2. Los secretos de Ethan

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El sonido de la campana marcando el final de la clase de Historia me sacó de mis pensamientos. Todo había pasado tan rápido que apenas recordaba lo que había dicho la profesora. Estaba demasiado concentrada en la presencia de Ethan a mi lado. Lo peor es que él no había dicho ni una palabra más desde aquel "hola" y mi intento torpe de responder. Solo se limitaba a mirarme de vez en cuando con esa expresión enigmática.

Cuando salí al pasillo, Sofía ya me estaba esperando con una sonrisa traviesa en la cara.

—Venga, suéltalo —dijo cruzando los brazos—. ¿Qué tal con el chico raro?

Rodé los ojos, aunque sabía que ella no iba a dejarme en paz.

—Nada... No hablamos mucho. Solo se presentó y ya. Es un misterio andante, Sofía.

—Pues ese misterio se te ha quedado bien grabado en la cabeza, ¿no? —me picó ella, dándome un pequeño empujón en el brazo. Sabía que no lo decía en serio, pero no podía evitar pensar que tenía razón.

No sabía por qué, pero Ethan me generaba una sensación extraña. Era como si no encajara del todo, como si fuera más peligroso de lo que aparentaba, pero al mismo tiempo, algo me atraía hacia él. Como si hubiera una parte de mí que quería entender qué había detrás de esos ojos grises.

—Luna, ¿me estás escuchando? —Sofía me sacudió del brazo—. Estás en las nubes todo el rato.

—Lo siento... —dije, sacudiendo la cabeza—. No sé qué me pasa.

—Es el chico, ¿verdad? Está claro que te tiene hipnotizada.

Me reí, aunque la verdad es que tenía razón. No podía dejar de pensar en él. Decidí cambiar de tema y distraerme durante el resto del día, pero cuando salí del instituto, ahí estaba Ethan. Solo, apoyado contra un árbol a la salida, con las manos en los bolsillos de su chaqueta oscura. Su mirada, como siempre, era profunda y misteriosa. Esta vez no se apartó cuando nuestros ojos se cruzaron.

—Hey, Luna. —Su voz suave resonó como si estuviera acostumbrado a no necesitar levantarla para llamar la atención.

Sentí un nudo en el estómago mientras me acercaba a él, nerviosa. Relájate, es solo un chico, me repetí a mí misma, aunque no lograba convencerme del todo.

—Hola, Ethan. —Intenté sonar tranquila, pero mis palabras salieron casi en un susurro.

—¿Quieres caminar un rato? —me preguntó, sin apartar la mirada de mí. No había rastro de timidez o duda en él. Era como si supiera que diría que sí.

—Sí, claro —respondí casi sin pensarlo.

Empezamos a caminar por el parque que estaba justo al lado del instituto. Ninguno de los dos hablaba, pero curiosamente no se sentía incómodo. Había algo en la presencia de Ethan que hacía que el silencio fuera casi... natural. Sin embargo, mi mente estaba a mil por hora. ¿Quién era realmente este chico? ¿Por qué parecía tan diferente?

—No eres como los demás —solté de repente, sin poder evitarlo. Inmediatamente me arrepentí de haber dicho algo tan directo.

Ethan esbozó una sonrisa ligera, como si hubiera estado esperando esa pregunta.

—Tú tampoco lo eres, Luna —respondió, mirándome de reojo con una expresión seria pero serena.

Me quedé en shock. ¿Qué quería decir con eso? Claro que era como los demás, ¿no? Solo una chica normal en un instituto lleno de gente normal. Pero algo en su tono hizo que me cuestionara si él sabía algo que yo no.

—¿Qué quieres decir? —pregunté, deteniéndome para mirarlo de frente.

Él también se detuvo, pero no respondió de inmediato. Parecía estar eligiendo cuidadosamente sus palabras.

—Hay más en este mundo de lo que parece, Luna. Y a veces, lo que creemos que es normal no lo es tanto. Solo... mantente cerca de la realidad —dijo enigmáticamente, antes de esbozar esa pequeña sonrisa suya y seguir caminando como si nada.

"¿Qué rayos significa eso?" pensé, pero antes de que pudiera preguntar algo más, escuché un gruñido bajo, como de un animal. Me giré, buscando de dónde venía el sonido, pero no había nadie más en el parque. Ethan, en cambio, no parecía sorprendido en lo absoluto.

—¿Lo escuchaste? —le pregunté, con el corazón latiéndome a mil.

Él solo asintió, como si estuviera completamente acostumbrado a ese tipo de cosas.

—Luna, hay muchas cosas que no sabes todavía. Y si te quedas cerca de mí... puede que descubras algunas de ellas.

El misterio en su voz me atrapó. ¿Qué cosas no sabía? ¿Qué estaba pasando realmente? Estaba segura de una cosa: Ethan no era un chico común y corriente. Y por alguna razón, sabía que mi vida no volvería a ser normal desde ese momento.

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