14. Sombras y secretos

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La calma de la noche se había desvanecido en algún punto entre aquel beso y la realidad que me golpeó al día siguiente. Ethan y yo habíamos compartido algo indescriptible, pero cuando desperté, mi mente estaba llena de preguntas, dudas y una mezcla de emociones que no lograba descifrar del todo. Sabía que había profundizado en su vida más de lo que cualquier otra persona probablemente había conseguido, pero también sentía que todo lo que compartimos en el bosque era solo la superficie.

Al llegar al instituto, sentí su presencia incluso antes de verlo. Él estaba apoyado contra la pared en el pasillo, con los brazos cruzados y la mirada perdida. Parecía más serio que de costumbre, como si algo lo preocupara, y esa expresión en su rostro me dio un ligero vuelco en el estómago. Me acerqué lentamente, sin apartar la vista de él, y cuando por fin lo notó, se enderezó y forzó una sonrisa, como si intentara calmar cualquier inseguridad que pudiera sentir.

—Hola —murmuré, buscando sus ojos, intentando leer algo en su expresión—. ¿Estás bien?

Ethan asintió, pero había algo en su mirada que me decía lo contrario.

—Luna, anoche... —comenzó, su voz apenas un susurro, y noté cómo bajaba la vista, incapaz de sostenerme la mirada—. Quiero que sepas que lo que pasó fue real. Pero también... me doy cuenta de que no es justo para ti.

Fruncí el ceño, sintiendo cómo un nudo de ansiedad se formaba en mi pecho.

—¿A qué te refieres? —pregunté, intentando mantener la calma.

—Es complicado, Luna. —Suspiró, pasando una mano por su cabello oscuro—. Siento cosas por ti, cosas que nunca imaginé sentir... pero cada vez que me acerco, estoy poniéndote en peligro.

Me quedé en silencio, tratando de procesar lo que acababa de decir. "Peligro." Esa palabra resonaba en mi mente como una alarma.

—Ethan, yo... No tienes que protegerme de ti —dije finalmente, mi voz temblando un poco. Mi corazón latía con fuerza, esperando que entendiera lo mucho que estaba dispuesta a arriesgar.

—¿Y si no soy el único peligro? —dijo de repente, con una seriedad que hizo que el nudo en mi pecho se volviera más fuerte—. Hay cosas que no sabes, Luna, y entre más me acerco a ti, más te expongo a... todo eso.

Iba a preguntar a qué se refería, pero entonces lo noté. La sombra de alguien más se proyectó junto a nosotros en la pared. Levanté la mirada y me encontré con Liam, el mismo chico que se había acercado a mí en el bosque la noche anterior. Su expresión era algo irónica, y su presencia parecía exudar un aire de desafío.

—¿Interrumpo algo? —preguntó, mirando directamente a Ethan, ignorándome por completo.

Ethan tensó la mandíbula y dio un paso adelante, quedando entre Liam y yo, como si estuviera dispuesto a bloquear cualquier interacción entre nosotros. Su cuerpo irradiaba una energía que nunca antes había sentido; era casi intimidante.

—No, no estás interrumpiendo nada —dijo Ethan, su tono helado.

Liam sonrió y cruzó los brazos, sin apartar la mirada de Ethan.

—No hace falta ser tan protector, Ethan. Tal vez Luna quiera algo de libertad. No todos necesitamos ser... tan intensos —dijo, la última palabra en un tono casi burlón.

No entendía del todo la tensión entre ellos, pero sentía que había algo más, algo que no estaba viendo. Ethan respiró hondo, como si intentara controlar un impulso. La situación era tensa, y yo me sentía atrapada entre dos fuerzas que no entendía.

—Liam, ¿qué quieres? —pregunté, tratando de recuperar el control de la situación.

Él me miró, su sonrisa se suavizó un poco.

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