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La temporada que estaba atravesando no era sencilla de describir. Yoongi estaba comenzando a sentirse al igual que hace un tiempo, al menos había podido revivir esas emociones gracias a lo cercano que se sentía al protagonista de aquella novela.

Porque sí, era cierto que no había podido olvidar gran parte de sus días como estudiante, en especial a su grupo de amigos. La diferencia con Tsukuru Tazaki y él quizás era que él no había querido distanciarse de su grupo central, sin embargo continuaba con aquel extraño sentimiento de soledad e inconformidad consigo mismo.

Cuestionarse sobre su propio pasado y decisiones era normal, ¿hice bien? ¿lo que soy ahora es lo que quiero llegar a ser? ¿por qué parecía tan feliz antes y ahora me siento desplazado? Esas preguntas se realizaba Tazaki y se las hacía al mismo tiempo.

Había señalado varías líneas en su tránsito por las páginas, pero no podía sacar de su cabeza unas en particular:

La idea le seducía: este mundo no existiría y lo que él tenía por realidad ya no sería real. Del mismo modo que para este mundo él ya no existiría, el mundo tampoco existiría para él.

¿Cómo era posible que este anhelo por morir hubiese adquirido tanta fuerza como para adueñarse de él y engullirlo?

No hablaba con nadie salvo que fuera necesario y, una vez de vuelta en su apartamento, apoyado contra la pared de su dormitorio, reflexionaba sobre la muerte, sobre lo que significaba no estar vivo.

Por supuesto, la muerte la veía desde otro punto de vista. Yoongi no había considerado el suicidio ni siquiera durante su adolescencia.

Pero, ¿la muerte? siempre pensó que había muchas maneras de acabar con una vida. El personaje Tazaki murió por la indiferencia de los que más quería, porque no podía averiguar la verdad y simplemente tuvo que aceptar que para los demás no estaba vivo.

De ese mismo modo se sentía y odiaba pensar que, quizás, no tendrían un futuro diferente. Lo peor que le podría pasar a Yoongi sería matar esa versión de sí mismo que apenas comenzaba a florecer, la que únicamente Namjoon había sido capaz de ver.

Pero no era todo lo que estaba intentando asimilar, su problema no sólo podía enumerarse a una persona. Traía consigo algo más grande, algo que no habría sido capaz de poner en palabras antes sin ayuda de Tazaki:

En aquella época nunca soñaba. Y si lo hacía, los sueños, no bien asomaban, resbalaban por la pendiente escurridiza de su mente, sin nada a lo que sujetarse, hasta una zona completamente vacía.

La soledad y la alienación se convirtieron en un cable de cientos de kilómetros de longitud tensado por un enorme cabrestante. Y, a través de aquella línea tirante, día y noche le llegaban mensajes difíciles de descifrar. El ruido que hacían variaba de intensidad y taladraba sus oídos a intervalos, como un viento que sopla a ráfagas entre los árboles.

Sus sueños.

Soñar no significaba lo mismo ahora que cuando era un adulto más joven, sus metas y aspiraciones habían quedado de lado en algún sitio que no lograba alcanzar.

¿De qué manera podría llegar a ellas de nuevo? ¿Siquiera las quería de vuelta o sentía que eran necesarias porque el propio libro le estaba incitando a ello? La respuesta era imprecisa, más cuando él mismo se había prometido dejar de lado el tema hasta que se sintiera mejor consigo mismo. Que estuviera pensando en ello en un momento de crisis no se sentía correcto pero tampoco consideraba que estuviera mal.

¿Cuántos años más habían pasado? Sus compañeros de clase probablemente ya estaban muy por encima de un novato, incluso se atrevía a decir que la mayoría tenía una familia y una vida estable.

soft cover [yoonnam]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora