"Mujercitas" | BSD

XII

POV Fyodor

Esta mañana hacía mucho frío a causa de la nieve, antes de salir de su hogar se despidió de Jouno y Ranpo el cual se dirigía al cuarto que compartía con Osamu para despertarlo.

Hoy habían quedado de ir con aquel escritor para ayudarle a tener inspiración para sus obras, parece que se divertirán mucho el día de hoy.

Fyodor caminaba entre la multitud de gente que se dirigían a trabajar o a hacer cualquier actividad.

Tenía más frío de lo habitual, incluso con abrigo y bufanda aún sentía el viento helado en sus huesos.

Al llegar a su lugar de trabajo encontró a su jefe recién abriendo el negocio.

El frío se volvió insoportable.

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Terminó su turno de hoy temprano, al parecer su jefe contrató a otra persona para aligerar las cosas para él y al mismo tiempo dividir turnos y que el local pudiera estar abierto más horas.

Se despidió de su jefe que se quedó en la librería para poder explicarle el funcionamiento de las cosas al nuevo empleado y se fue.

Camino unos cuantos metros, pero se detuvo al sentirse observado.

Al darse la vuelta se topó con la persona que menos quería ver estos días.

― ¿Qué haces aquí, Shibusawa?

El hombre frente a él lo miraba imperturbable.

― Fyodor, tenemos una conversación pendiente.

― No tengo nada que hablar contigo, así que si solo buscas hacerme perder el tiempo largate y dejame en paz ― en lugar de desanimarse Shibusawa sonrió de una manera más perturbadora.

Este tipo lo persiguió desde hace tiempo, aunque más bien la palabra "perseguir" se quedaba corta ante su acoso.

― Esta vez ese idiota no nos va a interrumpir, así que escúchame.

Su expresión se volvió amarga al escuchar llamar a Chuuya "idiota".

― Siempre te escucho, pero de tu boca solo salen estupideces que no me interesan en lo más mínimo.

Shibusawa esta vez sí que reacciono y tomo su mano de forma muy agresiva.

― ¿Acaso no ves la suerte que tienes? ¡Un duque está detrás de ti!

― ¿Y a mi que me importa? No porque seas un duque voy a lanzarme a tus brazos. ― Fyodor no se dejaría intimidar por la diferencia de fuerza.

Al parecer tocó un nervio del hombre, porque su mirada cambio a una enfurecida y comenzó a arrastrarlo a un callejón.

No va mentir sobre el miedo que estaba comenzando a apoderarse de él, pero luchar era la única opción.

Comenzaron a forcejear, se arañaron mutuamente y se dejaron moretones.

Obviamente él no era tan fuerte como Shibusawa y sus chances no eran tan altas.

Acorralado y con la mente apoderada de ideas ilógicas, le mordió el brazo tan fuerte que sintió la sangre de Shibusawa en sus labios, aprovechó que el hombre lo soltó y salió corriendo del callejón.

Su corazón latía más fuerte que nunca, pero por la angustia que sentía en ese preciso momento.

Mientras corría por las calles mientras observaba por detrás si Shibusawa lo seguía choco con alguien, levantó la vista para disculparse con quién había chocado y se sorprendió.