Capítulo 8

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Gianna

Me senté en el sofá, intentando relajarme, pero mi mente seguía trabajando. Pensaba en Eduardo, en el ataque, en la seguridad de mi nueva vida con Alessandro.

De repente, escuché su voz detrás de mí.

—Gianna, ¿quieres algo de beber? —preguntó.

Me di la vuelta.

—Sí, por favor —dije—. Un té estaría bien.

Asintió y se dirigió a la cocina. Lo seguí, sentándome en la barra mientras Alessandro preparaba el té.

—¿Cómo te sientes? —preguntó, mirándome.

—Un poco nerviosa —dije—. No entiendo qué está pasando.

—Lo sé —dijo—. Pero estoy aquí para ti. No te preocupes.

sentí un calor en el pecho al escuchar sus palabras. Este Alessandro no se parecía nada al Alessandro que había conocido, este me gustaba más. Me gustaba la forma en que se preocupaba por mí.

—Gracias —dije, sonriendo.

Nos sentamos en la sala, bebiendo nuestro té en silencio. Me sentí un poco más relajada, pero mi mente seguía trabajando.

De repente, sonó su teléfono. Se levantó para contestar.

—Sí —dijo—. ¿Qué?

Escuché su voz cambiar, volviéndose más seria.

—¿Qué pasa? —pregunté, asustada.

—Es Luis —dijo—. Ha encontrado algo sobre Eduardo.

sentí un escalofrío.

—¿Qué es? —pregunté, con mi corazón latiendo a gran velocidad.

—No lo sé —dijo—. Pero voy a ir a verificar.

—No —dije, asustada—. No te vayas. ¿Y si es una trampa?

—No te preocupes —dijo—. Tengo que ir. Pero estarás segura aquí. Mis hombres te protegerán.

Me sentí un nudo en la garganta.

—No quiero que te vayas —dije.

—Lo siento —dijo—. Pero tengo que hacer esto.

Se acercó a mí y me besó en la frente.

—Estaré de vuelta pronto —dijo—. Y cuando regrese, te diré todo lo que sé.

Me sentí un suspiro de alivio, pero mi corazón seguía latiendo con ansiedad.

—Ten cuidado —dije.

—Lo tendré —dijo, sonriendo.

Salió de la habitación, dejándome sola. Me sentí un poco asustada, pero sabía que él haría todo lo posible para protegerme.

Pero mientras esperaba, no podía evitar sentir que algo no estaba bien. Que algo estaba a punto de suceder.

Me quedé sentada en el sofá, escuchando los pasos de él fuera de la habitación. Mi corazón latía con ansiedad, pensando en lo que podría estar pasando.

De repente, escuché un ruido más fuerte, seguido de una maldición. Me levanté del sofá y corrí hacia la puerta.

—¿Qué pasa? —grité, asustada.

Él apareció en la puerta, su rostro tenso.

—Alguien ha entrado en la casa —dijo, tomándome del brazo—. Tenemos que salir de aquí, ahora.

Me sentí un golpe en el estómago. ¿Cómo era posible? ¿Cómo habían entrado en la casa?

Él corrió escaleras arriba para buscar a Leonardo, cuando volvió a bajar yo aún seguía inmóvil en mi lugar.
No tuve tiempo para pensar. Él me arrastró hacia la puerta, y yo lo seguí sin resistir.

Corrimos por el pasillo, hacia la salida de emergencia. Él me empujó hacia adelante, protegiéndome con su cuerpo.

—No te detengas —dijo—. No te detengas hasta que estemos a salvo.

Salimos de la casa, y corrimos hacia el coche que estaba estacionado en la calle. Él me abrió la puerta y me empujó hacia dentro.

—¿Dónde vamos? —pregunté, asustada.

—A un lugar seguro —dijo, arrancando el coche—. No te preocupes, estoy aquí.

Miré hacia atrás, viendo la casa que habíamos dejado atrás. ¿Quién era el que había entrado? ¿Era Eduardo?

No tuve tiempo para pensar. Él conducía rápidamente, tomando giros bruscos para evitar cualquier posible persecución.

—Ten cuidado —Le dije sosteniendome de mi asiento. Le tenía miedo a la velocidad y el se dió cuenta, así que bajo lo velocidad al estar lejos de su casa.

Finalmente, llegamos a un edificio de apartamentos. Él me sacó del coche y me llevó hacia la puerta. Él seguía con Leonardo en brazos

—Estamos aquí —dijo—. Estamos a salvo.

Me sentí un suspiro de alivio, pero mi corazón seguía latiendo con ansiedad.

—¿Qué pasa ahora? —pregunté.

—Ahora —dijo, mirándome a los ojos—, vamos a descubrir quién es Eduardo y qué quiere de ti.

sentí un escalofrío al escuchar sus palabras. Pero sabía que estaba con él, y que juntos podríamos enfrentar cualquier cosa.

Amor a la fuerzaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora