Los días siguientes a la salida en la cafetería fueron distintos para Gala. Empezó a notar la presencia de Karime en lugares donde antes ni siquiera le habría prestado atención, y, sin darse cuenta, esperaba aquellos pequeños momentos donde podían conversar, aunque fuera solo unos minutos entre clases o durante los descansos.Una tarde, Brigitte la encontró en la biblioteca y se le unió en la mesa, abriendo su cuaderno de apuntes mientras la observaba con una sonrisa curiosa.
—¿Y bien? ¿Qué opinas de Agustín ahora? —preguntó Brigitte, inclinándose un poco, claramente emocionada por la posibilidad de un nuevo romance.
Gala sonrió, sintiendo una mezcla de emociones. Sabía que la carta había cambiado su perspectiva sobre él, pero aún no estaba segura de lo que realmente quería.
—Es… diferente —dijo finalmente, sin saber bien cómo expresar lo que sentía—. Creo que está tratando de demostrarme algo, pero sigo sin entender si lo hace porque realmente le importo o porque le gusta el desafío.
Brigitte la observó en silencio por un momento, asintiendo lentamente.
—Es posible que no sea solo un juego para él. No siempre es fácil saber lo que quiere alguien como Agustín. Pero si te hace bien, entonces quizás vale la pena intentarlo —respondió Brigitte, lanzándole una mirada sincera.
Gala asintió, considerando las palabras de su amiga, pero justo en ese momento Karime entró a la biblioteca, buscando entre los estantes. Al verlas, sonrió y se acercó.
—¿Las molesto? —preguntó, un poco insegura, mientras sostenía un par de libros en sus brazos.
—Para nada, siéntate con nosotras —respondió Gala con una sonrisa, y Brigitte le hizo un espacio en la mesa.
Mientras Karime se acomodaba, Brigitte aprovechó para cambiar de tema y comenzó a hablar sobre la próxima actividad en el colegio, una feria literaria donde los estudiantes podían presentar proyectos y escritos creativos. Gala se emocionó ante la idea, y, en medio de la conversación, surgió la propuesta de colaborar juntas.
—Podríamos hacer algo especial —dijo Brigitte—. Como un pequeño club de lectura o un mural de cartas, con ideas y frases que inspiren a otros.
Karime, quien había escuchado atenta, se animó a proponer algo.
—¿Qué tal si lo hacemos de forma anónima? Cada persona podría escribir algo sin firmarlo, algo que le gustaría decir pero no se atreve. Creo que sería interesante ver qué sale de eso.
La idea de Karime intrigó a Gala, y de inmediato pensó en las cartas que había recibido de Agustín. Había algo en la propuesta que resonaba con lo que ella sentía al leer esas palabras llenas de vulnerabilidad y honestidad. Con entusiasmo, las tres comenzaron a planear el proyecto, hablando sobre cómo incentivar a los estudiantes a participar y aportar sus propias palabras.
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La semana de la feria llegó rápido, y el proyecto que habían creado captó la atención de varios estudiantes. En un rincón decorado con luces y telas, colgaban las cartas anónimas que cada persona había escrito. Gala, Karime y Brigitte pasaban el tiempo leyendo algunas de ellas y compartiendo sus impresiones.
Luis, que se había mantenido algo al margen, se acercó en un momento para observar el mural. Leyó una de las cartas y soltó una risa.
—¿En serio alguien escribió algo como esto? Parece salido de una novela barata —dijo, sin darse cuenta de que Karime estaba justo a su lado.
Ella trató de sonreír, pero la indiferencia de Luis comenzaba a afectarle más de lo que le gustaría. Miguel, que había llegado junto con Krista, se acercó y le dio una palmada en la espalda.
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Cartas para Tres
FanfictionAgustín está decidido a conquistar a Gala, su compañera de universidad, pero hay un problema: no tiene idea de cómo hacerlo. Por eso le pide ayuda a su amiga karime, para que escriba unas cartas en su nombre. Lo que comienza como un favor inocente s...