Across The Universe-The Beatles

6.

La hora pasó muy rápido, debíamos volver al Hotel cuanto antes.
Pocos fans se acercaron a Paul, eran muy respetuosos. Los que no lo fueron eran los paparazzis, quienes salían de cualquier lugar.
Esto dejaría mucho de lo cual hablar, él lo sabía.

-Deberíamos volver- dijo algo agitado.

-Tengo miedo- me confesé.

-Si quieres puedo estar contigo cuando hables con él- me indicó el camino devuelta al Hotel.

-Al principio sí, por favor. Luego veré cómo seguir- sonreí nerviosa.

-Tienes que saber que todo salió bien al final- alzó sus hombros. -Sé que es confuso, pero ¿todo esto ya pasó?, no sé bien cómo funciona el tiempo, pero si tu abuelo en el futuro contó la anécdota de lo que está por pasar, nada tuvo que haber salido fatal- explicó dudando de sí mismo.

-Entiendo, y tienes razón- le agradecí por el paseo mientras volvíamos. Aproveché para hacerle algunas preguntas como fan, a lo que el respondía sin borrar la sonrisa que llevaba desde que habíamos salido del Hotel.

Cuando llegamos, nos dirigimos devuelta hacia el lobby, donde George intentaba hablar con un hombre que estaba de espaldas. A su lado se encontraba Henry, como si fuera un guardaespaldas.

-Mira, soy muy fan de ustedes, en serio creo que son los mejores músicos de estos tiempos. Justamente por eso no entiendo por qué me citaron aquí- refunfuñó el sujeto. -Debo ir a trabajar.

-Discúlpanos, la razón por la que te citamos ya tendría que estar aquí- lo intentó tranquilizar Lennon. El hombre estaba nervioso, era obvio, que los Beatles te citaran para hablar no era algo que pasara todos los días. -Además, le pedimos a tu gerente que te diera el día libre, no te preocupes por el trabajo- dicho eso, al hombre se lo notó más tranquilo.

-Buenas tardes- saludó Paul mientras nos acercábamos cada vez más.

-Paul McCartney, debían estar aquí hace media hora- dijo serio Henry.

-Perdón, nos perdimos- se excusó el pelinegro. Aún sabiendo que esa excusa no tendría sentido, puesto que todos sabían que él conocía cada rincón de la ciudad.

Cuando Tom Green se dió la vuelta para poder vernos, se emocionó por la presencia de Paul.
Cuando yo lo ví, tapé mi boca con mi mano derecha, algo disimulada. Mi abuelo, su versión joven, se encontraba enfrente nuestro.
Quería abrazarlo, pero no debía hacerlo hasta poder explicarle todo.

-Un gusto, soy Paul- estrechó su mano con la de Tom. Se presentó como si nadie supiera su nombre, me pareció tierno.

-Un gusto conocerte, Paul- sonrió Tom. Se lo veía feliz. Yo estaba inmóvil.

-¿Dónde están Ringo y George?- preguntó Paul una vez de terminar de saludar a Tom.

-En la habitación, están esperándonos allí- habló John, mientras me miraba.

-Vamos entonces- ladeaba su cabeza en dirección al ascensor. Los tres hombres fueron adelante, yo no sabía que decir o hacer, no sabía cómo le explicaría la situación a mi abuelo.
-¿Estás bien?- tocó mi hombro para sacarme de mis pensamientos.

-Es mi abuelo, Paul- mis ojos se llenaron de lágrimas. -La última vez que lo vi yo tenía diez años, y ahora está aquí, luego de ocho largos años- unas cuantas lágrimas recorrieron mis mejillas.

-No llores- se puso enfrente mío, levantó mi barbilla suavemente para que pudiera verlo a los ojos.
-Lo tienes aquí. Puedes preguntarle lo que quieras- sonrió un poco. -Por hoy romperemos las reglas del tiempo, de las cuales igualmente no entendemos nada- yo reí, él agarró mi mano y me llevó hacia el ascensor. Allí entramos todos como pudimos.