Capítulo 11

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Gianna

Alessandro asintió, y Luis presionó el botón para reproducir la grabación. La voz del padre de Alessandro sonó fuerte y clara.

"...No podemos permitir que ella se case con Alessandro. No después de lo que hemos descubierto."

"¿Qué descubrieron?", preguntó Z

"Descubrimos que ella no es quien dice ser", respondió el padre de Alessandro. "Es adoptada. Su familia real está muerta y no tiene derecho a heredar nada".

Sentí un golpe en el estómago. ¿Qué estaba pasando? ¿Cómo que mi familia real estaba muerta?
El audio siguió reproduciéndose

"¿Y qué pasa con Alessandro?", preguntó Z.

"Él no sabe nada", respondió el padre de Alessandro. "Y no debe saberlo. Debemos asegurarnos de que no se casen. No podemos permitir que ella tenga acceso a nuestra fortuna".

sentí un escalofrío recorrer mi espalda. ¿Mi familia real estaba muerta? ¿Y el padre de Alessandro quería evitar que nos casáramos para proteger su fortuna?

Alessandro se acercó a mí, su mirada llena de preocupación.

—Lo siento—dijo. —No sabía nada de esto.

Tenia un nudo en la garganta. No podía hablar, ¿Qué debía hacer ahora?

—¿Qué significa esto?— pregunté, mi voz temblorosa.

Alessandro me tomó la mano.

—Significa que mi padre está dispuesto a hacer cualquier cosa para evitar que nos casemos— dijo—. Pero no voy a dejar que eso suceda.

No sabia si sentirme tranquila por sus palabras, ¿Quería casarme con él? No, no quería, Pero una parte de mi se negaba a no casarse. ¿Qué iba a pasar ahora? ¿Cómo podríamos superar esto?

De repente, sonó el teléfono de Alessandro. Miró la pantalla y frunció el ceño.

—Es mi padre—dijo—. Quiere hablar conmigo

¿Qué pasaría ahora? ¿Qué diría el padre de Alessandro?

Alessandro suspiró y respondió la llamada. Escuchó en silencio durante un momento antes de hablar.

—Sí, padre. Ya sé. No necesito recordatorios—dijo, su voz firme pero tensa.

Hubo una pausa antes de que continuara.

—No, no voy a cambiar de opinión. Ya he tomado una decisión— afirmó, su mirada fija en mí.

Otra pausa.

—Sí, entiendo. Pero no voy a permitir que me manipules. Este es mi matrimonio, no el tuyo—dijo, su voz subiendo de tono.

Colgó el teléfono y se volvió hacia mí.

—Mi padre quiere hablar contigo—dijo, su expresión seria. —Quiere convencerte de que no te cases conmigo.

Me sentí un escalofrío recorrer mi espalda. ¿Qué quería el padre de Alessandro?

—¿Qué voy a hacer?—pregunté, mi voz temblorosa.

Alessandro me tomó la mano.

—No te preocupes—dijo. —Ya he tomado medidas para protegerte. El trato ya está sellado. Nuestro matrimonio es inevitable.

Me sentí un nudo en la garganta. ¿Qué significaba eso? ¿Significa que no tengo escapatoria? Maldición. Tenía que hacer esto por mi hermana, no puedo dejar que se case con 18 años, menos con un tipo como Alessandro.
Mire hacia Leonardo que comenzaba a llorar. Comencé a darle mimos en su sedoso cabello.

—Sh~ todo está bien —le estaba tomando cariño a este pequeño, mire hacia el padrez encontrándome con su penetrante mirada.

Me sentí nerviosa ante su mirada, al final estoy haciendo lo que él quería: encariñandome de Leonardo.

Alessandro se acercó a mí, su mirada intensa y protectora estaba sobre Leonardo. Con cuidado me senté en el sofá, esperando que él llegara a mi lado. Se arrodilló frente a mi y acarició la mejilla de Leonardo, este lo miro con sus ojitos celestes y su llanto comenzó a pasar. Se parecían mucho. Los mire a ambos mientras una sonrisa se formaba en mis labios, se veían muy tiernos.

Alessandro comenzó a jugar con las manitas de Leonardo, logrando hacer que este se riera.

Quería odiarlo, de verdad que quería, pero últimamente me está protegiendo mucho y creo que eso me gusta, pero aún así no quiero casarme, solo lo haré por mi hermana Sofía.

Alessandro levantó la vista hacia mí, sonriendo mientras seguía jugando con Leonardo. Su mirada se encontró con la mía y por un momento, sentí una conexión intensa entre nosotros. Me pareció ver algo más que protección en sus ojos, algo que se parecía a afecto.

Me sentí nerviosa y desvié la mirada, intentando romper el hechizo. Pero no podía evitar mirarlos a ambos, Alessandro y Leonardo, jugando y riendo juntos. La escena era tan tierna que me hizo sentir un calor en el corazón.

—Gracias—dije finalmente, mi voz baja y emocionada. —Gracias por hacer que se sienta mejor.

Alessandro se levantó y se sentó a mi lado, su brazo rozando el mío. Me sentí un escalofrío recorrer mi espalda.

—No hay de qué—dijo, sonriendo. —Me encanta verlo sonreír

Me miró intensamente, sus ojos buscando algo en los míos. Me sentí como si estuviera desnuda ante él, expuesta y vulnerable.

—¿Qué pasa?—pregunté, intentando romper el silencio.

Alessandro se acercó a mí, su voz baja y sensual.

—Me preocupa que no quieras casarte conmigo—dijo—. Pero te juro que haré todo lo posible para protegerte y hacer que seas feliz

Sentí un nudo en la garganta. ¿Por qué estaba haciendo esto? ¿Por qué estaba siendo tan amable y protector?

—Solo lo haré por mi hermana— dije finalmente, mi voz firme.

Alessandro asintió.

—Lo sé—dijo. —Pero espero que algún día puedas verme de otra manera

Alessandro se acercó un poco más a mí, su mirada intensa y emocionada.

—Quiero que sepas que no solo te estoy protegiendo por mi familia o por mi fortuna— dijo, su voz baja y sincera. —Te estoy protegiendo porque creo que eres especial, porque creo que tienes un corazón increíble y porque quiero que seas feliz.

Sentí un escalofrío recorrer mi espalda. ¿Estaba diciendo lo que creía que estaba diciendo?

—No entiendo—dije, mi voz temblorosa.

Alessandro sonrió ligeramente.

—Entiendo que no quieras casarte conmigo ahora—dijo. —Pero quiero que sepas que estoy dispuesto a esperar, a ganarme tu confianza y tu amor.

Sentí un nudo en la garganta. ¿Estaba realmente diciendo que me amaba?

—¿Por qué?— pregunté, mi voz apenas audible.

Alessandro se acercó un poco más, su aliento cálido en mi oreja.

—Porque cuando te miró, supe que eras la única para mí— dijo. —Y no voy a dejar que nada ni nadie se interponga en nuestro camino.

Sentí un mareo, como si el mundo se hubiera detenido. ¿Estaba realmente diciendo lo que creía que estaba diciendo?

De repente, Leonardo comenzó a llorar, rompiendo el hechizo que nos había envuelto. Alessandro sonrió y se levantó para coger al bebé en brazos.

—Creo que alguien necesita atención—dijo, sonriendo.

un suspiro de alivio salió de mi boca, pero también una punzada de decepción. ¿Qué hubiera pasado si Leonardo no hubiera llorado? ¿Qué hubiera pasado si Alessandro y yo hubiéramos seguido hablando?

Amor a la fuerzaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora