Agustín era el galán de la universidad. En su año, todos lo encontraban atractivo, y a donde fuera, siempre recibía miradas de admiración y sonrisas coquetas. Pero él no quería a nadie más que a Gala. Aunque, si era sincero consigo mismo, no era porque estuviera profundamente enamorado de ella. Gala era hermosa, eso estaba claro, pero lo que más le gustaba de ella era que no mostraba el más mínimo interés en él. Cada vez que Agustín intentaba acercarse, ella lo detenía con frialdad y le dejaba claro que ni amigos serían debido a su arrogancia.
Para Agustín, esto era algo nuevo. No estaba acostumbrado a rogar, porque nunca había tenido que hacerlo. Las chicas siempre llegaban a él sin que él hiciera esfuerzo alguno. Pero Gala era diferente, y esa indiferencia lo atraía como nada antes lo había hecho.
Ese lunes por la mañana, Gala llegó temprano a clases, como siempre, y se acomodó en su asiento junto a su amiga Brigitte. Empezaron a charlar, y Brigitte, fiel a su costumbre, le sugirió que le diera una oportunidad a Agustín.
—Mira, Gala, solo una cita. A lo mejor es diferente de lo que crees —le dijo Brigitte, con una sonrisa cómplice.
Gala negó con la cabeza y cortó la conversación de inmediato.
—No quiero ser otra de su colección, Brig. Quiero algo serio, o al menos que me respeten como algo más que una conquista más —dijo con firmeza.
Y es que, a pesar de su atractivo físico, la personalidad de Agustín era justo lo contrario a lo que ella buscaba. Desde que había llegado al colegio, hacía un año, él había intentado pedirle una cita innumerables veces, pero ella había escuchado rumores de que él solo veía a las chicas como trofeos. Así que, a pesar de lo guapo que era, se resistía a convertirse en una más en su lista.
Pero aquella mañana, Agustín tenía un plan en mente. Él también había llegado temprano, pero en lugar de ir a su salón, se dirigió al salón de su mejor amigo, Luis. Luis era, en muchos sentidos, igual a él: confiado, un poco arrogante y un conquistador nato. No había chica que él quisiera que no pudiera tener, y Agustín admiraba esa habilidad en su amigo.
—Hermano, ¿por qué sigues insistiendo con Gala? Hay muchos peces en el mar —le dijo Luis, riendo.
Agustín suspiró y, con un tono serio, le explicó.
—No lo sé, Luis. Al principio era un capricho, solo porque ella me ignoraba, pero ahora… siento que realmente me gusta. Ayer leí algo y… bueno, necesito tu ayuda.
Luis se rió aún más.
—¿Leíste? ¡Vaya, esto va en serio! —se burló, y Agustín, sin perder tiempo, ignoró la burla y le compartió su plan.
Su idea era conquistar a Gala a través de cartas. En persona, ella apenas le dirigía la palabra, pero pensaba que, si le escribía lo que sentía, podría llegar a tocar su corazón.
—¿Y desde cuándo sabes escribir cartas? —preguntó Luis, arqueando una ceja, divertido.
—Ahí entras tú —le respondió Agustín, sin dudar—. Tú escribirías las cartas en mi lugar.
Luis negó con la cabeza, riendo.
—Las cartas de amor no son lo mío, amigo. Yo conquisto en persona.
Agustín, desesperado, le pidió ayuda. Estaba seguro de que esta vez su plan funcionaría y que Gala caería rendida ante sus palabras. Luis estaba a punto de negarse cuando una voz interrumpió la conversación.
—Yo puedo escribir las cartas.
Ambos chicos giraron y se encontraron con Karime. Ella era amiga de los dos y, desde hacía tiempo, estaba enamorada de Luis. Sin embargo, él siempre la rechazaba, diciéndole que no le atraía. Pero Karime vio en ese momento una oportunidad, y con una sonrisa segura, les ofreció un trato.
—Yo escribiré las cartas, pero con una condición: Luis, tienes que aceptar salir conmigo.
Luis frunció el ceño y miró a Agustín, incómodo. Karime era guapa, sí, pero no era su tipo, y su insistencia a veces lo incomodaba. Sin embargo, Agustín, sin pensarlo dos veces, aceptó el trato en su lugar.
—¡Hecho! —dijo Agustín, comprometiendo a su amigo sin dudar.
Luis suspiró, resignado, y aceptó la cita para no decepcionar a su amigo. Así nació un pacto que, sin que ellos lo supieran, cambiaría la vida de los tres. Mientras discutían cómo llevar a cabo el plan, Karime sentía que al fin tenía una oportunidad para acercarse a Luis. Pero lo que ella no sabía era que, en el proceso, encontraría el amor en el lugar menos esperado.
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Primer capítulo comenten y voten empieza raro pero prometo q toma forma con el tiempo.
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Cartas para Tres
FanfictionAgustín está decidido a conquistar a Gala, su compañera de universidad, pero hay un problema: no tiene idea de cómo hacerlo. Por eso le pide ayuda a su amiga karime, para que escriba unas cartas en su nombre. Lo que comienza como un favor inocente s...