21. Oscuridad en el camino

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Había pasado una semana desde que Ethan se había ido, dejando un vacío silencioso en el ambiente. Era como si una parte de mi vida se hubiera desvanecido con su ausencia, una parte que no terminaba de entender, pero que también me daba la sensación de liberación. Marco había estado a mi lado cada momento, y a pesar de que mis sentimientos por él eran reales y fuertes, no podía negar que el recuerdo de Ethan seguía rondando en el fondo de mi mente. Sin embargo, sabía que debía dejarlo ir. Había tomado una decisión, y era hora de avanzar.

Esa tarde, Marco me había invitado a una especie de "aventura" sorpresa, algo que sonaba completamente típico de él. Me había dado una dirección y me pidió que me encontrara con él al atardecer, así que me dirigí hacia allá sin saber bien a qué me estaba metiendo. Al llegar, me encontré frente a una mansión abandonada en las afueras de la ciudad. Parecía que había pasado años sin que alguien la visitara, rodeada de árboles y cubierta de enredaderas. Solo Marco podría haber encontrado un lugar tan peculiar para una cita.

—¿Este es tu plan? —pregunté, alzando una ceja cuando lo vi esperándome en la entrada.

Él sonrió, esa sonrisa confiada y algo traviesa que siempre lograba hacer que mi corazón latiera un poco más rápido.

—¿Te asusta? —me desafió, acercándose y extendiéndome una linterna.

—Claro que no. Sabes que me gustan los retos —respondí, tomando la linterna mientras me acercaba a él.

—Perfecto, entonces entraremos juntos.

Marco abrió la puerta con cuidado, y el sonido de las bisagras oxidadas resonó por el lugar, creando un eco que parecía llenar cada rincón de la mansión. El interior estaba cubierto de polvo y oscuridad, y podía ver las siluetas de muebles antiguos cubiertos con sábanas. La luz de nuestras linternas apenas lograba iluminar el camino.

—Entonces... ¿por qué exactamente me trajiste aquí? —pregunté, mientras caminábamos juntos por el pasillo principal.

Marco se encogió de hombros, con una sonrisa que dejaba entrever un misterio.

—Quería mostrarte un lugar que pocos conocen. Algo fuera de lo común. Además, pensé que disfrutarías de un poco de adrenalina.

Mientras caminábamos, sentía la intensidad de su mirada en mí, y cada tanto él se acercaba un poco más, como si quisiera protegerme de cualquier cosa que pudiéramos encontrar en el camino. Había algo en el ambiente que lo hacía más misterioso y tentador. Sin embargo, mientras avanzábamos, también noté una leve tensión en Marco, algo que no había visto antes.

—Marco, ¿estás bien? Pareces... distraído —comenté, tratando de entender qué era lo que lo inquietaba.

Él se detuvo, se giró hacia mí y, con un suspiro, asintió.

—Es solo que... —comenzó, con un tono más serio del que esperaba—, últimamente he tenido que enfrentarme a cosas que no imaginaba. Y cuando veo lo que hemos logrado tú y yo, cuando pienso en lo que somos juntos, no quiero que nada ni nadie lo arruine.

Sus palabras resonaron en el silencio de la mansión, y pude ver la intensidad en su mirada, esa chispa de posesividad que me hacía sentir tan deseada. Sabía que Marco tenía sus miedos y sus sombras, pero también sabía que, con él, todo parecía más emocionante, más real.

—No dejaré que nadie arruine lo que tenemos, Marco —respondí, tomando su mano—. Te elegí, y estoy aquí porque quiero estar contigo.

Él sonrió, y en ese momento supe que habíamos logrado calmar nuestras dudas, al menos por ahora. Nos quedamos en silencio por un momento, solo mirándonos a los ojos, hasta que él se inclinó hacia mí y me besó. Su beso era profundo, intenso, como si quisiera dejar en claro que yo le pertenecía, que no había espacio para nadie más.

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⏰ Última actualización: 3 days ago ⏰

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