Termine de vestirme, un chaleco sin tirantes de color beige así también como la falda recta del mismo color. Pendientes beige redondos, tacón de Louboutin y mi bolso también negro. Dejo mi cabello largo suelto que cae en ondas sobre mis hombros descubierto dejando ver ramas con rosas oscuras que son mis tatuajes nuevos.
- Mamá ayúdame con esto - darya hace berrinche con el vestido rosa con escote que ella misma eligió.
- Ven aquí pequeña - ajusto los tirantes de vestidos que son como corset y a ella le encantan - listo, estás preciosa mi vida - peine el flequillo y el resto de su cabellera castaña - Ahora vamos a impresionar a tus hermanos y a tu padre.
- Papá no querrá que salga con este vestido con corset - hace un puchero en sus labios rosas y sus mejillas se tornan rojas.
- Mientras que te guste y te sientas cómoda papá estará feliz - tomé su mano y le coloque un reloj de oro rosa - Estás preciosa, mi amor. Ese vestido te queda perfecto.
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- Sip - ríe tan hermosa haciendo brillar sus ojos grises igual a mi ruso sexy - Bajemos.
- Por supuesto mi vida - toma mis manos y ambas salimos de la habitación hacia el living.
Bajamos cada escalón con los pasos lentos y mi tacón resuena sobre ellos al igual que los Mach & Mach de Darya que Slavik se encargó de traerlos a su medida.
Al llegar al último escalón somos recibidas por mi esposo. Él viste un traje oscuro perfectamente ajustado, con una mirada de orgullo y admiración en sus ojos con apariencia imponente y aura de poder. A su lado, mis otros dos hijos que esperan ansiosos. Andrei y Nikolai, vestidos con trajes elegantes, nos observan con asombro y admiración.
- ¿Qué te parece, amor? ¿Cómo nos vemos? ¿Niños?
- Están deslumbrantes, ambas. No puedo creer lo afortunado que soy de tener una familia tan hermosa.
- ¿De verdad, papá? ¿Te gusta mi vestido? - Darya lo mira sonriente.
- Mamá estás hermosa - dice Nikolai con su gesto serio y muy tranquilo.
- Me encanta, princesa - dice Slavik y se agacha a su altura - Te ves como una verdadera dama. Estoy muy orgulloso de ti.
- Las dos están muy hermosas - continua Andrei con una sonrisa alegre, que tienen la chaqueta del traje en sus manos todo lo contrario a su hermano.
- Gracias, cariño. Nos hemos esforzado mucho esta noche. Ustedes también te ven muy apuestos. Estoy tan feliz de estar aquí con todos ustedes.
- Y se nota - entrelaza nuestras manos - Estoy impresionado por la belleza y la elegancia de mis chicas. Vamos, los demás nos están esperando.