7. Camino a la locura

22 1 1
                                    

DISCLAIMER: Los personajes de "Candy Candy" no me pertenecen, son propiedad de Kyoko Misuki e Yumiko Igarashi. Realizo esta historia con fines de entretenimiento y sin ningún ánimo de lucro. Sólo el ferviente deseo de liberarme de la espinita clavada en el corazón después de ver el anime y leer el manga. Por siempre seré terrytana de corazón.

DESEOS DE AÑO NUEVO © 2017 by Sundarcy is licensed under CC BY-NC-ND 4.0. Está prohibido la reproducción parcial o copia total de este trabajo.

Residencia privada, Chelsea

Manhattan, Nueva York

01 de enero de 1920

Un suave olor poco familiar invadió enteramente el olfato de Candy al momento de ir recobrando la consciencia, lo que hizo que arrugara su pequeña naricita en un gesto muy gracioso y abriera sus ojos lentamente en el proceso. La escena que se le presentó no dejó de sorprenderla, y aunque parpadeó varias veces esperando que el escenario frente a sus ojos desapareciera, todo se mantuvo exactamente igual.

Aturdida, se llevó sus manos a su rostro y frotó delicadamente sus palmas contra sus ojos, en un último intento por desesperezarse y comprobar si lo que veía era en verdad real. Sin embargo, grande fue su desconcierto cuando al volver a abrir los ojos, la misma escena anterior se mantenía inamoviblemente frente a ella.

"¿Dónde estoy?" — se preguntó muy extrañada, contrayendo sus cejas en confusión. No recordaba cómo había llegado ahí en primer lugar.

Dando vueltas en su sitio, se puso a examinar detenidamente el lugar. Se encontraba en un gran cuarto rodeado de muchos estantes llenos de libros, parecía una biblioteca. El cuarto estaba oscuro, excepto por una suave chispa proveniente del fuego de una pequeña chimenea.

En su curiosidad, estiró tentativamente su brazo para coger uno de los libros del estante más cercano a ella, pero un breve jadeo de sorpresa escapó sin querer de sus labios en cuanto observó por primera vez las peculiares características de su mano.

Esa misma mano se detuvo a medio camino del estante, mientras Candy sentía cómo el aire quedaba firmemente atrapado en su garganta, negándose a salir de ella.

Casi como un acto reflejo, dirigió rápidamente su mirada a su otro brazo con mucha inquietud. Sus labios se entreabrieron incrédulamente cuando observó cómo sus dos brazos y manos expedían un brillo muy extraño, casi irreal. Inclinó su cabeza hacia un lado mientras contemplaba atónita ese singular destello que irradiaban.

Instintivamente, desvió su mirada hacia el suelo y sus ojos se terminaron perdiendo en el hermoso vestido blanco que cubría su cuerpo. Se deleitó en el suave brillo del mismo que incluso competía con el destello que ella misma irradiaba, y sin embargo, pensó que nunca antes había usado un vestido similar a éste.

Lo admiró un momento y luego lo tocó con cierto interés. Sus ojos, ya sorprendidos, se maravillaron aún más cuando observó cómo sus manos se hundían sobre el resplandeciente vestido y parecían desaparecer en él, como si sus manos sólo hubieran sido imaginadas por ella. Completamente asombrada, volvió a levantar sus manos y vio cómo éstas aparecían de nuevo ante ella como si nunca se hubiera ido.

Tragó duramente, percibiendo cómo la inquietud se instalaba más fuertemente en su pecho. En su desconcierto, decidió moverse un paso hacia adelante y luego hacia atrás. Candy veía que se movía sin llegar a percibir el roce del piso. No caminaba, sentía como si estuviera flotando. Literalmente, ella parecía que flotaba sobre el suelo.

Apretando sus labios ansiosamente, se sentía mucho más confundida que antes, y es que todo lo que estaba pasando se tornaba más extraño a cada minuto, prácticamente rayando en lo ilógico.

DESEOS DE AÑO NUEVODonde viven las historias. Descúbrelo ahora