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—Tenemos que hacer este envío a la librería que queda a dos calles, pero no tengo tiempo ahora —dijo Hoeok en voz alta para los dos empleados que acomodaban el estante principal después de una venta grande— ¿Quién puede ir?

—Será mejor que vaya yo —se ofreció Yoongi levantándose de su asiento— Jin puede quedarse a atender

—Tal vez sea un poco tardado, es con la anciana Kwang —advirtió el dueño— Espero que no tengas problemas para atender si se demora más de la cuenta

—Que tarde lo que deba de tardar de todos modos estamos a unas tres horas de cerrar

—No tardo —terminó por decir antes de salir de la librería con la bolsa en mano

Hoseok volvió al pequeño cubículo que ocupaba como oficina, organizando pagos y próximas compras mientras subía un poco el volumen de las bocinas en la tienda.

Seokjin no se quejaba de la música, al contrario le agradaba el ambiente que formaba junto con el aspecto del lugar, pero al ser lunes y no tener casi clientes el sueño le estaba ganando. A pesar de que al inicio dijo que trabajaría medio tiempo, terminó por quedarse turnos completos la mayor parte de la semana sin problemas. Era el trabajo más cómodo para él ya que en sus ratos libres podía dedicarse a repasar sus notas y rendir mejor en sus estudios.

Era verdad que para muchos era raro ver a un hombre de treinta en el aula de clases, pero ¿qué otra opción tenía? Hace muchos años había dejado la universidad y recién había podido retomarla, ni siquiera él se atrevía a ir a clases regulares a pesar de que su rostro no aparentaba tanta edad.

Por cierta comodidad decidió la opción abierta en donde sólo tenía que acudir los sábados a asesorías con unos cuantos profesores, aquello le permitía estudiar y sostenerse ahora que su madre había fallecido y su única familia le diera la espalda después de todos los años que se había dedicado a cuidar de ellos.

El sueldo de la librería era suficiente y ya había memorizado varias historias, se sentía bien de haber mejorado mucho y agradecía el haber encontrado un lugar con personas amables. Su vida parecía empezar a brillar de nuevo y aquella tarde la fortuna le volvía a sonreír después de tanto.

—Bienvenido, estoy a tus órdenes —saludó a una cabeza rubia que atravesaba el umbral

Por supuesto, lo reconoció enseguida y no podía estar más feliz de ver a ese lindo rubio de nuevo. Llevaba una mochila al hombro, gafas de aumento y una chaqueta de mezclilla que iba a juego con la playera verde que portaba, todo resplandecía bajo los tenues rayos del atardecer que se colaban por las ventanas de la librería, era realmente hipnotizante.

Seokjin no podía describir cómo se sentía porque, aunque no tomara especial importancia cuando le atraía un chico o una chica, estaba seguro de que no había visto a alguien que pudiera ser tan atractivo y lindo en toda su vida.

—Hola, ¿sabes si aquí trabaja alguien llamado Yoongi? —preguntó acercándose al mostrador

—Eres quien estuvo con nosotros hace un par de noches, ¿verdad? —sonrió prestando toda su atención al otro

—Mi nombre es Jimin

—Un placer, me llamo Seokjin, puedes llamarme Jin solamente —extendió su mano recibiendo la del otro y presionando con cuidado antes de dejarla ir poco a poco— Soy compañero de Yoongi

—Ya veo —sonrió de vuelta, un tanto apenado por la diferencia en el tamaño de su mano y la del empleado que prácticamente envolvió la suya sin mayor problema— Es un lugar agradable

soft cover [yoonnam]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora