capítulo 13

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Gianna

Alessandro se acercó un poco más a mí, su mirada era intensa. Podía sentir el calor de su cuerpo cerca del mío y mi corazón latía con anticipación.

—Porque —continuó, su voz baja y suave—, cada vez que te veo, siento una sensación en el pecho que no sé explicar.

Sentí un golpe en el estómago. ¿Qué significaba eso? ¿Era algo más que simplemente protegerme por el trato?

Mi corazón latía con fuerza y mi respiración se había vuelto más rápida. Me sentí como si estuviera suspendida en el aire, esperando a que continuara.

Alessandro se detuvo, su mirada fija en la mía, como si buscara una respuesta en mis ojos. Su rostro estaba cerca del mío, y podía sentir el calor de su aliento en mi piel.

Estaba mareada, como si el mundo a mi alrededor se estuviera desvaneciendo. Solo quedábamos Alessandro y yo, en ese momento, en ese espacio.

De repente, mi teléfono comenzó a sonar, rompiendo el silencio y la tensión entre nosotros. Me sobresalté y me alejé un poco de Alessandro.

—Lo siento —dije, mientras buscaba mi teléfono en mi bolsillo.

La pantalla mostraba el nombre de Marco. Mi corazón se enfrió al ver su nombre. No había respondido a sus mensajes en los últimos días, y sabía que estaría enfadado.

Contesté la llamada, intentando mantener la calma.

—Hola —dije.

—¿Dónde estabas? —la voz de Marco sonaba irritada y acusadora—. No me has respondido en días. ¿Estás con él, verdad?

Sentí un escalofrío recorrer mi espalda. ¿Cómo sabía que estaba con Alessandro?

—Sabes que tengo que estar aquí, Marco —dije, intentando mantener la firmeza en mi voz.

Marco se rió, su tono sarcástico.

—¿Tienes que estar con él? ¿Por qué? ¿Porque te paga para que te quedes con su hijo?

¿Cómo es que sabía del hijo de Alessandro?
Alessandro se acercó a mí, su mirada preocupada.

—¿Estás bien? —susurró cerca de mi oído.

Sacudí la cabeza, intentando mantener la calma.

—Sí —Susurre—. Solo es Marco.

Alessandro frunció el ceño, su expresión protectora.

—¿Necesitas que hable con él? —preguntó.

Negué con la cabeza, intentando manejar la situación.

—No, estoy bien —dije—. Pero gracias.

Alessandro asintió, pero su mirada seguía siendo intensa, como si estuviera listo para defenderme en cualquier momento.

Marco continuó hablando, su voz cada vez más irritada.

—¿Te crees que puedes simplemente desaparecer y no responder a mis mensajes? ¿Te crees que puedes ignorarme así?

Sentí un nudo en la garganta. No sabía cómo manejar la situación.

—Marco, por favor —dije, intentando calmarlo—. No es el momento.

—¿No es el momento? —se rió—. ¿Qué es más importante que yo? ¿Él? ¿Su hijo?

Alessandro se puso rígido a mi lado, su mirada fija en la mía.

—¿Qué pasa? —susurró.

Sacudí la cabeza, intentando mantener la calma.

—Nada —dije—. Solo Marco siendo Marco.

Alessandro asintió, pero su expresión seguía siendo tensa.

—Termina la llamada —dijo—. No te estreses más.

Asentí, y colgué el teléfono.

—Lo siento —dije, volviéndome hacia Alessandro—. No quería que te involucraras en esto.

Alessandro me tomó la mano, su mirada suave.

—No tienes que disculparte —dijo—. Estoy aquí para protegerte. ¿Quieres hablar sobre lo que pasó?

Me sentí un escalofrío recorrer mi espalda. ¿Cómo podía confiar en él tan fácilmente?

—No —dije—. No es necesario.

Alessandro asintió, pero su mirada seguía siendo intensa, como si supiera que había algo más detrás de mi respuesta.

Alessandro me sostuvo la mano durante un momento, su mirada aún fija en la mía. Luego, suavemente, me soltó y se alejó un poco.

—Vamos a asegurarnos de que estés segura —dijo—. No quiero que Marco te moleste más.

Asentí, sintiendo un alivio en mi pecho. La protección de Alessandro era como un escudo que me rodeaba, haciéndome sentir segura.

—Gracias —dije—. Significa mucho para mí.

Alessandro sonrió ligeramente y se volvió hacia la puerta.

—Voy a hablar con Luis —dijo—. Que se encargue de que Marco no te moleste más.

Salí de la habitación con él, sintiendo su presencia protectora a mi lado. La tensión entre nosotros seguía siendo palpable, pero ahora había algo más. Algo que iba más allá del trato y la protección.

Mientras caminábamos, no pude evitar preguntarme qué significaba esa sensación en el pecho que Alessandro había mencionado. ¿Era algo más que simplemente una atracción física? ¿Era algo que podría cambiar todo entre nosotros?

Amor a la fuerzaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora