Los jueves son días extraños, a la misma distancia del fin de semana y de la mitad de esta, no son particularmente buenos ni malos sólo bastante tranquilos para el gusto de Hoseok.
Se levantaba del lado izquierdo de la cama con menos fuerza en sus piernas, había ocasiones en las que no se resistía al abrazo de Jungkook y simplemente se dejaba estar otros veinte minutos, pero sobre todo habría unos veinte minutos más tarde, ¿qué más daba? Nadie en su sano juicio estaba esperando a que una librería de las muchas de la zona abriera tan temprano. Desde que había adquirido el lote los negocios habían cambiado una y otra vez, sólo su librería y la de la señora Kwang habían gozado de cierta antigüedad y clientes establecidos.
A Literary Squirrel no le iba particularmente bien ni mal, había logrado mantenerse incluso con las enormes cadenas de tiendas de estilo minimalista con las que se veía obligado a competir cada cierta temporada en la que también apoyaba a La librería Kwang.
Vendía principalmente revistas, periódicos y libros de interés general que la gente mayor como ella regularmente buscaba: punto de cruz, recetarios, salud digestiva, los beneficios del jengibre y el arroz, etc., no tenía mucha literatura salvo algunos cuantos de ediciones breves que vendía a precios muy asequibles.
En algún punto ambos negocios llegaron a acordar un cierto intercambio de material, Hoseok le llevaba un par de best sellers y ella le mandaba de regreso libros peculiares y difíciles de conseguir o, en su defecto, postres que a la pareja le encantaba degustar.
Era una especie de madre y abuela para ambos, prácticamente los había adoptado sin reparar ni siquiera en su relación, por supuesto no hasta que Jungkook acudió a ella en una situación desesperada.
Después de tantos años de diversos desacuerdos Hoseok había adquirido la habilidad de mantenerse bajo control el tiempo necesario para que sus emociones no se desbordaran y Yoongi no quedara en medio de ambos como había sucedido en el pasado. Pero eso fue algo que a Jungkook le costó comprender y, por supuesto, la anciana de la librería le había ayudado en gran medida.
La señora Kwang había enviudado sin concebir ningún hijo de quien había sido, por mucho, el amor de su vida y tras partir demasiado joven ella jamás volvió a comprometerse con nadie. Sólo le bastó que Jungkook entrara a su tienda hecho un mar de lágrimas para entender todo lo que sucedía entre aquel par de hombres, incluso el propio dolor de aquel muchacho que se sentía devastado por la actitud evasiva de quien parecía ser su alma gemela a la cual temía perder.
Esa noche había marcado un antes y un después para los dos de muchas maneras, cada que Jungkook no sabía qué hacer acudía a su tienda mientras la señora Kwang tenía alguien con quien hablar, haciendo sus días eran menos monótonos y diferentes al punto de cambiar el sentimiento de inutilidad que tenía tan arraigado.
Por supuesto, Hoseok jamás supo de aquel encuentro, ni siquiera de lo que ambos hablaron y lloraron desde el fondo de su corazón. Estuvo dando vueltas por toda la casa sin descanso, hecho un mar de preocupación por Jungkook y su carácter tan sensible y volátil. Esas horas de sufrimiento le habían enseñado que las palabras que nacen de sentimientos efímeros es mejor callarlas hasta estar seguros de soltarlas.
Es probable que ni siquiera recuerde cuál era el desacuerdo ni por qué le gritó a Jungkook que se iría de regreso con su madre, trató tanto como pudo olvidar aquel percance que figura entre los peores días de su vida. Aunque él mejor que nadie sabe que los recuerdos siempre vuelven en algún punto, en todo momento existe la posibilidad de revivir por accidente y de la nada alguna memoria no tan agradable.
Era jueves, las posibilidades de un tormentón estaban arriba del ochenta por ciento y Yoongi no aparecía. Las ventas serían escasas y por un momento meditó la posibilidad de darles el día libre tanto a él como a Seokjin, eso habría sido mejor para todos de no ser porque se sentía extrañamente melancólico y decaído.
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soft cover [yoonnam]
FanficLa librería Literary Squirrel tiene un cliente habitual y muy peculiar a ojos de Min Yoongi, el empleado con más antigüedad en el sitio quien ha quedado flechado por el interesante hombre de piel acaramelada y hoyuelos que frecuenta la tienda. *yoon...