voz estaba llena de preocupación. Era raro que yo lo llamara primero, siempre era él el que llamaba.
—Mi padre quiere que me case con Alessandro Petrov —dije, lo más calmada posible
Hubo un silencio al otro lado de la línea. Pensé que había colgado, Pero no fue así.
—¿Qué? ¿Cómo es eso posible? —parece molesto. Su voz estaba cargada de rabia y desesperación.
—No lo sé... —suspire— no tengo otra opción
—Siempre hay una opción, amor. —estaba desesperado por convencerme—. No te rindas
Ya me había rendido, no tenía otra opción, mañana conocería al que sería mi prometido.
—No puedes casarte con él, Gianna. —Me reprendía como si fuera mi culpa.
Sabía que diria eso.
—Marco... —comencé a decir.
—No, Gianna —interrumpió—. No te dejare hacerlo, no te casaras con ese hombre.
—Marco, por favor... —dije, intentando calmarlo.
—No, Gianna —repitió—. Mañana, antes que te veas con él, tenemos que vernos, logra una manera de salir.
¿Vernos? ¿Para que quiere que nos veamos? Esto está mal, alguien me verá
—No lo sé... —respondí, dudosa.
—Solo hazlo, ¿Quieres? —habló molesto—. Estaré allí esperándote
La linea se cortó. Me quedé sentada en la cama, sintiendo que mañana se decidiría mi futuro, ¿Que haría? ¿Me iria con Marco? ¿Decidiría por mi obligación hacia la familia?
Me acerqué a la ventana, miré hacia la ciudad, hacia la libertad que parecía tan lejana, mire mi habitación llena de libros y recordé las veces que había entrado Marco a escondidas aquí. Las veces que nos habíamos acostado para descansar y yo le acariciaba su rubio cabello, y la manera en la que sus ojos azules me miraban.
Lo amaba.
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Amor a la fuerza
AçãoSinopsis Gianna Bianchi, hija del poderoso Don Bianchi, se enfrenta a un destino impuesto cuando su padre decide que se casará con Alessandro Petrov, el jefe de la mafia rusa. La joven se siente atrapada y sin opciones, ya que su padre amenaza con c...